Historia del sarape, la prenda más colorida y multifuncional del país

Foto destacada: Eva Alejandra

El sarape es una de las prendas más coloridas y útil para diversas ocasiones

 

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En esta época de frío es común que miles de mexicanos busquen cubrirse y reconfortarse con un sarape. Por eso, hoy te vamos a contar la historia detrás de esta prenda típica y colorida que fue utilizada por charros, chinacos y plateados en el siglo XX.

La moda de cada lugar es única y combina lo actual con las tradiciones ancestrales. Esta indumentaria era utilizada para cubrir del frío y la lluvia a los hombres hace varias décadas. Tal ha sido la trascendencia de este pedazo de tela que se volvió un símbolo  mexicano. Otros nombres que recibió a lo largo del tiempo son jorongo, cotón, tilma o gabán. Incluso, actualmente mucha gente usa un diseño remasterizado del mismo llamado poncho.

 

La historia del sarape

 

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El sarape nace debido al mestizaje. La llegada de los españoles provocó grandes cambios en la gastronomía, lengua y religión de los indígenas, y también en la vestimenta. Parece un trozo de tela pero esta preciosura se formó con la tilma y la capa valenciana, de origen español, justo después de la conquista.

El hilo y el teñido eran distintos, pero se adaptaron ambas elaboraciones en México, y el proceso de realización también cambió. Las prendas de estilo europeo fueron adoptadas por los nativos, aunque no del todo, pues al reproducirlas, las etnias mexicanas imprimieron su cosmovisión en el diseño, como los yaquis y los huicholes.

 

 

Los sarapes más conocidos son los de Chiauhtempan, los de Saltillo y los de Teocaltiche. Cada uno con su estilo de tejido, colorido y patrones. En Aguascalientes, Jalisco, Tlaxcala, San Luis Potosí, Hidalgo, San Miguel de Allende y Estado de México también destacan en la producción de esta prenda.

 

El sarape en el arte y en la moda

 

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Su elaboración es compleja y su importancia tal que hasta el Museo Nacional de Antropología e Historia de CDMX alberga una colección de estas prendas. Muchos artistas nacionales y extranjeros incluyeron los sarapes en sus obras de arte como: Thomas Egerton, Juan M. Rugendas, Claudio Linati, Carl Nebel y Edouard Pingret.

El sarape es una prenda única, llena de pasión y cultura que ha acompañado a los mexicanos desde tiempos coloniales y ha sido utilizada por campesinos, hacendados, artesanos, charros, revolucionarios, generales e incluso artistas a lo largo de nuestra historia. El sarape, igual que otras prendas y trajes típicos mexicanos como el huipil, la guayabera, el reboso o el traje de charro, son prendas que trae a México impregnado en cada una de sus fibras.

 

 

A pesar de que hoy en día, el sarape es considerado una prenda 100 por ciento mexicana, originalmente es una prenda de la conquista utilizada por la gente de campo y hacendados. Con el tiempo pasó a ser una prenda representativa del traje de charro y la encontramos en personajes históricos como Venustiano Carranza y Emiliano Zapata, así como en inspiración para artistas como Diego Rivera en su pintura cubista ‘El paisaje zapatista’ de 1915.

El sarape ha dejado huella desde Totonicapán, Guatemala, hasta la región Río Grande de los hispanoamericanos de Nuevo México. Sin embargo, de acuerdo con Laura Lorena Neira García, directora del museo del sarape y trajes típicos de Saltillo, se estima que su origen se sitúa con los tlaxcaltecas que utilizaban el sarape para cubrirse del frio del desierto, y por este mismo motivo climático, es que el sarape es un tejido delgado que lo diferencia del cotón, el cual es 10 veces más grueso.

 

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Y ya que las culturas prehispánicas no contaban con utensilios de costura como tijeras y sus prendas solían ser piezas completas y en formas geométricas, por lo que el sarape nace siendo un rectángulo, sin aberturas por en medio como sería el poncho o el jorongo y su diseño es en líneas rectas o en zigzag, con un rombo en el centro, denominado diamante, que lo caracteriza.

Asimismo, de acuerdo con Lorena Neira, el sarape se populariza a causa de la feria de Saltillo que se celebraba cada septiembre en honor a San Mateo, en donde personas de todo el país y hasta del extranjero, llegaban para adquirir sarapes finos en un acto de trueque, lo cual le dio fama y se le nombro ‘saltillo’ a los sarapes de alta calidad y diseño único que se encontraban en esta celebración novohispana.

 

Elaboración del sarape saltillense

 

 

Un sarape 100 por ciento saltillense debe ser tejido en telar de pedal con hilo de lana, plata u oro y este debe estar teñido con colores naturales, como la grana cochinilla para los rojos y rosados, el palo de Brasil y el palo de Campeche para los tonos naranja, café y morado y diversas plantas como el cempasúchil para los amarillos.

 Aunque esta es la manera tradicional que ha pasado de generación en generación, también existe la posibilidad de teñir el hilo con anilinas, un compuesto orgánico que facilita y agiliza la producción del mismo. El sarape de Saltillo sobresale en el mundo debido a su diseño colorido, mismo que plasmar los escenarios desérticos e interpretar el encuentro entre el cielo, las flores y la tierra. Además de los colores, el sarape está caracterizado por su diamante de 18 picos y las cenefas, que por lo general llevan dentro “la flor de la manita”, una planta medicinal del desierto y representativa de la región con fines medicinales.

 

Sarapes Originales de Saltillo

 

Los artesanos han renovado el diseño de sus sarapes para plasmar su identidad y con ello contar la historia de México. Así que no todos los sarapes cumplen normas de diseño y se han sustituido las flores y los diamantes con diferentes imágenes iconográficas que reflejan la cosmovisión de las distintas etnias que lo producen.

Así fue como, el sarape se convirtió en una prenda típica reconocida mundialmente por sus coloridos diseños. A la fecha, sigue siendo utilizado por charros, chinacos y plateados siendo un símbolo nacional mexicano.