El peneque es un antojito casero misterioso pero delicioso.
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No se sabe mucho del origen de los peneques, lo único cierto es que sólo los encuentras en el valle de México y que ni todos sus pobladores los han probado, todo parece indicar que este digno representante del maíz está por desaparecer.
Se dice que el primer registro de los peneques se halló en un recetario del siglo XIX, pero los expertos indican que su referencia más certera se encuentra en los mercados públicos desde 1831 y documentado hasta 1888.
Así como se narran las leyendas urbanas, se cuenta que los peneque son un derivado de los tlacoyos que se vendían en la calle, éstos que no tenían muy buena calidad en su relleno sí lo eran en su masa, así que muchas señoras, los compraban para cambiar el relleno en casa.
Y así nació este antojito muy casero, pero a la vez muy de la calle por sólo poderse adquirir en los tianguis.
Los peneques se elaboran haciendo una tortilla ovala de 10 cm de largo, sólo se cuece de un lado para doblarla rápidamente por la mitad y cerrarla casi por completo.
Por su forma parece como una quesadilla cerrada como una ostra, la diferencia es que el peneque así es sólo la materia prima de todo un platillo que expone a los sabores más sabrosos de los hogares de la gran urbe.
Los peneques se compran por docena y se llevan a casa para ser “enchulados”. Por la pequeña abertura que tienen se mete el relleno que uno quiera, la imaginación es el límite, aunque el relleno clásico es el queso fresco o porque no, un gouda.
Carne molida, frijoles refritos con queso canasto o ese “poquito de guisado” que sobra en el refrigerador son el corazón del peneque que después será capeado y frito, para lo cual se requiere mucha maestría pues se puede salir el guisado.
Al peneque lo debe acompañar una salsa, casi siempre va con caldillo rojo, a este se le puede agregar más sabor con un chile morita, pero si incluso hay quienes hacen peneques rellenos de nopal y los bañan con salsa verde.
Crema, queso rallado, cebolla y cilantro finamente picados son opcionales, los frijoles y el arroz son imprescindibles para completar este platillo fuerte de medio día, que para las abuelitas era un clásico de la Semana Santa.
Actualmente sólo se pueden encontrar en los puestos de tianguis y mercados donde venden tlacoyos y sopes para preparar en casa, si te llevas bien con la comerciante puedes llevarle queso Oaxaca para que los rellene.
Peneques
Dónde: tianguis y mercados de la CDMX
Cuando: todo el año
Cuánto: $30 pesos la docena.
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