Foto destacada: El Sol de Hermosillo
Muchos dicen que el Casino del diablo no es una leyenda, ya que el calor infernal de Hermosillo lo confirma.
Los juegos de azar y los sitios de apuestas de eSports han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad, en México se formalizaron dentro de la figura de los casinos que empezaron a permitirse legalmente durante el comienzo del siglo XX, cuando aún gobernaba Díaz. Desde entonces los casinos mexicanos han tenido sus altas y bajas, los han prohibido y legalizado, quizá lo haga falta es la bendición para que no vuelva a ocurrir lo acontecido en el Country Club de Hermosillo, Sonora.
La leyenda del Casino del Diablo
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Eran los años cincuenta, cuando las grandes bandas ambientaban los salones más elegantes de la CDMX y después en los casinos que empezaron a estar de moda en todos lados como el que se abrió dentro del club de Golf Country Club de Hermosillo, inaugurado en 1945 como parte del proyecto urbanístico de la colonia Pitic.
El prestigiado club de golf contaba con restaurante, bar y un espacio que era más de dominio de las parejas casadas. Así que cuando abrió el casino se convirtió en la sensación de la juventud que lo que más gustaba era de ir a conocer pretendientes mientras mostraban sus mejores atuendos, cuando se anunció la fiesta de fin de año en el casino jóvenes y señoritas comenzaron a prepararse con sus mejores pasos.
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La tarde del 31 de diciembre de 1950 Linda, una joven hermosillense de dieciséis años, se arregló como nunca en su vida, se ajustó la crinolina debajo de un vestido que acentuaba con distinción la altura característica de las mujeres del norte, se pintó los labios rojos y delineo sus ojos de negro muy al estilo de Audrey Hepburn.
Antes de salir de casa se despidió de su madre quien con sorpresa le reprendió por no haber pedido permiso y, además, tener el atrevimiento de salir en la víspera del año nuevo, una festividad que se celebra en compañía de la familia. La madre, que se encontraba enferma, se fue a recostar dejando a Linda muy molesta en su habitación.
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Linda se miró en el espejo, en verdad se veía hermosa esa noche, así que sin pensarlo más se escapó a la que sería una gran noche para ella. Cuando entró al casino, la jovencita robó la mirada de los asistentes a la noche de gala, fueran muchas las propuestas que recibía para bailar, pero ella las rechazaba todas, inmersa en su vanidad esperaba algo “mejor” que un muchacho, ella esperaba la invitación de un caballero.
Entrada la noche un joven hombre irrumpió en el casino robando la atención de todos los presentes, su cabello negro perfectamente engomado brillaba sobre su elegante testa, su traje bien ajustado desprendía un aroma que atraía las miradas de todas las jovencitas, especialmente la de Linda quien por fin aceptó ir a la pista de baile porque había encontrado quien la mereciera.
Bailaron por mucho tiempo hasta que Linda empezó a sentir mucho calor, sobre todo en su espalda, a través de uno de los espejos del casino vio que tenía una mancha en su vestido, disculpándose se dirigió al baño donde pudo observar que en efecto en la espalda tenía algo, se trataba de la mano marcada de su acompañante.
Cuando regresó siguió bailando con el guapo caballero simulando, como todos, la incomodidad que le provocaba el calor cada vez más intenso. Fue entonces que Linda notó un fuerte olor a azufre, tan molesto era el olor que al separarse de su acompañante notó que tenía una pierna de gallo y otra de cabra, su grito de terror hizo que todos voltearan al centro de la pista desatando un caos.
Linda se desvaneció de la impresión mientras la gente corría despavorida tratando de abandonar el casino que empezaba arder en llamas. El casino quedó en ruinas y de aquella jovencita que salió sin permiso no se supo nada más, el club fue abandonado para siempre… pero sólo por las personas porque aseguran que “algo” se encuentra aún en ese lugar.
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Las ruinas del Casino del Diablo se convirtieron en un ejemplo para demostrar el elevando precio de la desobediencia, tuvieron que pasar muchísimos años para que se empezaran a levantar construcciones cercanas al lugar maldito que hoy es sede, dicen, de ritos de magia negra y satanistas que han dejado muestras de su paso en el lugar. Grafitis, cruces, restos de cera y cadáveres de animales pequeños se pueden encontrar entre las piedras caídas, que algunos han usado para comunicarse con el mismo Diablo por medio de sesiones de ouija.
Contrasta con la leyenda del Casino del Diablo la firme explicación de los que creen que sólo se trata de una historia que sirvió para aleccionar a la juventud de los cuarenta, y la comodidad con la que algunos han utilizado el espacio para hacer películas y videos como el que te dejamos aquí grabado a propósito por el cantante hermosillense Simpson Ahuevo quien interpreta una canción de esta leyenda.
Ruinas Casino del Diablo
Dónde: Sin Asignación En Nombre de Asentamiento, 83040 Hermosillo, Son.
Cuando: 24 horas abierto, ¡atrévete!
Acceso libre