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Música y ritmo, cuerpo y alma son elementos básicos de las danzas y bailes de Oaxaca.
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El que no conoce la danza folclórica mexicana se ha perdido un escenario maravilloso de nuestra cultura. Los bailes que están arraigados en las ciudades, pueblos y tradiciones varían de un estado a otro pero casi todos son alegres se utilizan disfraces y accesorios distintivos y cuentan historias encantadoras.
De todos los pueblos, las danzas de Oaxaca son las que más han sobresalido, debido al amor a las tradiciones y la peculiaridad de las danzas y a que han sido representadas desde hace mucho tiempo como un ritual. Aquí te dejamos algunas de las danza y bailes tradicionales más representativos de Oaxaca.
Danza de la pluma
Como esta danza representa a los españoles conquistando a los zapotecas de los valles centrales de Oaxaca, las batallas y que surgieron con este encuentro por lo que también es conocida como Danza de la Conquista. Puede llegar a durar hasta tres días, con descansos de 30 minutos entre un son y otro. La coreografía entera consta de 36 bailes, acompañados con música de distintos ritmos, desde sones, valses o schottis, hasta peteneras, mazurcas y pasos dobles.
Danza de los diablos
En Santa María Chicometepec la mayoría de los habitantes son afrodescendientes, y esta danza surge en la época colonial, después de que un barco con esclavos africanos se quedara varado cerca de Puerto Minizo. Existe un líder o un diablo mayor, llamado Tenango, que usa chaparreras y dirige y marca los pasos de la danza. Sobresale por su indumentaria y es el terror de todos los diablos danzantes. Si un elemento desobedece, él le castiga con su vara o fusta para que se enmiende. También participa la Minga, esposa del Tenango, quien carga a su hija; una diablesa que coquetea con los diablos jóvenes y el marido la castiga también.
Danza de los Tejorones
En Carnaval de Oaxaca los danzantes se cubren con máscaras y trajes de personajes que se enfrentan unos con otros: el tigre, la vaca, el perro y la María Candelaria o la mujer de los tejorones. La máscara del tejorón es humanoide, con características de hombres negros o blancos dependiendo del lugar donde se represente. Esta danza es una reminiscencia del teatro indígena de la colonia-
Danza de las mascaritas
Esta danza mixteca se originó después de la invasión francesa a México en el siglo XIX. La danza de Santa María Huazolotitlán refleja de manera más primordial los orígenes históricos de esta danza ejecutada solo por hombres. Es un baila celebratorio de la retirada de los franceses de la región mixteca de forma exagerada y con afán de ridiculizar a los extranjeros. La danza es parte del acervo cultural de las poblaciones costeñas y la ropa utilizada es de tipo militar y como parodia de la piel blanca de los europeos se emula con un pañuelo blanco y una mascarita de madera con barbas y narices prominentes.
Chinas Oaxaqueñas
Esta danza se compone de mujeres que portan en la cabeza canastas enfloradas de múltiples figuras entre las cuales podemos observar: lirios, cruces, azucenas, estrellas, coronas etc. Los bailes que representan son “marcha”, “Jarabe del Valle” y “Guajolote”. Esta región es representada principalmente por las poblaciones de Tlacolula, San Antonio Castillo Velasco y Mitla. Cada uno de ellos con sus diferentes evoluciones dancísticas.
Flor de Piña
https://www.youtube.com/watch?v=-cqEbDI3El0
El baile representativo de San Juan Bautista Tuxtepec, y uno de los principales atractivos de la Guelaguetza, se lleva a cabo desde 1958 que fue creado por la maestra Paulina Solís Ocampo, quien enaltece las raíces indígenas de la Cuenca del Papaloapan cuya creación no fuera basada en la tradición jarocha, pues por su ubicación geográfica se cree que la cultura del municipio era de Veracruz y no de Oaxaca.
Con el paso de los años se le añadió una coreografía por la catedrática de danza y piano de la Escuela de Bellas Artes Socorro Rangel y del Castillo, el resultado fue una danza cadenciosa que se adaptó al tiempo del espectáculo al agregársele el vals “la tonalteca” del autor chiapaneco Alberto Peña Ríos, pieza clave para mostrar la hermosura textil de la región.
Jarabe mixteco
El jarabe o fandango mixteco está constituido por siete sones recopilados de la región mixteca: Oaxaca, Guerrero y Puebla. Se atribuye a Antonio Martínez Corro y Cipriano Villa Hernández, el primero como compositor musical y el segundo como creador de la danza. En 1929 se bailó en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, y en 1934 se ejecutó en lo que fuera el “Homenaje Racial” de Oaxaca, que posteriormente se convertiría en el festival de la Guelaguetza. Se considera patrimonio cultural de Huajuapan de León.