Los estudios y descubrimientos de Chak Pet abren nuevas perspectivas del pasado huasteca.
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En Tamaulipas se investiga el lugar que los arqueólogos han identificado como una una aldea prehispánica poblada entre el año 900 a.C. y hasta el 200 d.C., donde descubrieron más de 400 entierros humanos en buen estado de conservación, de los que se ha obtenido ADN que será analizado en Alemania.
El nombre del sitio es Chak Pet (“tortuga roja”, en lengua huasteca). Ahí no se desarrolló arquitectura de piedra: además de los entierros, los arqueólogos han localizado restos de los pisos de casas conservada un pequeños montículos de tierra.
Los arqueólogos también han hallado diversos objetos suntuarios, entre los que destacan dos espejos de pirita y conjuntos de varios dijes de piedra verde, objetos de concha y hueso, cerámica local del tipo Prisco Negro, instrumentos musicales, artefactos de molienda, figurillas y una máscara de barro que fue colocada como ofrenda en uno de los entierros.
Luego de más de una década de exploraciones e investigación, una selección de las 19 piezas más representativas de esta aldea. La aldea mide cerca de un kilómetro de norte a sur y 300 metros de este a oeste. Los estudios indican una antigüedad máxima de casi dos mil años antes de que se asentaran los grupos que conocemos tradicionalmente como huastecos, explica.
En Chak Pet se comerciaba con la extracción de sal, misma que se intercambiaba por productos foráneos, muchos de ellos suntuarios, como lo testifica el descubrimiento de los dos discos de pirita procedentes del centro de Veracruz, muy escasos en la arqueología, cuyo uso se ha asociado con rituales de curación y adivinación.
La pieza sobresaliente es una máscara de barro localizada como ofrenda. Se encontró a la altura de la pelvis de un difunto, y quizá sea la representación de la faz del personaje.
Los restos humanos recuperados de los entierros han sido sometidos a estudios de antropología física y los primeros resultados permiten reconocer eran personas robustas, de baja estatura, cráneos alargados y se supone que fueron cazadores-recolectores con inflamación de huesos por infecciones, artritis e incluso sífilis eran los padecimientos comunes.
El INAH envió siete muestras para estudio de ADN, al Instituto Max Plank para la Ciencia de la Historia Humana, con sede en Jena, Alemania, para saber el nivel biológico que se compartieron linajes genéticos con los mayas.
Todos estos estudios y descubrimientos de Chak Pet abren nuevas perspectivas de interpretación acerca del pasado de la cultura huasteca.
Gustavo Ramírez Castilla, arqueólogo del Centro INAH Tamaulipas y coordinador del proyecto de Salvamento Arqueológico Puerto Altamira, es el que continúa con la investigación y recuperación de más de 400 entierros y alrededor de cinco mil piezas.
Chak Pet
Dónde: Municipio de Altamira, Tamaulipas
Cuando: no accesible para turismo
Sin acceso a visitas.
Foto destacada Gustavo Alberto Ramirez Castilla