La verdad sobre la China de Puebla mejor conocida como China Poblana

Foto destacada: Bahance

Te dejamos la historia que hay detrás de la China Poblana.

 

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Un arquetipo del folklor mexicano que está perdiéndose en el tiempo es el de la China Poblana creado en los primeros veinte años del siglo XIX, pero cuya leyenda procede de tres siglos atrás trascendiendo en el imaginario mexicano como un símbolo de identidad.

 

La leyenda de la China Poblana

 

 

Fue hasta el siglo XIX que la pregunta por el origen de la China Poblana se puso sobre la mesa, Nicolás León escribió en 1921 sobre la mítica figura alrededor de la cual se han bordado más de dos versiones sobre su origen. Aquí abordamos algunas de ellas.

La historia aconteció durante el siglo XVII cuando Mirra, la hija de un rey mongol fue capturada por piratas portugueses para ser vendida al mejor postor. También se cuenta que la jovencita era procedente de Delhi región que se conocía en su tiempo como el Gran Mogol.

 

 

Mirra pudo escapar de sus captores en la India refugiándose en una misión jesuita lugar donde la bautizaron como Catarina de San Juan; recapturada fue llevada a Filipinas donde un mercader la adquirió para ponerla a la venta en el nuevo mundo.

Llegados en la Nao de Manila, Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, I marqués de Gelves, conde de Priego y virrey de la Nueva España solicitó su compra, pero en el puerto de Acapulco don Miguel de Sosa, un mercader poblano, pagó diez veces más el precio.

 

 

También se cuenta que fue casada con “el chino esclavo”, Domingo Juárez, de donde le vino a ella el sobrenombre de “La china”. Catarina entonces, por su origen, estaba acostumbrada, ya sea a las finas sedas chinas o los muy adornados y brillantes saris, así que la vestimenta de la región no era de su total satisfacción.

En esos días no había mucha variedad en la vestimenta, no había más que elegir entre los atuendos indígenas bellamente bordados o el estilo español de sedas y terciopelo que sólo usaban los más acaudalados. Fue así como Catarina mandó confeccionar una vestimenta más apropiada para ella.

 

 

Para idear un estilo que imitara los brillos que desprendían los vestidos orientales se tomaron los bordados tradicionales combinados con chaquiras y lentejuelas; el resultado fue una falda de rojo oscuro bordada con símbolos patrios dejaba al descubierto los tobillos.

Una blusa blanca de manga corta y cuello bordado que enseñaba hasta las clavículas, a ésta se le sumaba un rebozo de seda, un chongo trenzado, collares de cuentas y unas grandes arracadas de oro, ¡toda una extravagancia!

Catarina de San Juan, quedó viuda muy pronto y nunca se volvió a casar, se le conoció como una mujer piadosa que murió en 1688 cuyos restos descansan en la sacristía del Templo de la Compañía, en Puebla, conocido como La Tumba de la China Poblana.

 

Las Chinas Poblanas

 

 

Sin duda, la China Poblana es una de las figuras coloniales más reconocida gráficamente pero poco se sabe sobre su presencia social, y es que su vestimenta se relacionaba con un “tipo de mujer” que solía salir del estereotipo social.

La China Poblana era una mujer mestiza, guapa, divertida, que sabía bordar y cocinar pero que, también le entraba al baile, eran mujeres libres que vivían con comodidad, porque se mantenían con su trabajo o gracias a un esposo o un amante.

 

 

Joaquín García Icazbalceta, Manuel Payno y Guillermo Prieto retrataron con sus letras a las chinas poblanas como un estereotipo de mujer con un aire provocativo, airoso y desenfadado, que para 1899 ya había desaparecido.

El rescate del arquetipo de estas mujeres vino entre 1920 y 1940 pero no como una leyenda sino como una representante de la mexicanidad, así lo vimos con Ana Pávlova bailando con la muy conocida indumentaria y años después en “China Poblana”, protagonizada por María Félix.

 

 

El sobre nombre “china” surgió en el siglo XVI cuando los españoles nombraron así a las mujeres indígenas, y luego a las mestizas que contrataban como criadas o mancebas, también fueron llamados así en Puebla los hijos nacidos de un negro y una indígena.

Aunque esta vestimenta y el estereotipo se conocía en otros estados, fuel en Puebla donde adquirió más fama y es el lugar al que se le atañe el origen, de ahí el “poblana”. Bajo este nombre y con ese glorioso rescate la China Poblana adquirió fama internacional como la imagen de la mujer mexicana.