Marion y Grace Greenwood, las fascinantes muralistas extranjeras en México

Foto destacada: Artsy

Las hermanas Greenwood fueron parte de una expresión feminista que dejó mucho talento en nuestro país.

 

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La vista del arte internacional posó su mirada en México durante los años 30, cuando el Muralismo destacó por representar temas sociales en un macro formato que todos querían ver de cerca, conocerlo y aprenderlo directamente de los maestros Rivera, Siqueiros y Orozco. Las hermanas Greenwood viajaron desde Brooklyn, Nueva York, hasta nuestro país como parte de una fuerte oleada de feminismo que derramó talento en nuestro país.

 

Fuente: Nexos

 

Origen de las hermanas Greenwood

 

 

Las hermanas Marion y Grace Greenwood eran originarias de Brooklyn, Nueva York, nacieron en los albores del siglo XX en una familia de artistas por lo que ambas desde pequeñas recibieron todo el apoyo necesario para desarrollarse en las artes; no obstante, la que siempre mostró mayor interés y a una edad muy temprana, fue Marion Greenwood.

Marion dejó la preparatoria desde los 15 años momento desde el cual se dedicaría a estudiar arte como becaria de la progresista Art Students League, años más tarde estudiaría en la Academia Colarossi en París país al que viajaría con su hermana y su madre con ayuda del pago de sus primeros encargos lo que ya habla bastante de cómo era la joven artista pues no era nada fácil que una mujer se ganara la vida sola y menos como artista.

 

 

Las hermanas Greenwood en México

 

 

Marion llegó a México en 1932 interesada, como muchos otros artistas, en conocer el muralismo de Orozco, pero su primer acercamiento en la CDMX fue con Pablo O’Higgins quien la introdujo en la técnica del freso y quien la acompañó a Guerrero en su primera comisión como artista; trabajo que consiguió gracias al resto de la comitiva que se dirigió a Taxco, la periodista Josephine Herbst y Hermann, su esposo.

Fue en el cubo de la escalera del Hotel Taxqueño que Marion Greenwood realizó un retrato de la idílica vida indígena desarrollada en un mercado; escenario que se repetiría en otros muralistas que creían que la vida del indígena era auténtica, mejor, al estar alejados de la industrialización. Terminado el trabajo se dirigió a Michoacán para continuar trabajando, esta vez acompañada de su hermana.

 

 

El Museo Regional Michoacano resguarda actualmente el mural que las hermanas Greenwood pintaron en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en Morelia; una obra en la que se ve una evidente conciencia de la realidad de México. Marion pintó “Paisaje y economía de Michoacán” donde se observan mujeres y hombres purépechas. Grace, por su lado realizó “Hombre y Máquina” una escena del mundo industrial.

Una vez más con el apoyo de su amigo Pablo O’Higgins, las hermanas Greenwood recibieron otra comisión, esta vez en la CDMX para colaborar en los murales del nuevo mercado Abelardo L. Rodríguez, a unas cuadras del Zócalo en el Centro Histórico. Marion se encargó del muro del vestíbulo donde pintó “Los alimentos y su distribución sobre el canal de la Viga”, y Grace “La minería” que se encuentra junto al de su hermana.

 

 

Ambas pintaron “Trabajadores de todos los países, uníos” obra interrumpida por una ventana del mercado que se incorporó a la obra, este mural completa los murales al integrar la imagen del campesino y el obrero como símbolo del triunfo del socialismo. Ambas hermanas desarrollaron obra también en su país, pero sobre todo Marion.

Si ambas llegaron a tener fama ¿por qué ni siquiera Marion ha tenido reconocimiento en nuestro país o el suyo? Hay algunos historiadores del arte que afirman que esto se debe a que Marion era una mujer adelantada a su tiempo, sexualmente desinhibida, inteligente, talentosa y bella, características que esos días la mantuvieron al margen, sobre todo en el mismo Estados Unidos.

 

 

Las escuelas de arte en nuestros días la han tratado de recuperarla del olvido investigando su obra y vida de la cual hoy se sabe por entrevistas de personas que la conocieron, que Marion era considerada solamente una mujer glamurosa que no merecía atención, fue por eso por lo que recibió mucho apoyo de sus amigos.

Su amiga y dicen que también amante Josephine Herbst, escribió de ella en la revista Mexican Life para dar a conocer su obra; como ya se mencionó Pablo O’Higgins fue quien más la ayudó y al parecer también Diego Rivera la introdujo al mundo del arte en México donde ella expresaría en entrevistas, se sentía más libre por actos tan sencillos como poder usar overoles.

 

 

Si bien fue criticada junto con su hermana por usar pantalones, nunca se le prohibió, y también fue señalada por, al parecer, tener algún tipo de relación con Diego Rivera, hecho que nunca afectó que le dieran comisiones, incluso se le reconoce como la primera mujer norteamericana en recibir una comisión de un gobierno extranjero.

A pesar de ciertos obstáculos, como repintar ciertas partes del mural de Morelia, en general, las hermanas Greenwood gozaron de buena fama, siendo Marion la más destacada ganando premios como el del Instituto Carnegie, de la Asociación Nacional de Mujeres Artistas y en nuestro país de ser la primera muralista extranjera.