La historia de cómo la Ciudad de México obtuvo su nombre

¿Cómo llegó la Ciudad de México a conocerse como tal, o ahora, la CDMX?

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Desde la llegada de los seres humanos al Valle de México

, el territorio que actualmente ocupa la Ciudad de México ha sido un punto medular en el desarrollo de las sociedades que han vivido en lo que hoy se conoce como México. Los restos más antiguos de ocupación humana en el Distrito Federal proceden de sitios ribereños de lo que fue hace mucho tiempo el sistema lacustre conocido como lago de Texcoco. Los más antiguos indicios de ocupación humana de este territorio proceden de San Bartolo Atepehuacan (Azcapotzalco), y corresponden al período Cenolítico Inferior (9500-7000 a. C.). Posteriormente, bajo el influjo o a la sombra de la cultura olmeca, en los tres primeros milenios antes de Cristo se desarrollaron en el territorio de la Ciudad de México varias poblaciones que con el tiempo adquirieron gran importancia en la historia de Mesoamérica. Entre ellas están Tlatilco, localizada en la ribera norte del lago de Texcoco, y Cuicuilco, en las faldas de la sierra del Ajusco. Hacia el final del período preclásico, habían decaído muchos siglos después de la decadencia de Tlatilco, y por el inicio de la era cristiana, Cuicuilco había comenzado a ceder su hegemonía en el Valle de México a la gran ciudad de Teotihuacan, localizada al noreste del lago de Texcoco. Durante el período clásico, Teotihuacan fue un imán que atrajo a la mayor parte de los pobladores de la cuenca lacustre, razón por la cual muchos antiguos pueblos preclásicos quedaron relativamente olvidados. Sin embargo, algunos de ellos hubieron de sobrevivir como satélites del área nuclear teotihuacana. Azcapotzalco fue el más importante de ellos, seguramente habitado por pueblos de ascendencia otomí. En el oriente del lago, el cerro de la Estrella fue la sede de un pequeño pueblo teotihuacano cuyos restos ya se conocían desde hace mucho tiempo. Algunos de ellos se fueron a radicar a las riberas del lago, donde fundaron pueblos como Culhuacán, Coyoacán y Copilco. Entre los siglos VIII y XIII, el territorio del actual Distrito Federal fue el destino de varias tribus chichimecas. Una de ellas, la de los toltecas, pasó por Culhuacán, donde recibió la herencia teotihuacana de sus pobladores. Años más tarde, la fusión de los toltecas y los colhuas dio lugar a la gran cultura tolteca, que dominó el Valle de México y buena parte de Mesoamérica entre los siglos XI y XIII. Cuando cayó Tula, la capital de los toltecas, algunos grupos volvieron a radicar a Culhuacan, y convirtieron a esta población en el poder dominante en el sur del lago de Texcoco. Hacia el siglo XIV, habían llegado los últimos remanentes de los pueblos chichimecas. Se establecieron en las orillas del lago. Los últimos en arribar fueron los mexicas que luego de merodear por la ribera y ser mal recibidos en la mayor parte de los señoríos, finalmente en el año “2 Casa” o 1325 se establecieron en el islote de México. En ese sitio fundaron Tenochtitlan, la más grande metrópoli que conoció Mesoamérica. Tenochtitlan, junto con sus aliados de Tlacopan y Texcoco, ocupó un territorio amplísimo, de cerca de 300 000 kilómetros cuadrados. El florecimiento de Tenochtitlan fue interrumpido debido a la conquista española. La gente prehispánica del Valle de México se refirió a lo que ahora llamamos México como Anáhuac. Esta palabra significa “tierra rodeada de agua”, pero también se usó para referirse a todo el universo en el idioma nativo maya náhuatl. Esto parece lógico porque los asentamientos humanos del Valle de México (que en realidad no es un valle, sino una meseta rodeada de montañas volcánicas) se encontraban a lo largo de un sistema de lagos de cinco lagos, el más grande llamado Texcoco. El imperio que construirían los aztecas estaba justo en el centro de esos lagos, un tipo de isla, conectada por puentes terrestres a la costa y otras islas, algunas naturales y otras