La historia del mural de Isamu Noguchi en un mercado de la CDMX

Foto destacada: Noguchi org

Hoy en día el mural de Isamu Noguchi vale millones de dólares pero su historia es poco conocida.

 

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Además de llevar el muralismo a todo el mundo, Orozco y Rivera tuvieron como alumnos a magníficos artistas que viajaron a México para ser parte de tan grandiosa escuela, en donde Isamu Noguchi fue uno de aquellos artistas que después de estudiar bajo la tutela de las mejores universidades, llegó a nuestro país para dejarse influenciar y colaborar en los más importantes proyectos artísticos del momento, de los cuales resultó el poco conocido mural que pintó en el mercado Abelardo L. Rodríguez.

 

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¿Quién fue Isamu Noguchi?

 

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La ciudad de Los Ángeles vio nacer a Isamu Noguchi en 1904, hijo de la profesora de primaria Léonie Gilmour y del poeta Noguchi Yonejiro, estudió escultura y arte en Francia, China y Japón; donde adquirió su particular estilo oriental aplicado al arte escenográfico, escultura abstracta, el diseño de muebles y de jardines como el fantástico jardín de rocas de la UNESCO.

Comenzada la década de los treinta, Noguchi ya había realizado obra, pero seguía estudiando y conociendo las tendencias artísticas del momento que llegaban a presentarse a Nueva York, como aquella que llevó un tal José Clemente Orozco al Dartmouth College, quedó tan fascinado con el maestro mexicano que cuando recibió la beca de la fundación Guggenheim viajó a México de inmediato.

 

Isamu Noguchi llega a México

 

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Cuando Isamu Noguchi llegó a nuestro país Diego Rivera estaba a cargo del proyecto pictórico del mercado Abelardo L. Rodríguez para el cual requirió el apoyo de diez jóvenes artistas para pintar murales en el interior del inmueble, el recién llegado se integró a las filas de entusiastas que deseaban aprender la técnica del maestro.

Era entonces 1934 cuando el joven Isamu conoció al mítico maestro del muralismo…y a su esposa. Durante los ocho meses que Noguchi participó en el proyecto del mercado, tuvo oportunidad no sólo de aprender, también pudo convivir con la mujer de la que él expresaría era encantadora y verdaderamente atractiva.

 

 

Frida correspondió el entusiasta afecto de Isamu Noguchi, tanto que ese año (1935) la artista mexicana casi no produjo obra, de las pocas se encuentra Unos cuantos piquetitos, se cuenta que se veían a escondidas en uno y otro lugar así que decidieron comparar un departamento para sus encuentros, hasta compraron muebles.

Aquellos muebles fueron enviados por error de la tienda a la casa de San Ángel, donde Diego los recibió colérico para después salir corriendo a la Casa Azul, donde se encontraban los amantes. Cuando la ama de llaves avisó de la llegada de Diego, Isamu apenas pudo vestirse y escapar del arma de Diego huyendo por el tejado de la casa.

 

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Isamu y Frida se volvieron a ver hasta 1951 cuando tuvo que ser hospitalizada por el estado de su pierna, ahí también volvió a ver a Diego, quien lo amenazó diciendo “la próxima vez que nos veamos te voy a meter un balazo”. Nunca se volvieron a ver. Antes de irse de México para continuar lo que sería una famosa carrera artística, Isamu Noguchi nos dejó su primera gran obra.

 

El mural del Mercado Abelardo L. Rodríguez

 

Fotografía de Reconociendo México

 

Durante aquellos ocho meses trabajando junto a reconocidas y reconocidos artistas, Isamu Noguchi creó un mural en relieve en el segundo piso del mercado, por el cual recibió honorarios del gobierno mexicano por 88 dólares de aquellos días. El titulado La historia de México, es una magna obra de 21.94 metros de largo por 1.98 metros de alto.

Para su elaboración en relieve, Noguchi utilizó ladrillo y cemento coloreado de rojo (patrocinado por la compañía Tolteca), para esculpir los elementos que después pintaría de rojo y negro colores que junto la hoz y el matillo referían de inmediato al socialismo y al comunismo, temas frecuentes en las obras de esos tiempos.

 

 

Fotografía de Reconociendo México

 

A través de diversos elementos simbólicos como un suástica, cráneos, puños, una cruz, fusiles, tractores, frascos y hasta la famosa fórmula de Einstein (E=mc2), Noguchi relató el desarrollo de México en dos partes que se contraponen en color y contenido: El triunfo del trabajo y Los demonios del fascismo.

Los biógrafos de Isamu Noguchi han descrito cómo hay “un antes y un después de México” en la obra del artista que se ve más claramente en las intervenciones que hizo del espacio público, él mismo llegó a expresar que México en ese momento era el paraíso para los artistas porque, aunque fueran extranjeros se les trataba sin prejuicios y se les integraba a la comunidad.

 

Foto de: Noguchi org

 

Quizá por ubicarse en el segundo piso del mercado, el extraordinario mural de Isamu Noguchi estuvo descuidado mucho tiempo, desde el año 2009 ha recibido varias restauraciones y cuidados que hoy lo valúan en más de 2 millones de dólares, cifra que se aleja mucho del pago que recibió cuando lo hizo, aún sumados con los 600 dólares que había recibido de la beca que lo trajo a México y que al final no le fue suficiente, pues tuvo que vender el carro con el que había llegado desde Nueva York para regresar a la misma gran ciudad, dejando atrás a la intocable Frida y una obra que se suma nuestra historia del muralismo.  

 

 

Mercado Abelardo L. Rodríguez

Dónde: Girón y República de Venezuela s/n, Col. Centro. 06000, Centro Histórico