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El artífice detrás de la Catrina es un gran ilustrador y grabador Mexicano que poco se ha celebrado: José Guadalupe Posada.
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Las celebraciones del Día de Muertos son multiculturales y tienen características que las hacen singulares según la región. Pero si hay un hilo conductor en todos los lugares, más allá de los muertos, es el rostro de la catrina. Ese dulce disfraz que mezcla lo elegante con lo macabro en millones de rostros disfrazados.
Esa representación no es ni prehispánica, ni española sino muy mexicana y más propiamente del siglo XIX, creada por un gran artista y grabador. Esa calavera lleva un gorro bordado y flores. Es una calavera elegante y festiva que sí rememora el pasado prehispánica y su mitología pero al mismo tiempo es una declaración de principios contra la división de las clases sociales en el México porfiriano.
La mujer menos elegante del pasado prehispánico se llama Mictēcacihuātl, y es la reina del inframundo azteca. Su papel era vigilar los huesos de los muertos, y su presencia estaba al frente y al centro durante cualquier reconocimiento de los que habían fallecido.
La Catrina fue creada en 1910 por el ilustrador mexicano José Guadalupe Posada. Posada nació en 1852, y se dedicó a la litografía y a hacer grabados caricaturescos para ilustrar satíricamente cuestiones políticas y sociales; su trabajo se publicó con frecuencia en la prensa mexicana.
Pero no es la única que hizo Posada, fue la más popular. Cuando Posada llegó a la Ciudad de México en 1888 se convirtió en el artista principal de Antonio Vanegas Arroyo, un editor de folletos ilustrados, boletines callejeros, folletos y otras formas populares de literatura, incluyendo cancioneros para los corridos populares.
Vanegas y Posada se hicieron famosos por las imágenes de calaveras con tintes de sátira política y social, en donde se burlaban de la sociedad de la época. Esta estética era bien conocida por Diego Rivera, José Clemente Orozco y todos los otros grandes artistas mexicanos de la primera parte del siglo XX.
Las ilustraciones de Posada se convirtieron en niveladores sociales ya que representaba pandemias y enfermedades, personajes coléricos y humanoides con cuerpo de serpiente. El mensaje de Posadas fue el de la neutralización: no importa en qué parte de la sociedad ocupes, la muerte te llevará.
El boceto original de Posada de La Catrina se realizó alrededor de 1910. Fue diseñado para ser una sátira referencial de las obsesiones europeas de la alta sociedad del líder Porfirio Díaz, cuya corrupción condujo su gobierno a la Revolución Mexicana de 1911 y al derrocamiento de su régimen.
Posada padeció toda la dictadura de Porfirio Díaz, y fue uno de los pocos artistas de su tiempo que salió vivo mientras atacaba la represión, corrupción, extravagancia y obsesión de Díaz por lo europeo. Aunque hubo mucha riqueza en manos de unos privilegiados, las mayorías sufrían mucho.
Las ilustraciones de Posada reflejaban un tiempo de personas pobres, analfabetas, empobrecidas, flacas y hambrientas, que tratando de sobrevivir en medio de la opulencia de las clases que cada día se hacían más ricas. Es por eso, que se le colocó a ese “pueblo moribundo” la elegancia de una dama de la alta sociedad con un sombrero afrancesado.
Calavera Garbancera
De hecho, al principio no se llamaba catrina, sino Calavera Garbancera. Hay dos versiones de por qué se le llamó “Garbancera”. Se dice que la palabra provenía de los vendedores de garbanzo, que siendo pobres aparentaban ser ricos y querían ocultar sus raíces indígenas. Este grupo de comerciantes pretendía tener el estilo de vida de los europeos.
Otras fuentes dicen que la palabra es un argot para una mujer que renuncia a su cultura mexicana y adopta la estética europea. El bautizo posterior también vendría de la jerga, con la palabra catrin o catrina a menudo utilizada para referirse a un hombre o una mujer bien vestidos o dandy del siglo XIX.
La Garbancera fue una crítica social magistral, pero nunca le dio fama mundial a Posada. El que le dio reconocimiento y, quién se la apropió y reinterpretó fue Diego Rivera en uno de sus murales más reconocidos: Tarde de domingo en la alameda. De hecho, la Garbancera de Posada es la figura central del mural, y la que ocupa toda la mirada del complejo escenario.
Diego Rivera le puso cuerpo y un vestido a la Garbancera y la renombró como “La Catrina”. La puso en el centro de su mural sosteniendo la mano del propio Rivera de 10 años, mientras Frida Kahlo con el traje tradicional mexicano está detrás de ambos personajes. Posada se encuentra a la izquierda de Catrina, también bastante afrancesado y dandy.
Paradójicamente, Posada murió pobre y casi en el olvido el 20 de enero de 1913 en Ciudad de México. Su material se ha rescatado pero nunca con justicia. A pesar de todo, es el artífice de La Catrina: el emblema del Día de Muertos que se representa cada año en el maquillaje, vestimenta, en los festivales y que nos remite a una celebración que nos recuerda lo ineludible: algún día moriremos.