Foto destacada: Roldán Peniche Barrera
La huella de Pie Grande (Che Uinic) en el Ac tun de San Andrés en Yucatán.
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No importa el día del año los mitos y leyendas nos fascinan. Uxmal, Chichén Itzá, Palenque, Mayapán… todas las localidades tienen a sus personajes, variantes y sorpresas relacionadas con animales o elementos naturales que tratan de explicarnos algunos sucesos de la vida.
Princesas, flores, héroes y tristeza son los elementos más esenciales de los mitos, pero esta vez, te traemos dos historias mayas sobre algunos seres monstruosos que habitan en las selvas mayas.
Che Uinic
La Península de Yucatán tiene a Che Uinic, un gigante que habita en la selva y ha aterrorizado a los locales desde hace mucho tiempo, e incluso los turistas se han llevado cara de espanto.
Che Uinic es un nombre maya que deriva de wíinik (hombre), ch’éej (monte) o che’ (árbol, madera y palo), así que puede traducirse de varias maneras: “el hombre de los montes” o “el hombre de los bosques”.
Si te encuentras a este monstruo, tienes que correr muy rápido o bien enfrentarlo con ramas de un árbol, bailar con éstas, hacer malabares y cantar al mismo tiempo. Se dice que esta estrategia no podrá controlar su risa y que por su peso, caerá al suelo y no podrá ponerse de pie dándote tiempo para huir. Aunque nadie ha podido corroborar esta fórmula y quizá tampoco quieras ser tú quien la ponga a prueba.
A este villano selvático se le ha visto en las zonas arqueológicas: Edzná, Tohcok, Chunhuhub, Xcalumkín y Kankí.
Esta criatura de la mitología maya vive en cavernas, en la espesura de la selva, alejada de los grandes poblados, como muchas leyendas. Además, sale por las noches a cazar para poder alimentarse de humanos. A menudo se le describe como un monstruo de gran pelaje rojo, con una voz fulminante y grave, capaz de ensordecerte y dejarte paralizado del miedo.
Sincinito-Wa’paach
En el sur de Yucatán se le conoce como Sincinito a esta especie de “Pie Grande” de las tierras del Mayab”. La mención de este ser fantástico provoca escalofríos, ya que entre seis y diez de la noche, se podía ver caminando a un hombre al revés. El Sincinito, también se dice, corre entre los senderos y la espesa maleza con unas largas zancadas.
En algunas partes de la frontera de Yucatán, el Sincinito conserva su nombre maya: el Wa’paach, o el Kúulpach, que traducido al español es “el que camina de reversa”. En la región de Tihosuco, por San Román, pueblo cercano al histórico Tepich, el Wa’paach se conoce como el Kúulpáach xímbal, el que sigue caminando al revés.
El Sincinito es una bestia que más recuerdan los abuelos que fueron chicleros y recorrían los montes en busca de zapotales. Se cree que el Sincinito no es uno sino cientos de seres que a veces son pequeños o gigantes.
Se les suele describir con forma humanoide, mucho pelo en espalda, pecho y extremidades, y justo, algunas veces más alto que todos los humanos y algunas veces mucho más pequeño. Pero los encuentros suelen ser inciertos y esporádicos sobre todo entre la maleza de la montaña.