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Los años 20 construyeron el México moderno y dejan muchas exequias culturales a su paso.
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Estamos en el año 21 del siglo XXI, demasiado cerca para observar todos los acontecimientos que serán recordados por cambiar el rumbo de esta década y que dejarán huella en la historia, si bien hay unos que por su magnitud ya están grabados en muestra memoria colectiva, hay otros tantos que aún nos pasan desapercibidos.
El país había recorrido ya diez años de revolución y la nueva década abría paso a una modernidad que se antojaba estridente y desparpajada.
Comenzaban los años 20 y a pesar de las vicisitudes políticas y económicas, hombres y mujeres se daban la oportunidad de recorrer las grandes tiendas departamentales como el Palacio de Hierro para admirar los embarques de ropa de moda que llegaban cada quince días con las novedades europeas.
Diferentes sucesos importantes para la vida nacional acontecieron durante el mandato de estos presidentes, pero destaquemos que fue Calles quien más revuelo causó en sus días, por ejemplo con la modificación del Código Penal en 1926, la llamada Ley Calles que al limitar la participación de la iglesia católica en la vida pública inició una terrible represión, la Guerra Cristera.
Los presidentes de los años 20
México empezó su siglo XX justo con una década que marcaría el final de una era, el porfiriato, para adentrarse en un tiempo de grandes cambios, empezando por los políticos. Después de que 9 hombres ocuparan el cargo al frente del país, 5 fueron los que dieron paso a todo un siglo de sólo dos presidentes por década.
El 21 de mayo de 1920 terminó el mandato de Venustiano Carranza, a unos meses de dar por terminada la Revolución, Adolfo de la Huerta quedaría frente al gobierno del país tan solo de junio a noviembre de ese año, el general Álvaro Obregón sería el primero en gobernar 4 años. El general Plutarco Elías Calles, daría inicio al periodo conocido como el Maximato. Los últimos dos años de la década fueron gobernados por Emilio Portes Gil.
Muralismo Mexicano
Precisamente con tanto ajuste político postrevolucionario, México estaba en búsqueda mejores días y una identidad que sería plasmada en grandes murales. El gobierno deseaba reconstruir a la nación y por esa razón apoyó todo tipo de nacionalismo, cuando Álvaro Obregón nombró a José Vasconcelos como secretario de educación pública, comenzó un fuerte programa cultural que abrió los espacios públicos a muralistas que luego fueron conocidos en todo el mundo, Siqueiros, Rivera y Orozco.
Automóviles en México
Los automóviles llegaron a México, desde Francia, en el año 1895 los Delaunay Belleville, Benz de Alemania, la italiana Fiat y las compañías estadounidenses Packard y Pope-Toledo, circulaban por la ciudad importados hasta 1901 cuando se abrió la primera concesionaria. Para 1920 ya era común encontrar autos en la CDMX, su cada vez más creciente presencia en las calles llevó al gobierno a establecer el “emplacamiento” en 1921, registrándose 1,900 autos.
Tranvías y transporte público en la CDMX
Pero sólo algunos cuantos podían darse el lujo de tener un automóvil, la mayoría de población se movía dentro de la ciudad y a sus pueblos cercanos en transporte público que en esos días consistía básicamente en tranvías eléctricos, que por cierto en sus primeras versiones eran jalados por mulas.
Aunque el sistema de tranvías se inauguró en 1900, fue en 1927 que llegó a su máxima capacidad, había 26 rutas que servían también de carros de carga y transporte funerario todos los cuales salían de las inmediaciones del Zócalo; por ejemplo, ahí sobre Pino Suárez, donde se encuentra la escultura del águila devorando a la serpiente, se encontraba la terminal donde llegaban y salían los que iban a Tlalpan.
Junto con los tranvías habían estado trabajando desde 1926 los vehículos Ford de la Serie T, para los años 20 empezaron a diversificar sus rutas y servían como una especie de antecedente de las combis, para 1924 su popularidad había ascendido lo suficiente para que junto con la entrada de los autobuses se empezara a desplazar al incómodo tranvía.
En 1926 se inauguró la primera carretera federal del país que iba de la CDMX a Puebla, pero fue hasta 1939 que los autobuses se aventurarían a ir tan lejos, ADO fue quien realizó la primera corrida hasta Veracruz en un viaje que duró 10 horas.
Aeropuerto de la CDMX
El Aeropuerto Internacional Benito Juárez Ciudad de México nació en esta década, un transporte que en esos días todavía estaba por organizarse para el transporte de pasajeros civiles de las clases más altas. Fue en 1928 que se le designó un área a las afueras de la ciudad para comenzar su construcción, un año después comenzaría sus operaciones aún sin concluir la estructura principal así que al poco tiempo fue cerrado hasta 1939 cuando se inauguró oficialmente.
