Este es el libro más antiguo de la Biblioteca Nacional de México

Existen 173 incunables, primeros libros, en la Biblioteca Nacional de México.

 

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Era 1867 cuando el presidente de México, Benito Juárez, decretó que el ex templo de San Agustín funcionaría como la Biblioteca Nacional de México, cuyo acervo sería conformado materiales novohispanos y decimonónicas.

Después de años de ajustes y cambios, la biblioteca dejó de pertenecer a la Secretaría de Educación Pública para en 1929 integrarse a la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1936 se decretó nacionalmente que todos los editores debían enviar dos ejemplares de libros, periódicos a la Biblioteca.

 

 

 

Desde entonces se resguardan las obras enviadas y se conservan las que desde antes ya formaban parte del acervo, como preciosos impresos mexicanos del periodo entre 1554 a 1821 que se ubican en la Sala Mexicana, la sala del virreinato.

Hasta hoy no se sabe cuántos libros fueron impresos durante el periodo novohispano durante el siglo XVI, la Biblioteca cuenta con 23 ejemplares de esos días, entre los que se encuentran la obra Dialectica resolutio cum textu Aristotelis, de fray Alonso de la Veracruz.

 

 

El impreso es de 1554 en los talleres Juan Pablos y fue uno de los primeros textos universitarios publicados en México para la Real Universidad, el primero autorizado en la Nueva España. Pero este no es el más antiguo que resguarda la Biblioteca.

Dentro de su acervo se encuentran los “incunables”, 173 obras que reciben ese nombre por provenir de la primera imprenta y datan entre 1469 y 1500, pero el más antiguo de estos, que se resguardan en la Biblioteca fue impreso en 1476.

 

 

Por extraño que parezca esta obra y otras de ese siglo están mejor conservadas que obras más recientes, como del siglo XIX, esto se debe a su manufactura que durante los primeros siglos era realizada en otros materiales.

Los pesados “tipos” (moldes de las letras) que llevaban la tinta, debían caer sobre material resistente, razón por que las primeras hojas que se utilizaban eran más una tela que un papel. Su resguardo también fue importante para su conservación.

 

Foto destacada: El Universal