Foto destacada: Conocer México
Estos son los tres momentos más fascinantes del Museo Nacional del Virreinato.
. . .
Abandonado por mucho tiempo el hoy Museo Nacional del Virreinato fue en tres colegios para los 1580 el lugar donde se instaló la compañía de Jesús para aprender otomí, náhuatl y mazahua y después instalar dos colegios, el Seminario de San Martín para la educación de los hijos de los indígenas de alto rango, la Casa de Probación para el curso del noviciado.
Hoy el museo resguarda piezas invaluables de los días virreinales de México, pintura, escultura, platería, cerámica, porcelana, joyas de la arquitectura y exposiciones temporales que nos transportan a los tres momentos que tuvo que pasar este inmueble para sobrevivir al tiempo, muestra viviente de una gran era.
Construcción del Museo Nacional del Virreinato
Por supuesto, en 1606 don Pedro Ruiz de Ahumada no hizo un donativo para crear un museo, en aquellos días la iniciativa era levantar el claustro de los aljibes (un sistema para almacenar agua), para lo que sería el colegio jesuita, los dineros alcanzaron para una capilla, una hostería y el portal de peregrinos.
Ocho años después la donación de la familia Medina Picazo permitió que se construyera el templo dedicado a San Francisco Javier, del cual se conserva el campanario original y la portada lateral. Todavía cien años después la construcción siguió creciendo, al inmueble fueron añadidos un segundo piso del claustro, una cava, el frigorífico y también el sistema hidráulico que abastecía todo el lugar y que desembocaba en lo que hoy es la fuente del museo.
De los muchos espacios que aún se conservan destaca la pequeña capilla dedicada a la Virgen de Loreto, una reproducción de la casa que, se cuenta, habitaba María en Éfeso y que cuando los turcos estaban por atacar la ciudad, salió volando cargada por los ángeles hasta Loreto, Italia. La reproducción cuenta con un retablo del siglo XVIII y con óleos que narran el milagro.
Retablos de oro del Templo de San Francisco Javier
Como los colegios jesuitas hacían también de haciendas tuvieron un gran auge económico por ahí del siglo XVIII, así que el Templo de San Francisco Javier pudo revestir sus 10 retablos de hoja de oro, esto sucedió alrededor del año 1762 cuando además se terminó la fachada y la torre del campanario.
El templo de San Francisco Javier daba servicio al colegio noviciado de Tepotzotlán, en su momento fue muy importante y lo sigue siendo por ser uno de los pocos ejemplos de templos barrocos en México que todavía se puede apreciar tal como fue concebido y creado originalmente, incluso resguardan la obra del que fue el pintor más famoso de la época novohispana, Miguel Cabrera.
Uno de los puntos obligados en la visita a este museo es la sacristía del templo que fue pintada por Miguel Cabrera a mediados del siglo XVIII, unos años antes de que el rey Carlos III expulsara a los jesuitas de los dominios españoles a razón de las leyes borbónicas. Fue la madrugada del 25 de junio de 1767 que los jesuitas salieron de Tepoztlán hacia Europa.
Pero en 1870 la Compañía de Jesús regresó teniendo que volver a salir definitivamente en 1914 por la revolución, por esta razón y años más tarde la Cristiada el inmueble quedó abandonado, dando por terminada su gran época dorada.
Posteriormente el edificio fue declarado monumento nacional y en 1963 el Instituto Nacional de Antropología e Historia inició los trabajos de restauración para albergar el Museo Nacional del Virreinato que se inauguró el 19 de septiembre de 1964.
Museo Nacional del Virreinato
Afortunadamente para todos, el inmueble sobrevivió hasta los años sesenta cuando fue rescatado y restaurado para inaugurarse en 1964 como el Museo Nacional del Virreinato, con dos grandes espacios complementarios, el museo de sitio, que narra la historia de la Compañía de Jesús, y el museo histórico que explica la historia del México virreinal.
El calzado cómodo es un requisito para este museo que se encuentra en Tepotzotlán, pues además de sus tres niveles hay muchos espacios que visitar fuera y dentro del histórico inmueble, toma nota para que no pierdas de interesantes detalles como el Relicario de San José en donde se encuentran en las figuras rasgos indígenas, como los atlantes con rebozo y collares de perlas que sostienen los marcos de las pinturas.
El Claustro bajo de naranjos en algún momento de los primeros años del siglo XX fue billar y boliche, pero originalmente ahí se encontraba el sastre que confeccionaba las ropas de padres, novicios y sirvientes, hoy es un espacio para presentar exposiciones temporales. Se pasas al refectorio, que ere el comedor de los sacerdotes y novicios, podrás observar las pinturas de Gonzalo Carrasco, último rector del Colegio en 1914.
EL patio de cocinas, la despensa, la portería, el claustro de los aljibes, la enfermería, las capillas, bibliotecas, son rincones mágicos a los cuales podemos sumar que en la Huerta se ubica una capilla de planta octogonal construida en el siglo XVIII la cual estaba dedicada a la Virgen de las Nieves y que en la bóveda de la que fuera la botica se encuentran los santos médicos San Cosme y San Damián.
Museo Nacional del Virreinato
¿Dónde? Plaza Hidalgo #99, Barrio San Martin, Tepotzotlán, Edo. Mex.
¿Cuándo? Martes a sábado de 11:00 a 16:00 horas. Último acceso a las 15:45 horas.
¿Cuánto? Entrada general $80 pesos, entrada gratis a los niños menores de 13 años, estudiantes, maestros, retirados y mayores de 60 años.