Alcantarillado del ex Distrito Federal
El 26 de febrero de 1924 se fundó la Junta Federal de Mejoras Materiales que tuvo como primera obra la perforación de un pozo para abastecer de agua potable a la creciente ciudad, a la que siguió la ampliación de la red hidráulica de la ciudad y del sistema de alcantarillado, pavimentación de calles y sitios públicos, construcción del cuartel de Bomberos y las obras del drenaje profundo que culminarían hasta los años 50. Comenzaron los días en los que el fango y los desechos humanos dejaban las calles de la CDMX para una era más limpia trabajo paralelo a la introducción de las vacunas.
Vacunas en la CDMX
Fue en septiembre de 1929 que se detectaron los primeros brotes de viruela negra en El Paso y Ciudad Juárez. El delegado sanitario federal dio instrucciones para que fueran vacunadas todas las personas que juarenses que lo solicitaran, pero ya 1926 se había ratificado el Decreto Presidencial que obligaba la vacunación contra la viruela, Bernardo Gastelum fue el encargado de organizar el cumplimiento de este decreto que sentaría las bases para las brigadas sanitarias móviles de los años 30.
Construcción de Bellas Artes
La construcción del Teatro Nacional, lo que hoy es Palacio de Bellas Artes quedó suspendida cerca de 1919 debido a diversos problemas técnicos de suelo, económicos, la salida de Boari del país y la Revolución mexicana: la construcción de este magno recinto se suspendió y reanudó varias veces durante treinta años, en vez de terminarse en los cuatro años originalmente programados.
La obra se intentó retomar entre 1919 y 1928 fue posible ver un Palacio en ruinas; hasta que México recuperó la estabilidad económica y social, la obra se reanudó en 1931 bajo el mando del arquitecto Federico Mariscal; para entonces tomó el nombre de Palacio de Bellas Artes, y fue inaugurado oficialmente el 29 de septiembre de 1934, por el entonces presidente Abelardo L. Rodríguez.
El día de las madres
Fue también durante los primeros años de la década de los veinte que nacería una de las festividades que paralizan y cambian el ritmo de la CDMX, el Día de las Madres. El 13 de abril de 1922 Rafael Alducín, fundador del periódico Excélsior lanzó la convocatoria nacional pata elegir la fecha en que se rendiría homenaje a las madres, con una respuesta favorable, México se convirtió en el primer país latinoamericano en designar un día para esta celebración.
Fue así como el 10 de mayo de 1922 fue la primera vez que se festejaría el Día de las Madres, la fecha fue elegida por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Conaculta, eligió el mes de mayo por ser el mes consagrado a la Virgen y el día 10 por que en esos días en el país se pagaba por decenas.
Moda de los años 20
La vida cotidiana de la década de 1920 sufrió profundos cambios en poco tiempo, ocasionados por las condiciones económicas tras la Primera Guerra Mundial, el incremento en la producción industrial que implicó también nuevos hábitos de consumo y la popularización de nuevos medios de difusión, como la radio y el cinematógrafo. En los espacios urbanos la clase media comenzó a adoptar algunos modelos de las películas, en las cuales las figuras femeninas aparecían interpretando nuevos roles sociales que, además, incluían una indumentaria muy innovadora. Así la moda de las flappers llegó implacablemente a México.
La vestimenta de esta época formó parte de un conjunto de nuevas prácticas, caracterizadas por el relajamiento de las costumbres: los bailes, hábitos, espacios de entretenimiento, ocio y formas de pensar se distanciaron del estilo recatado y tradicional que seguían las “familias decentes”. Algunas chicas jóvenes de las ciudades se guiaron por los nuevos modelos femeninos que veían a través de revistas y filmes, donde se presentaban mujeres con cuerpos delgados y atléticos que bailaban bailes enérgicos, fumaban, bebían, convivían en espacios festivos con varones, practicaban la coquetería y exigían igualdad de derechos. Sobre todo en Estados Unidos este estilo de vida definió a los llamados “”locos años veinte”” pues fue el momento de la prohibición del alcohol que, más que inhibir su consumo, propició la clandestinidad y el hedonismo a niveles inéditos.
La moda flapper se introdujo paulatinamente con una nueva versión de la elegancia. El refinamiento que hacia finales del siglo XIX se traducía en vestidos grandes con mucha tela y pliegues acompañados de gran cantidad de accesorios, se modificó radicalmente y se tradujo en estilos más geométricos, con telas lisas y accesorios moderados. El vestido típico de una flapper era holgado, liso, un poco escotado y llegaba al tobillo por lo que dejaba ver las medias (elemento indispensable del atuendo) y los zapatos; también se utilizaron sombreros pequeños, collares de perlas muy largos, maquillaje excesivo y cabello corto.