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El Día de Muertos es una forma de designar muchos rituales mexicanos como el S’ui K’ien.
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La fiesta de los muertos se acerca y es la celebración favorita de los mexicanos, conocida alrededor del mundo por dar forma y colorido a nuestra perspectiva de la muerte, del recuerdo y de nuestra relación con los seres que amamos, pero que no se encuentran presentes en cuerpo. Día de Muertos es el nombre genérico que le hemos dado a todas las celebraciones que se festejan el mismo día a lo largo y ancho del país. Unas duran más que otras, pero el significado primordial es el mismo:
Honrar a nuestros antepasados y seres queridos.
Y más que una fiesta o la colocación del tradicional altar de muertos, en algunos lugares del país es todo un ritual que implica disciplina, esfuerzo, y la unidad de toda una comunidad que replica durante generaciones recetas y danzas.
El S’ui k’ien es la Fiesta Grande de los Muertos de los mazatecos, es el prodigio de las celebraciones con las que comienza noviembre, aunque esta comience desde octubre.
S’ui k’ien, la Fiesta Grande de los Muertos
Los chá ndiyo (gente antigua) conocidos como mazatecos, habitan el territorio de la Cuenca del Río Papaloapan al noreste del estado de Oaxaca que colinda con Veracruz y Puebla, zona multicultural por albergar a seis pueblos originarios, la región mazateca va desde las bajas tierras tropicales hasta las alturas místicas de las montañas que normalmente están envueltas en neblina, es ahí donde desde el 25 de octubre comienzan los preparativos para recibir a los antepasados.
A diferencia de casi todo el país, los mazatecos tienen designado como día de llegada de los muertos el día 27 de octubre, razón por la que la mayoría de pobladores inician los preparativos para el S’ui k’ien o Fiesta Grande de los Muertos un par de día antes; incluso, todo depende de las funciones que se desempeñen durante este largo ritual que también es fiesta, y baste decir que para los altares es tiempo suficiente.
El S’ui k’ien se celebra del 27 de octubre al 5 de noviembre, y durante este periodo no hay enemistades en el pueblo y no se trabaja, pues se trata de una celebración que requiere de todos los miembros de la comunidad. Y como todos tenemos antepasados, toda la comunidad participa de alguna u otra forma para recibir a las ánimas purificadas de los difuntos.
Antes de la llegada es necesario preparar las calles, los cementerios y altares, toda una serie de preparativos que año con año se han ido enriqueciendo con la llegada de turistas; para los que ha resultado muy atractiva la feria del 4 de noviembre en la Plaza Municipal, donde además de la venta de artesanías hay espectáculos tradicionales. Pero esta no es la Fiesta Grande de los Muertos, esa ocurre tras bambalinas, en las calles aledañas, con las familias que por generaciones llevan celebrando el ritual.
Altares y danzas
Antes del día 27 de octubre, las ofrendas y altares deben quedar terminados en casa y en el panteón donde los detalles son indispensables. Los mazatecos aún conservan características muy puntuales en sus altares, como los arcos de carrizo, que simbolizan las etapas de la vida y el encuentro de este mundo con el inframundo; la presencia de frutas, flores, panes de temporada y otros alimentos locales no pueden faltar.
Compartir es una de las acciones más significativas de este ritual, ofrendar al otro, al vecino, a la visita, al antepasado que ha venido desde tan lejos; lo que se comparte es el gozo de comer, el esfuerzo de la cocina, la tradición conjugada en sazón: atole agrio, tamales de frijol, mole, tesmole, caldo de chivo, pan de muerto y mezcal.
Agua, velas, copaleros y fotografías no pueden faltar, ventanas y puertas habrán de dejarse abiertas la noche del 27 de octubre para que las visitas entren a convivir en el recuerdo. Allá en el cementerio las tumbas se adornan con flores y velas de cera de abeja que alumbran a las personas que acompañan la llegada de los muertos con veladoras; es muy común ver relevos o visitar otras tumbas, de vecinos, amigos y hasta de personajes como María Sabina.
La noche del 31 de octubre llegan los niños, la noche del día 1° de noviembre, los adultos a quienes se les coloca una vereda de velas que guían a los visitantes del cementerio al pueblo, la primera bienvenida la da algún familiar que se encuentra ante la lápida pidiendo la intercesión de la visita ante Dios para solicitar su favor en la salud, el trabajo y la familia; incluso hasta favores como ser parte de los huehuentones.
Danza de los huehuentones
Los huehuentones o chá so h’o o chájma en mazateco, son grupos de danzantes casi siempre conformados sólo por hombres que tienen un papel importantísimo en el ritual de S’ui k’ien o Fiesta Grande de los Muertos, cada uno de estos hombres promete pertenecer a la comparsa durante siete años, tiempo en el que habrá de aprender danzas, música y hacer su indumentaria anual para la celebración.
La vestimenta de los huhuetones los distingue de la multitud que se junta durante la Fiesta Grande de los muertos, usan máscaras de madera llamadas jonote que ellos mismos tallan, sombreros de bejuco y huipil blanco sobre cual portan gabán, con los años esta vestimenta tradicional ha variado en algunas poblaciones donde se pueden encontrar huehuentones más bien disfrazados que utilizan máscaras de luchadores o personajes populares.
Como sea que se vistan, los huehuentones representan a los antepasados (por eso parecen viejitos) su presencia es necesaria porque son ellos quienes el día 27 de octubre acuden al panteón apara solicitar a Chikon nyoa k’en, el guardián del inframundo, la salida de los difuntos por seis días; son estos personajes los que encabezan la caravana que lleva a las ánimas de visita por el pueblo acompañados por violines, vihuelas, güiro y tambores.
Los huhuetones van danzando desde el cementerio deteniéndose en cada altar donde reciben de los anfitriones alimentos dispuesto en el altar, bailando y cantando en mazateco como agradecimiento de las cortesías recibidas; es una especie de carnaval de bienvenida que luego se convierte en fiesta, hasta el día dos de noviembre cuando entre la luz celestial de los cohetes ilumina a los huehuentones que pasan de regreso para llevar a los antepasados al panteón, lugar al que volverán durante generaciones y generaciones.
S’ui k’ien, fiesta grande de los muertos
¿Dónde? Plaza de la Identidad, Huautla de Jiménez, Oaxaca.
¿Cuándo? Del 27 de octubre al 5 de noviembre
¿Cuándo? Paso libre