Un mural de cristal que habla del origen del universo.
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Esta historia empezó a contarse en 1909. Ese año se inició la construcción de un edificio de hierro y piedra de estilo art nouveau. Aunque el arquitecto quería que su construcción se asemejara a una estación de trenen realidad, este inmenso inmueble fue el mercado 16 de septiembre, que se inauguró en 1910 justo un siglo después de la Independencia. Por casi cuatro décadas este tianguis fue muy importante para la comunidad de Toluca. Sin embargo, la enorme cantidad de gente que entraba y salía todos los días de él, el humo de los puestos de comida y los comerciantes ambulantes que había afuera estropearon gravemente el espacio. Era tanto el deterioro del edificio, que el recinto se tuvo que cerrar y casi reconstruirse por completo. Entre los cambios que se realizaron se aprobó que Leopoldo Flores hiciera un mural inmenso en el recinto. Para crear su obra de arte, el escultor y pintor convocó a decenas de artesanos y trabajadores de Metepec para que lo apoyaran. El proyecto era tan ambicioso que se tardó más dos años en terminarse. Sin embargo, el resultado de esta ardua labor fue maravilloso. Para su construcción se usaron 125 mil pedazos de vidrios desperdiciados en 48 vitrales. Hay que destacar que a la hora de realizar el mural los tonos de los cristales jugaron un papel significativo. Leopoldo Flores usó los colores cálidos para evocar la razón y la luz, y los oscuros para hablar de la locura y la maldad. Por otro lado, el concepto filosófico detrás de esta obra de arte tiene que ver con el origen del universo y su interacción con el hombre. En la parte central del vitral por ejemplo está la Constelación de Trífide y Andromeda, al fondo se puede ver la Constelación de Orión y al sur del recinto se puede observar a Sagitario. Además, en el mural se pueden encontrar numerosas aves que representan según la especie, la libertad o la opresión. Pero eso no es todo, en este asombroso lugar los visitantes no sólo podrán atestiguar un caleidoscopio inmenso que todos los días se va transformando según la luz que le dé, sino también podrán conocer uno de los jardines botánicos más impresionantes de México. Un oasis verde en el que viven más de 400 especies de plantas y al menos 100 mil flores y arbustos de todos los lugares del mundo. Como dato curioso, vale la pena subrayar que la calcificación herbolaria de este jardín la hicieron dos destacados botánicos japoneses. Uno de ellos: Eizi Matuda incluyó en el catálogo una gran cantidad de especies vegetales que él mismo descubrió. De vez en vez, es recomendable salirnos de la caótica y contaminada Ciudad de México, para conocer lo magníficos lugares que hay a su alrededor. Vale la pena tomar la carretera y ver en persona lo que algunos llaman “el vitral más grande del mundo.”