Foto destacada: Saboreando amor
“Tejocote proviene del náhuatl “tetl”, que significa roca y “xocotl” que significa amargo o ácido.
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Celebrar la navidad en México viene acompañada de una serie de ilusiones para muchos como el Guadalupe-Reyes, regalos, convivencia, familia y buena comida. Pero también viene con una desilusión para muchos: una gran cantidad de tejocote. Más si está en el ponche y un poco peor si está en la piñata.
¿Qué hay de malo con el tejocote?
¡Nada! Es un fruto abundante y económico. Su nombre científico es Crataegus mexicana y existen 14 especies de espinos mexicanos que dan esta fruta. El nombre se deriva de la palabra náhuatl “texocotl”, que significa fruta de hueso. Parece que son frutos primos de las manzanas, las peras, guayabas y relacionados con los nísperos o tejocotes japoneses, por llamarle de algún modo.
Los frutos maduran de octubre a diciembre su color va del amarillo-anaranjado al rojo y a menudo moteados con pequeños puntos negros. El tejocote es importante desde la época prehispánica donde comúnmente se cultivaba en jardines y se recolectaba de la naturaleza.
Hoy en día, aproximadamente dos tercios de la producción de México proviene de huertos comerciales, en aproximadamente 1,680 acres, predominantemente en el estado de Puebla, al este de la Ciudad de México, según Carlos A. Núñez-Colín, un científico de frutas mexicano.
Tejocote: al pequeño contrabando casero
El tejocote es una fruta peculiar, se parece a una manzana pequeña pero no tiene relación con las manzanas, sino con el mayhaw norteamericano y el espino chino (un popular bocadillo callejero de Beijing). El sabor del tejocote es una mezcla entre la manzana y la guayaba; pero no se come fresco porque su pulpa es dura y astringente.
Esta fruta fue alguna vez contrabandeada, ya que casi no llegaba a los Estados Unidos desde México. Y es que la fruta puede ser portadora de enfermedades y plagas que pueden devastar la agricultura de otras regiones, así que el “fruitlegging”, (contrabando de frutas a EU) es un delito grave. Esto motivó a los fruteros a arriesgarse a llevar tejocote de contrabando a través de la frontera ya que es consumido por la comunidad mexicana.
A finales de los 90, el tráfico ilícito de tejocotes se volvió bastante peligroso para los traficantes que lo hicieron aún más activo y lucrativo ya que el tejocote de contrabando se vendía a precios de $8 a $10 el medio kilo. Así que los oficiales de control de contrabando de los EU dicen que su equipo confiscó más de 4 mil kilos de tejocotes mexicanos frescos, tan solo en el distrito de productos agrícolas de Los Ángeles y otros mercados locales.
Paradójicamente, las incautaciones ayudaron a inspirar la creación de una nueva industria lucrativa de tráfico de tejocotes –al menos por un tiempo. Ya que según la historia, un “traficante” llamado “Doña María” le preguntó al federa estadounidense, “¿Cómo es posible obtener suministros legales de tejocotes en los EU?” El agente sugirió, los agricultores cultiven tejocotes en el país.
Así que la “traficante” aconsejó a uno de sus conocidos, quien además, parece una grata coincidencia, conocía todo sobre el cultivo de tejocotes, ya que en su padre había trabajado en cultivos de tejocotes en Michoacán, pero habían emigrado a California. La producción comercial empezó hasta que se obtuvieron yemas del jardín de un familiar de un empleado en San Diego y se comenzó a injertar árboles en un huerto.
A pesar de los inconvenientes, hoy se cosechan hasta 35 acres de árboles florecientes en la cima de una colina. Hay árboles muy productivos pero que todavía no pueden competir con los huertos maduros en México, que producen hasta 20 toneladas por acre en buenas cosechasen un año.
Así, más o menos, comenzó el cultivo de tejocotes legales en EU, que poco a poco fueron un gran, además de producir otras frutas exóticas en Pauma Valley, una exuberante comunidad agrícola del condado de San Diego al norte de Valley Center. De hecho hoy en día, en EU se cultivan cítricos y aguacates para el mercado latino ya que no algunos no pueden importarse legalmente, como lo son las guayabas, limones dulces y tejocotes. Como se cultiva de formas más o menos orgánicas, se dan pocos cultivos y las frutas se distribuyen con pequeñas cadenas de tiendas dedicadas al público latino, los precios siguen siendo altos, pero de forma legítima.
Todo esto, porque justo, el tejocote, es un ingrediente indispensable en el ponche de frutas, emblemático de las fiestas decembrinas mexicanas y una forma de que los mexicoamericanos suelen preservar la tradición.
Aun así, Puebla genera cerca de 5 mil toneladas de tejocotes, siendo el principal productor de tejocotes, una fruta esencial en los hogares de México para el ponche y las fiestas decembrinas. Además, este estado genera el 96 por ciento de esta fruta que se cosecha cada año.