Cuentos de Gabilondo Soler, una crítica a los adultos y el capitalismo

Foto destacada: Mundo Sputnik

Francisco Gabilondo Soler tiene una extraña historia de cuando el grillito no podía cantar.

 

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Conocido por generaciones, cada año más desconocido para las generaciones más recientes, Francisco Gabilondo Soler fue un gran compositor que legó a la infancia mexicana dulces cuentos melódicos, que escuchando con cuidado podrían ya parecernos raros; como aquella muñeca fea que al sentirse olvidada lloró, o la de la Negrita Cucurumbé que envidiaba a las conchitas por su pálido color.

En su momento, las letras de estas canciones no causaron ningún revuelo, fueron el encanto de los niños y éxito radiofónico en las que se entretejían otras historias, las de Cri-Cri, el personaje que permitió a Gabilondo Soler narrar las vicisitudes de su vida, historias donde se permitió criticar los horrores del trabajo, de la escuela y hasta del sistema que le estaba oprimiendo como compositor y padre de familia.

 

 

Gabilondo Soler

 

 

Francisco José Gabilondo Soler nació el 6 de octubre de 1907 en Orizaba Veracruz, fue un niño que, aunque no estimó la escuela, gozaba aprender idiomas, crear música desde los ritmos de la naturaleza y contar historias inspirado en las fábulas de Esopo, Julio Verne y Emilio Salgari, sus creaciones eran apoyadas por su abuela que le acompañaba con el piano y desde los diez años en la vida.

A su corta edad, Francisco perdió a sus hermanos pequeños y quedó casi en la orfandad con el divorcio de sus padres quienes lo dejaban en internados y más tarde con la abuela a quien años más tarde dedicaría tantas canciones y le debería tanta libertad creativa, boxeo, nado y practicó tauromaquia hasta ser atrapado por completo por la música cuando a los 17 años viajó a Nueva Orleans, donde se formó como compositor.

 

 

Para 1934 el joven Gabilondo ya gozaba de cierta fama como compositor, fue entonces que tocó a la puerta de Emilio Azcárraga Vidaurreta quien le sugirió escribir la versión infantil de La Marcha de Zacatecas, pero el veracruzano prefirió presentar letra y música originales a Otón Vélez, gerente artístico de la XEW logrando así un espacio en la radio.

El chorrito, Bombón I y El ropero fueron las primeras interpretaciones que se escucharon en su espacio de 15 minutos, por el que recibía un pago significativo al no contar con patrocinadores, lo que parecía ser un gusto temporal se convirtió en un programa que duró 27 años al aire donde además de nacer el personaje Cri-Cri, el Grillito Cantor y escucharse tan famosas canciones, nacieron las aventuras y desventuras del grillito, cuentos que casi nadie conoce pero que evidencian otro espacio donde se desarrolló la gran imaginación literaria del compositor.

 

Las canciones de Gabilondo Soler

 

 

Gabilondo Soler escribió más de 227 composiciones, pero sólo grabó 120; le dio vida a más de 500 personajes que vivieron en sus más de 3 mil 500 páginas de textos y cuentos que no fueron tan populares como sus canciones pero que sí fueron escuchadas por cientos de miles de niños que desde el 15 de octubre de 1934 sintonizaban la XEW-AM, que hoy es W Radio, para escuchar las canciones de Cri-Cri, el grillito cantor, personaje que le valió de inmediato el patrocinio de la Lotería Nacional.

Las canciones del grillito cantor, narran fábulas llenas de personajes animales o ya bien de seres imaginarios como el Rey de chocolate y otros tantos como el comal, la olla y una muñeca fea que cobran vida para describir la cotidianeidad de aquel México que no ha cambiado tanto si observamos con lupa algunas de aquellas canciones como La Patita, que si bien describen la precaria realidad de muchas mujeres nos invita a cantar.

 

Los otros cuentos de Gabilondo Soler

 

 

Muchas de las canciones de Francisco Gabilondo Soler son escenas o cuentos musicalizados, Los tres cochinitos y La merienda son ejemplos; pero el compositor también desarrolló el universo de Cri-Cri, su alter ego, en un mundo donde ser músico pequeñito no era nada sencillo, hostilidades, necesidades y otras interesantes observaciones fueron plasmadas en otros cuentos.

Pese al éxito que tuvo en el radio a Gabilondo Soler no le sobraba el dinero, pero sí lo sobrepasa el trabajo; todos los días tenía que entregar canciones nuevas y narraciones entretenidas que le tomaban unas horas de las que parecían breves noches, al día siguiente llegaba temprano a la radio para intercambiar ideas y escuchar sugerencias de sus compañeros músicos justo antes de estrenar sus canciones y narraciones.

 

 

No perder patrocinadores para poder sostener a su familia lo mantuvo en un pesado ritmo de trabajo del que resultaban de su hasta 100 canciones y cuentos entre los cuales expresaba aquellas experiencias terribles de la infancia donde el adultocentrismo permitía a sus profesores socavar su curiosidad e iniciativa en el conocimiento.

Aquellos fieros contratos con la radiodifusora guiaron la pluma de Gabilondo Soler a relatar historias tan fantásticas como la descrita en Cosa de millones donde un hombre recibe cientos de billetes al día que rebasan el bolsillo del protagonista y hasta los bancos dejando como única solución un incendio contaminante para acabar con aquella desmesurada cantidad de dinero que si bien pareciera la solución a muchos males en abundancia son una maldición.

 

 

Aquel cuento terminaba así: “No, no quiero oír hablar de riquezas”, recalcó Cri-Crí. ” Me las vería más negras que la negrita Cucurumbé”, acto seguido se escuchaba por la bocina del radio un piano acompañando la voz de Gabilondo Soler cantando otro cuento: la negrita cucurumbé se fue a bañar al mar para ver si en las blancas olas su carita podía blanquear. Injusticias como el robo, el sinsentido de crecer desde la perspectiva de un niño, “la muerte” ante la rutina y otros temas se suman a los otros cuentos de Cri-Cri que casi nadie conoce.

El grillito cantor fue miembro fundador del Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música (SMACEM), actualmente Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), dejó este mundo el 14 de diciembre de 1990 dejándonos muchas joyas, canciones de nuestra infancia, pero también otros cuentos, Los negocios imposibles, Desacuerdo de Cri-Cri, Jota de la “J”, Una familia metódica, Inconvenientes de ser Callado y Atleta oficinista de record único, historias que bien podrían tratarse de filosofía infantil o bien, del corazón de un hombre que encontró en las letras la forma de exponer su opinión del mundo.