El hallazgo de las alucinantes criaturas “prehispánicas” de Waldemar Julsrud

Foto destacada: Julsrus Museum

La historia del “arqueólogo” Waldemar Julsrud o un gran performance histórico.

 

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Waldemar Julsrud fue un arqueólogo de origen alemán, que vivió algún tiempo en Guanajuato; y que en 1945 “encontró” unas figuras de arcilla enterradas al pie del Cerro del Toro en las afueras de Acámbaro.

Con el tiempo, se encontraron 32,000 figuras y artefactos. Había similitud a los artefactos identificados con La Cultura Pre-clásica de Chupícuaro (de 800 A.C. a 200 D.C.) encontrado en los alrededores de esa área.

 

 

Se trató de un hecho insólito, y la autenticidad de los hallazgos era desafiante porque la colección incluía dinosaurios. De hecho no fue solo uno, fueron varios y estas misteriosas figuras de arcilla deslumbraron a la ciencia pero solo por un momento.

En julio de 1944, el Waldemar Julsrud paseaba con su caballo por Acámbaro, cuando se topó con una pieza de cerámica semienterrada. Hacía tiempo que exploradores y coleccionistas encontraban restos cerámicos en la zona, vestigios del pueblo Purépecha.

Pero este objeto parecía un reptil prehistórico con un humano montado en su lomo. Julsrud le propuso a uno de sus ayudantes locales, Odilón Tinajero, un trato para buscar más vestigios: un peso por cada figura de arcilla que él y su gente lograran desenterrar.

Julsrud era originario de Bremen, al norte de un Imperio Alemán que estaba a un paso de extinguirse, llegó al México revolucionario, fundó una herrería y cuando encontró al reptil de barro estaba por cumplir los 70 años. Pensó que su vida y el mundo habían cambiado para siempre.

 

 

El alemán amasó una colección de más de 30.000 piezas de cerámica: dinosaurios, dragones, monstruos bípedos y los humanos que los acompañaban aparecían en grandes grupos, apenas dos o tres metros bajo tierra.

Cuando la colección ya no cabía en su casa, en 1947, Julsrud decidió dar a conocer sus hallazgos, en un folleto que tituló Enigmas del Pasado… el asunto era que los dinosaurios se extinguieron hace más de 65 millones de años y los vestigios prehispánicos tenían apenas 1.700 años.

 

 

Esto provocó revuelo en todo el mundo, por supuesto, hasta que un arqueólogo estadounidense Charles C. Di Peso, el primer estudiante de la Universidad de Arizona en conseguir un Doctorado en Antropología, reconocido como pionero en la investigación de las cerámicas antiguas de Paquimé, Chihuahua; leyó el artículo.

Y bueno, ahí fue el fin de Julsrud: Di Peso escribió: las figuras no coinciden con los colores de la cerámica de Chupícuaro, no presentaban pátina, daños o la erosión lógica de los miles de años bajo tierra, las figuras fueron encontradas en pequeños grupos a un par de metros bajo tierra…

 

 

A pesar de todo se llevó una exposición de las piezas en el Museo de Antropología y Arqueología de la Universidad de Pensilvania en 1955. En 1969, cinco años después de la muerte de Julsrud, un examen de termoluminiscencia:  desveló que las figuras no podían tener una antigüedad mayor a 1930.

Aun así, los entusiastas de los dinosaurios y la ciencia ficción, a principios en 1998, creó un museo en el centro de Acámbaro, en la vieja casa de Julstrud, abierto desde el año 2000. El sitio, que mantiene una exposición de 1.400 piezas y otras 20.000 bajo resguardo, sin reconocimiento arqueológico del INAH ni contacto con la familia de Julsrud.

 

 

El museo Waldemar Julsrud es polémico, un pequeño enclave de lo sobrenatural en el pueblo de Acámbaro,  y hoy en día una reserva natural protegida.

 

 

Museo Waldemar Julsrud, A.C.

Donde: Av. 5 de Febrero 180, Centro, Acámbaro, Guanajuato

Cuando: martes a viernes de 9:30 a 17:00 hrs. Sábado y domingo de 9:30 a 14:30 hrs.

Entrada libre