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La serpiente es un animal venerado para las culturas mesoamericas.
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Las serpientes cornudas aparecen en la historia oral de numerosas culturas debido a sus cuernos por encima de los ojos. Hay cuatro especies relacionadas entre sí, y conocidas como “víboras de cuernos”.
Estas, además de ser preciosas, son diurnas y no llegan a medir más de 70 cm de longitud. La especie Ophryacus smaragdinus se ha denominado como serpiente cornuda esmeralda por su llamativo color verde. Se distingue de las otras serpientes con cuernos, debido a que sus escamas están separadas del ojo por una o dos filas de pequeñas escamas.
Esta serpiente habita solo en México, y se pueden encontrar en Veracruz, así como Hidalgo, Puebla y Oaxaca. Habita en sitios húmedos con densa vegetación de los bosques de niebla, de pino y encino y se pueden encontrar entre la hojarasca, en troncos caídos, acumulaciones de helechos o sobre las ramas bajas de los árboles y arbustos.
Estas serpientes se alimentan de roedores pequeños y lagartijas. Captura a sus presas manteniéndolas en su hocico mientras inyecta sus toxinas que secreta al morder con los colmillos retráctiles que están conectados a sus glándulas de veneno.
La “Serpiente torito”
La serpiente cornuda esmeralda es una especie poco conocida y estudiada, y apenas hace unos años se comenzó a describir las características de su ecología y comportamiento. En la época de recolecta de café en Coacoatzintla, Veracruz, los cortadores saben que pueden encontrarse con alguna “serpiente torito”, y son bastante temidas.
En general, la “serpiente torito” provoca fascinación en muchas personas que ven un símbolo de fuerza y poder, y pueden evidenciarse en algunos objetos prehispánicos encontrados en la zona como diversas máscaras. Hoy en día, a la zona de Coacoatzintla se le llama “El lugar de nuestra señora la serpiente de cuernitos”.
Los indígenas describieron a la serpiente cornuda con un diamante en la frente y sus cuernos fueron considerados medicinales. El aliento de la serpiente es pestilente y ninguna criatura puede vivir cerca.
La serpiente en varias culturas
La serpiente cornuda a recibido diferentes nombres en diversas tribus. Para la cultura Muscogi de américa del norte, es una criatura que habita en el agua y es amistosa con los humanos. Para los nativos de Alabama, la serpiente es Tcinto Såktco o serpiente cangrejo, dividida en cuatro clasificaciones según los colores de sus cuernos, azul, rojo, blanco o amarillo.
Los pueblos nativos de Yuchi, hicieron efigies de la Serpiente Cornuda en 1905. La efigie era una piel de ciervo disecada pintada de azul, con astas pintadas de amarillo. Después hacían un ritual para honrar al espíritu de la Serpiente Cornuda a través de la Danza de la Gran Tortuga Yuchi.
En la cultura Cherokee, la Serpiente Cornuda recibe el nombre de Utkena y se la describe como una gran serpiente del tamaño de un tronco de árbol. En la tradición Sioux, las serpientes cornudas son monstruos acuáticos de diferentes formas que vivieron en la antigüedad.
En la historia de las culturas Mesoaméricanas, la serpiente ha representado símbolos místicos, religiosos y militares, entre otros. Los nahuas relacionaban a la serpiente con importantes dioses como Quetzalcóatl, Coatlicue y Huitzilopochtli o Kukulkán para los mayas, es la divinidad que representa la vida y la muerte.
La historia de Quetzalcóatl es bien reconocida como la “Serpiente emplumada”, una leyenda difundida en América, ya que en muchos sitios arqueológicos de nuestro país existen templos, estelas e imágenes de serpientes con plumas que lo representan.
La piedra de la diosa Coatlicue, “la que tiene su falda de serpientes”, representa la fertilidad, la vida, la muerte y la renovación. También durante estos trabajos descubrieron la “Piedra del Sol”, calendario mexica rodeado por una serpiente de dos cabezas (Xiuhcoatl), que fue el arma de Huitzilopochtli (dios de la guerra), hijo de Coatlicue, nacido en el Cerro de la Serpiente “Coatepec” y cuyo destino fue dirigir al imperio de los guerreros mexicas.
En Tlaxcala se encuentra la zona arqueológica Cacaxtla. En los frescos que ahí se exhiben se representa una serpiente cornuda con rasgos felinos que se cree está asociada con el cielo y la tierra. El centro ceremonial otomí localizado en Malinalco, Estado de México, es uno de los únicos tres centros ceremoniales tallados en roca que existen en todo el planeta y su forma de serpiente de cascabel representa a una entidad de la tierra; su cabeza y lengua bífida (dividida en dos) es la entrada a este espacio sagrado.
Otros pueblos indígenas como los triques y zoques de Oaxaca relacionaban a su diosa madre con la serpiente; de ello existen representaciones de serpientes cornudas asociadas con la tierra, las cuevas y la montaña. Las tribus chichimecas del norte de México relacionaban a la serpiente con el agua y la llamaban Mixcóatl.
En Baja California Sur los grupos nómadas cochimí pintaron en cuevas serpientes con cabezas de venado y colas de animales marinos, que se cree simbolizan las estaciones de su calendario y que al ocupar elementos acuáticos, terrestres y celestes podrían reflejar el ciclo del agua o manifestaciones de creación y renovación.