artificiales. La mayoría de los historiadores creen que la palabra “México” vino del náhuatl para “lugar de los mexicas”, quienes eran los pueblos nómadas que llegaron al Valle de México desde una mítica tierra del norte llamada Aztlán, el hogar ancestral de los pueblos aztecas. El nombre de los aztecas en realidad fue acuñado por el explorador y geógrafo Alexander von Humboldt durante sus largos viajes por América Latina, observando las culturas de sus pueblos indígenas. Tomó este nombre en parte de la palabra Aztlán, que según los mexicas era su tierra natal del norte. Jonathan Kendall en su libro La Capital escribe que los aztecas eran en realidad una tribu errante y nómada que, en oposición a la creencia popular, llegó al Valle de México hambriento y buscando un lugar para establecerse. Trabajaron como guerreros de alquiler en las muchas disputas entre tribus entre las personas que ya se habían establecido en el área, hasta que aprovecharon ese descontento en su beneficio para convertirse en la tribu gobernante del área. Independientemente de dónde vinieron, los mexicas, y más tarde los aztecas, tendrían el mayor impacto en el valle que jamás había visto, y el término México indudablemente proviene de ellos. Cuando llegaron los españoles, el imperio mexica (azteca) se llamaba México-Tenochtitlan e incluía la Ciudad de México, gran parte del área circundante y partes de los estados cercanos de hoy, como el Estado de México y Puebla. Los españoles llamaron a México, “Nueva España” y la Ciudad de México era su capital, se adaptó perfectamente al nombre cuando declararon la capital La Ciudad de México en 1585. En ese momento, los españoles solo se referían a la capital como México. (El resto de la colonia conocida como Nueva España, no fue hasta la independencia de México de España que el nombre México se convirtió en un título permanente para todas las tierras de la nueva república.) La Ciudad de México, recibió su nombre del conquistador Hernán Cortés, quien simplificó, quizá por razones de pronunciación, el nombre original de México-Tenochtitlan. Ese nombre fue la capital de Nueva España y de México independiente hasta la década de 1970, cuando el presidente Luis Echeverría unificó toda la entidad federativa con el nombre de México En septiembre de 1821, cuando finalmente se declaró la independencia de España, Agustín de Iturbide fue declarado oficialmente el primer emperador de México y, desde ese momento en adelante, el país se conoció oficialmente como México o el Imperio Mexicano. Años después, la capital de México se conocería oficialmente como la Federación de Estados Mexicanos, o Distrito Federal, llamada así después de la constitución de 1824, una decisión que la constitución actual de México ha mantenido desde sus últimas revisiones en 1917. En 2016, Distrito Federal dejo de existir para dar origen a la Ciudad de México, una entidad más dentro de todo el país, con una inédita autonomía de gestión, una Constitución local propia, un Congreso, un gobernador y 16 alcaldes. La Ciudad de México, o CDMX se mantiene sin embargo como la capital del país y sede de los Poderes de la Unión. Lo anterior se logró por la aprobación de la reforma política del Distrito Federal, que requirió que el Congreso de la Unión aprobara la modificación de 54 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como la derogación de otros dos. Dentro de los cambios que establece esta reforma, se termina la existencia de las 16 delegaciones políticas que componían a la capital, para dar origen a las “demarcaciones territoriales de la Ciudad de México”, que tendrán a la cabeza a alcaldes. Los distintos gobiernos de Ciudad de México han tenido su identidad gráfica, pero la intención del equipo que ideó la marca-ciudad CDMX fue separar la imagen política del concepto de ciudad. Relacionado con esto último se pensó en crear una “marca-ciudad”, un concepto de mercadotécnica turística que tienen grandes ciudades de todo el mundo como Nueva York, París, Londres, Barcelona, Buenos Aires o Tokio.