Fotonovelas, la historia del éxito editorial que salió de los cómics

Foto destacada: dmarciniak

En las fotonovelas podías ver entre sus páginas a cientos de grandes luminarias.

 

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La industria editorial mexicana ha tenido sus grandes momentos, si bien dando a luz grandes obras de la pluma de escritores y del extraordinario oficio de editores que han pasado a la historia de la literatura universal, también han salido de las imprentas fenómenos como los cómics de donde provienen joyas populares como El Libro Vaquero y la fotonovela que llegó a México de la mano de dos italianos, César Civita y Giorgio De’Angeli pero que fueron desarrolladas por editoriales orgullosamente mexicanas.

 

 

El inicio de las fotonovelas

 

 

Para la década de los sesenta la televisión ya tenía en México diez años operando, los televisores eran enormes muebles de madera que cargaban la pantalla y los bulbos, focos que ayudaban a proyectar las primeras imágenes en blanco y negro, un lujo que sólo pocos podían darse, el resto de la población recurría a la radio y a la lectura, la que todavía sigue siendo nuestra compañera en los viajes por el transporte público de la CDMX.

Precisamente de la falta de televisión, pero de las ganas de ver historias nacieron las fotonovelas, que tuvieron como antecesoras las historietas como Lágrimas, risas y amor pero que fueron mucho más famosas por retratar a los grandes rostros de esos días. Fue en 1962 que Publicaciones Herrerías, que después se convertiría en Novedades Editores y Ediciones ELE, lanzaron a la venta las primeras fotonovelas mexicanas un éxito comercial que llegó a imprimir millones de ejemplares, cifra que duplica el de El libro Vaquero otro popular que sí sobrevivió pues la fotonovela vio el final de sus días en los años ochenta.

 

 

Ambas editoriales y otras tantas más entraron en una fiera competencia que implicaba trabajos forzados pues el alto consumo del público llevó a las casas editoras a sacar números semanales, esfuerzo que se traducía en escritores veloces, fotógrafos que casi no dormían y toda la maquinaria detrás como los diseñadores, vestuaristas, los publirrelacionistas que debían llevar a las grandes estrellas de la TV y el cine a las sesiones fotográficas.

Las fotonovelas retrataban historias de amor, traiciones y superación con el rostro de bellas mujeres y hombres guapos, muchos de ellos incluso tuvieron que pasar por los diálogos en globos para alcanzar la fama de las pantallas, luego fue al revés, las editoriales buscaban a las grandes estrellas y por un momento hasta las hacían firmar exclusividades.

 

 

Fotonovelas, nombres y estrellas

 

 

El éxito de las fotonovelas se debió a dos o tres factores. Ofrecía entretenimiento, podías encontrar en preciso accesibles y en alquiler puesto de revistas, cuando salieron costaban dos pesos, para los ochenta entre 8 y diez; al costo debemos sumar la estrategia, ya que en cada revista encontrabas historia y media lo que te obligaba a comprar el siguiente número. Pero probablemente el factor que puso a las imprentas a trabajar todos los días (algunas salían en martes, otras en jueves) fueron las estrellas que aparecían en ellas.

David Silva, Norma Lazareno, Silvia Derbez, Luis Bayardo, Blanca Sánchez, Alma Muriel y Andrea Palma fueron los primeros famosos en incursionar en la fotonovela sin cobrar, apostaron a los grandes editores y fotógrafos de revistas, se sumaron actores y actrices menos conocidos para saltar a la fama como Lucía Méndez y Victoria Rufo, otros tantos se consagraron en las hojas a color como Angélica María, Ricardo Blume, Fernando Allende, Carlos Piñar, Irán Eory, Enrique Álvarez Félix, Maricruz Olivier, Jaqueline Andere, Andrés García, Ana Martín y hasta Sara García.

 

 

La lista de famosos es larga, Carlos Riquelme, Lucía Guilmáin, Olga Breeskin, Carmen Montejo, Cesar Costa, es más hasta Vicente Fernández y María Félix, no obstante, los más solicitados fueron Verónica Castro, Jorge Rivero y Enrique Guzmán. Eso sí, sólo la Doña cobró una gran cifra por aparecer en la fotonovela Cita de lujo con la historia “La farsante” por la que pagaron 50 mil pesos.

Las primeras fotonovelas en salir fueron Nocturno y Rutas de pasión, luego vino un ejercito apabullante Tuya, Amiga, Casos de alarma, Linda, Dulce amor, Novelas de amor, Capricho, Idilio, Cita, Chicas y Novela Musical, sólo por mencionar algunas, de las cuales sólo algunas se impriman a color al principio.

 

 

El estándar de impresión de las fotonovelas era de 32 páginas acompañadas de otras 16 donde aparecían breves notas de cocina, moda, horóscopos, consejos de amor y entrevistas, más adelante algunas de las publicaciones incluían un poster con el famoso del momento. Sólo Cita de lujo, que era una edición especial de Cita se imprimía en 64 páginas mensualmente.

 

 

El final de las fotonovelas

 

 

Para el final de la época de las telenovelas, en 1985, salió Quiero ser mujer una fotonovela de Ricardo Rentería L. que trataba de las preferencias sexuales, se publicaba en Cita de lujo con las actuaciones de Jaime Garza y Alma Delfina. Tal arrojo de la industria editorial no fue la razón de la desaparición de las fotonovelas, dicen que se debió a la televisión.

Ya para la década de los ochenta muchos hogares mexicanos contaban con televisión, la industria editorial resintió el duro golpe porque cada vez más personas preferían acudir a la cita semanal de la telenovela donde podían ver en acción no sólo a sus actores favoritos, sino también algunas historias de las fotonovelas, como Juana Iris, Muchachita y el Derecho de nacer.

 

 

Todavía en 1994 se publicó el último número de Novela Musical que se intentó reanimar con Musical espectacular, el género vio también una versión de Mujer casos de la vida real que nunca obtuvo el éxito de su versión televisiva. En 2001 y 2012 algunas editoriales intentaron reanimar la fotonovela sin éxito, quedando de aquellos días de gloria el trabajo de grandes fotógrafos como Antonio Caballero quien en 2006 expuso su trabajo en el Museo de Louvre en Francia.