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El Jarabe Tapatio fue una danza rebelde que representó nuestra identidad cultural.
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Alegre, elegante y colorido, la danza que hace llorar a cualquier mexicano que se encuentre en el extranjero, el Jarabe Tapatío, el zapateado más famoso del mundo, reproducido por las calles y teatros de las ciudades más grandes. El jarabe que todos los nacidos en la década de los 80 bailamos en la primaria, el que se sirve a grandes cucharadas para disfrute de los extranjeros que quieren conocer nuestro México ¿qué tanto sabemos de él? Aquí una radiografía.
Origen del Jarabe Tapatío
Su origen no tiene precisión, pero más de un estudioso de las danzas tradicionales mexicanas explica que el Jarabe Tapatío llegó a México en el siglo XV en forma de un baile gitano, se trataba de un baile popular que seguramente ejecutaban los soldados para pasar el rato, al calor del vino y las fogatas. No tuvo que pasar mucho tiempo para que los indígenas empezaran a imitar las extrañas contorciones de los españoles.
“Pan de manteca”, “Pan de Jarabe” y “Jarabe Gatuno” son solo algunos de los sones que musicalizaban los pasos que los indígenas observaban y empezaban a introducir a sus propias danzas, de entre muchos empezó a destacar aquel que narraba un cortejo con esa sensualidad tan característica de los gitanos, los sacerdotes que intentaban enseñar la doctrina cristiana a los habitantes de la Nueva España lo prohibieron de inmediato… era algo así como el reguetón de la nueva España, odiado por los doctrinarios y sensual para los rebeldes indígenas en busca del deseo.
Como todo lo que se prohíbe, este jarabe empezó a replicarse por todos lados a manera de rebeldía y un reclamo por la libertad de prácticas que poco a poco empezaban a ser arrebatadas, hasta estas que “no eran propias de los pueblos originarios” pero que empezaron a absorberse, el Jarabe Tapatío es un ejemplo pues en menos de lo esperado ya formaba parte de fiestas religiosas.
Este proceso tomó muchísimos años en los que se difundió por todo México desde el Bajío hasta las Californias donde el zapateado se quedó para adaptarse a los diferentes bailes regionales. Fue hasta a la entrada del siglo XIX que el Jarabe se popularizó tanto que comenzó a considerarse parte de la identidad nacional, pero una vez más empezó considerarse de mal gusto por su sensualidad.
El nombre del Jarabe Tapatío
El nombre del Jarabe Tapatío tiene su origen también. “Jarabe” proviene de la palabra xarab, que quiere decir mezcla de esencias y hierbas, no podía ser más acertado considerando que esta danza es una tremenda mezcla cultural. “Tapatío” proviene del vocablo náhuatl tlapatiotl, que significa “que vale por tres”, y de esta forma se nombraba al sistema comercial exclusivo de los tianguis de Guadalajara durante el siglo XVII.
La música del Jarabe Tapatío
La música que acompaña a la danza del Jarabe Tapatío también es de origen gitano, pertenece a la larga lista de fandangos y jarabes españoles, pero aunque de ahí parte, se tiene localizada una versión de 1816 en la que se combinaron los temas “Los dos gemelos” o “Los tíos burlados”.
La siguiente versión pertenece a José de Jesús González Rubio, la versión que hoy conocemos tiene origen en 1924 cuando se combinaron diferentes jarabes nacionales sobre todo de la región de Jalisco. El Jarabe Tapatío era interpretado por un mariachi como el Vargas de Tecalitlán, fundado en 1898 compuesto por arpa, vihuela, guitarra, guitarrón, trompetas y violines.
Zapateado del Jarabe Tapatío
Sin el zapateado el jarabe no sería un jarabe, desde sus orígenes españoles, el zapateado ha representado el paso firme del acto rebelde, la inconformidad, por eso en España aún existe la expresión ¡me armó un fandango! Es decir, un reclamo como aquel que se hizo durante la Independencia y la Revolución de nuestro país, momentos en los que el Jarabe Tapatío tomó tanta importancia. Para que se escuche mejor el zapateado el Jarabe debe zapatearse sobe una tarima.
Jarabe Tapatío: una danza de cortejo
Durante toda la danza, el charro trata de buscar la cara de la bailarina para besarla, por medio de sus galanterías traducidas en zapateados y movimientos con los brazos en la espalda, como portándose bien. Hacia el final de la danza el charro lanza sombrero al suelo como último recurso de su conquista, exitoso por fin, el mariachi toca una fanfarria que cierra con la bailarina recogiendo el sobrero y alzándolo sobre su cabeza al tiempo que recarga su pierna sobre la rodilla del mariachi inclinado ante ella.
El vestuario del Jarabe Tapatío
La vestimenta de los bailarines es una característica importante del Jarabe Tapatío. En la versión del siglo XIX se trataba de una china poblano y un charro de pantalón ajustado, blusa de manta, ceñidor rojo, sombrero de palma y frazadas al hombro. Con el tiempo la vestimenta ha tenido sus ajustes, ya bien por la introducción de modas, nuevas telas y hasta por las escuelas de danza folclórica que surgieron en el siglo XX.
Jarabe Tapatío, la Danza Nacional
La primera vez que el Jarabe Tapatío tomó relevancia nacional fue durante la Independencia de México, en 1821 fue tomado como símbolo de identidad mexicana que adquirió verdadera relevancia hasta la segunda vez que se tomó como una especie de símbolo de rebeldía durante la Revolución de nuestro país. Hasta 1910 fue bailado oficialmente en el Teatro Coliseo de la CDMX como símbolo nacional, que luego se retomaría como parte de los esfuerzos postrevolucionarios para construir la identidad del México del siglo XX.