Foto destacada: Un gustito
Todos los días el ahuehuete de chalmita recibe a cientos de peregrinos.
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El ahuehuete es el árbol nacional por su belleza, longevidad, dimensiones colosales y por su relación y tradición con México. Al ahuehuete se le han atribuido cualidades sagradas desde tiempos prehispánicos, y ha sido parte de leyendas y de la historia de distintos lugares de lengua hahuehuetl.
Es un árbol arraigado en las tradiciones mexicanas prehispánicas y ligadas a la historia y leyenda del país. “El Árbol de la Noche Triste”, testigo del llanto de Hernán Cortés, y el gigantesco “Árbol del Tule” con una antigüedad de más de dos mil años, son dos grandes ejemplos de nuestra relación.
Pero el Ahuehuete de Chalma es un majestuoso árbol rodeado de riqueza natural y misticismo; es una de las piezas más importante de la identidad de Chalma y se calcula que tiene una edad cercana a los 230 años, mide casi 40 metros de altura y puede ser abrazado por 15 o 20 personas tomadas de la mano.
Este árbol es sagrado y representa a todos los cientos de millones de árboles que hay esparcidos por más de 25 mil hectáreas y habita sobre un manantial que emana de sus raíces y, al mismo tiempo, se conjunta con el caudal que proviene del cerro de las Lagunas de Zempoala.
Ahuehuetl o árbol “viejo del agua”, como lo indica su significado en náhuatl, es el sello que identifica y recorre cada una de las seis piletas en forma de escaleras y al pie del corpulento tronco, la tradición popular le ha atribuido propiedades milagrosas. Por ello también es conocido como el “Árbol Sagrado” y cada año acuden miles de peregrinos provenientes de toda la República Mexicana. Pasar por el Ahuehuete es obligatorio para los fieles, sobre todo para quienes visitan por primera vez este lugar, porque hacen un ritual de iniciación antes de llegar al Santuario del Señor de Chalma, considerado el segundo más visitado de México, después de la Basílica de Guadalupe.
Se dice que Sebastián de Tolentino y Nicolás de Perea, frailes de la Orden de San Agustín, llegaron en 1539 para realizar un proceso de evangelización en Malinalco y Chalma y hallaron que en una de las cuevas cercanas se veneraba a Oxtotéotl -Dios de la Cueva- con sacrificios humanos.
Al dirigirse a la cueva para destruir a Oxtotéotl y promover la veneración de Jesucristo, los frailes se encontraron con el milagro de la aparición del Cristo crucificado con el ídolo hecho añicos en los pies.
Entonces los frailes comenzaron el ritual de llegar al Ahuehuete para bañarse, lavar su ropa, descansar y, al día siguiente, continuar su camino con una corona de huizache en la cabeza y, sobre su espalda, una cruz de madera para ver a Dios.
Hoy, los fieles católicos viajan solos o en procesión de distintos lugares del país, ya sea a pie, en bicicleta o autobús, para primero descansar bajo la sombra de este gran árbol para realizar la tradicional ceremonia religiosa.
Tras el tradicional baño los peregrinos van al Santuario del Señor de Chalma y, antes de ingresar para escuchar la misa, en la entrada depositan en ofrenda y como agradecimiento la corona de flores.
Así que este árbol ha sido testigo vivo de la historia del municipio y todos aquellos que con fervor recorren kilómetros para llegar a sus pies y refrescarse con su agua milagrosa para solicitar una petición.
Según el Registro Nacional de Árboles Majestuosos de México, realizado por la asociación civil Reforestemos México, el Ahuehuete de Chalma es uno de los 33 árboles más representativos del Estado de México y está en la categoría de riesgo de ataque por la presión urbana.
Ahuehuete de Chalma
Dónde: kilómetro 40 de la carretera Santiago Tianguistenco-Chalma
Cuando: todo el año
Cuánto: No hay costo pero tocar el árbol está prohibido y cercado.