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“En Yugoslavia, todo el que hablara español, era mexicano”. Así dominó la cultura mexicana a un país de los Balcanes.
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La música balcánica tradicional es como la tambora que se toca en los pueblos mexicanos pero con un tinte más jocoso, con muchas fanfarrias, acordeones y gente bailando alocadamente. De hecho, los países de la antigua Yugoslavia tienen una historia musical que ha ido evolucionando y creado estilos como el yu-mex o el turbofolk.
Hoy en día, las generaciones de serbios, croatas, bosnios y otras sitios que pertenecieron a Yugoslavia, escuchan todo tipo de música debido a la globalización. Pero los abuelos y padres de estas generaciones crecieron, como nuestros abuelos y padres, escuchando música mexicana en la radio.
Después de la Segunda Guerra Mundial, las rancheras y boleros como Bésame Mucho estaban en todas las ondas radiales yugoslavas. Fue un corto período de tiempo en donde la cultura mexicana dominó Yugoslavia. Sobre todo porque son países con trabajadores y campesinos que vivían bajo un sistema de partido único, con el orgullo de un pasado revolucionario y porque a ambas culturas nos gusta el baile y la diversión.
Pero en aquellas épocas de posguerra, en las tiendas de música Belgrado se encontraba el Yugovinyl o Yu-Mex: el acrónimo de yugoslavo y mexicano, en donde básicamente se pueden escuchar Las mañanitas en serbocroata. Este estilo dominó las décadas de 1950 y 1960, cuando una sucesión de cantantes yugoslavos empezaron a interpretar canciones tradicionales mexicanas.
Así que en aquella época, hubo muchos mariachis de apellido eslavo que triunfaban a base de corridos en serbocroata. Slavko Perovic es una de las mayores estrellas del Yu-Mex, hoy en día tiene casi 90 años y en sus buenos momentos llegó a vender más de un millón de discos en los 60 en un país de apenas 16 millones de personas.
“Y es que los mexicanos son muy parecidos a los serbios -dice Perovic- Cuando ríen, ríen de verdad, y cuando lloran, lloran de verdad” Gracias a este músico, y a otros músicos como El Trío Jovanovic, Dukic, Tomljanovic, el Ansambel Magnifico, el Trío Paloma o el Trío Tividi, algunos de los artífices del Yu-Mex, millones de yugoslavos sintieron como propia la música mexicana.
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Cine Mexicano en Yugoslavia
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Y como Yugoslavia no disponía de una gran industria cinematográfica, y nada más concluir la guerra la mayoría de las películas que se proyectaban en Yugoslavia provenían de la Unión Soviética. Tras la ruptura Tito-Stalin de 1948, se dejaron de proyectar películas soviéticas en Yugoslavia. A su vez, Tito no quería que se emitiera cine estadounidense en su país. Por ello, recurrió a la importación de cine mexicano, que estaba viviendo su edad dorada.
El hecho de que numerosas películas glorificaran la Revolución Mexicana, representando a mexicanos de a pie alzándose contra el Estado opresor, confirió al cine mexicano un carácter lo suficientemente “revolucionario” como para que se proyectara en Yugoslavia.
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La primera película mexicana que se estrenó en Yugoslavia fue el drama de 1950 Un día de vida, que se convirtió en un enorme éxito cuando se proyectó en el país balcánico en 1952. El argumento de Un día de vida, es sobre la ejecución de un rebelde durante la Revolución Mexicana e hizo llorar a muchos espectadores en Yugoslavia, que vieron un paralelismo con su propia experiencia en la Segunda Guerra Mundial.
También se proyectaron éxitos de carácter menos político, como comedias y romances, y muchos yugoslavos jóvenes empezaron a imitar el estilo de las estrellas de cine mexicanas, a las que se consideraba que encarnaban todo aquello que estaba de moda. Como la mayoría de las películas eran mexicanas, todo lo mexicano se popularizó enormemente en Yugoslavia, y muchos músicos se ponían sombreros para interpretar música mexicana, ya fuera cantada en serbocroata o en el español original.
Para los dirigentes yugoslavos, el cine mexicano era más barato que las producciones de Hollywood, y estaba lleno de referencias a la revolución, un mensaje que encajaba perfectamente con la retórica del gobierno socialista. En México, Un día de vida pasó sin pena ni gloria. En Yugoslavia, se convirtió en un clásico y, según dicen, en el filme más taquillero de la historia del país. Se dice que se proyectó en Zagreb (capital de Croacia) al menos 200 veces. En una de las secuencias más emotivas, le cantan Las mañanitas a la madre del reo con motivo de su santo.
La única “copia original” que queda de “Un día de vida”, se conserva hoy en la Cinemateca Yugoslava de Belgrado después de que un incendio destruyera las que se guardaban en México. El Yu-Mex entró en declive a finales de la década de los 60 hasta prácticamente desaparecer. La irrupción del rock y el pop hicieron que los jóvenes se interesasen más por otros ritmos y los Beatles y Rolling Stones sustituyeron a los mariachis como fuente de inspiración.