¿Por qué corren los tarahumaras? Los secretos ancestrales del pueblo rarámuri

Foto de portada: Revistatqv.mx

Los tarahumaras son conocidos en todo el mundo por su asombrosa capacidad para correr.

Muchos reconocen a los tarahumaras como los mejores corredores del mundo. Y es que se trata de una actividad que desde hace varias décadas ha formado parte de su vida diaria. Para ellos, correr es como caminar. Sus piernas son su principal medio de transporte.

Entre ellos se llaman “rarámuri”, que quiere decir “pie corredor”. Son capaces de correr distancias de más de 250 kilómetros sin detenerse. Pueden llegar a correr lo equivalente a 16 maratones durante una semana. Lo increíble es que lo hacen con sus prendas y calzados tradicionales, huaraches que ellos mismos elaboran.

Distintos autores afirman que esta asombrosa capacidad se debe a sus orígenes. Los rarámuris se asentaron en territorios muy inaccesibles de la Sierra Tarahumara. Dicho esto, la única forma de comunicarse, cazar y comercializar era a pie. Pese al desarrollo de las zonas aledañas, para los tarahumaras era necesario cruzar territorios corriendo. Es por esto que los rarámuris evolucionaron para soportar largas distancias. Actualmente todos los tarahumaras, incluidos las mujeres y los niños, corren para llevar a cabo sus actividades cotidianas.

Lorena Ramírez / La Razón

Con el fin de entender la resistencia para correr de los tarahumaras o rarámuris, Luis Alberto Vargas Guadarrama, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con sus alumnos Javier Rivera Morales y Martha Balcázar Quintero, estudian la influencia de factores ambientales, biológicos, culturales, geográficos y alimenticios para explicar las características físicas de esta comunidad.

Según Vargas Guadarrama, tras analizar los resultados obtenidos, es claro que la carrera para los tarahumaras no es algo competitivo, como lo sería para nosotros, sino consecuencia de una forma de vivir, de concebir el mundo y de ver el Universo, y por ello es preciso evaluar su cultura, sus condiciones de subsistencia y cómo se han relacionado con lo que les rodea.

La iniciativa surgió hace seis años a partir del interés de Balcázar (nutrióloga) y Rivera (antropólogo físico) de ahondar en el tema. Para ello aprovecharon sus contactos con colegas como Patrick Pasquet (del Centre National de la Recherche Scientifique) y se dieron a la tarea de estudiar a los tarahumaras, pero no en un sentido anecdótico, sino en toda su complejidad.

La carrera tiene un componente ideológico y de cosmovisión que aún no se ha esclarecido, pero todo parece indicar (porque no hay fuentes históricas) que está muy relacionada con el Sol, el cual es representado en la bola pateada por los corredores mientras se desplazan, lo que podría representar el tránsito del astro a través del cielo y relacionarse con situaciones hidrológicas muy profundas.

Además, cada elemento se relaciona con otros; así, esta cosmovisión ligada a los ciclos solares y el agua se vincula a uno de los pilares alimenticos de esa cultura: el maíz, que en la tierra tarahumara crece en una variante única, producto de una selección de siglos y que proporciona los elementos requeridos para la actividad rarámuri.

De ahí surge una bebida de maíz tostado y molido: el pinole, que no sólo se puede almacenar por años, sino que al tomarse les aporta los nutrimentos y energía necesarios para carreras largas.

La comunidad tarahumara se asienta de manera dispersa a lo largo de la sierra, lo que los obliga, desde muy pequeños, a recorrer grandes distancias. Ello ha ido preconfigurando su resistencia corporal que, desde un principio, ha sorprendido a los visitantes de la región.

La topografía, con subidas y bajadas prolongadas, a veces por kilómetros, obliga a los rarámuris a caminar y correr para llegar a sus destinos. Esta actividad física cotidiana influye en que estén en mejores condiciones, incluso que en poblados vecinos.

Hasta el momento, se han encontrado algunos cambios en el esqueleto y en la proporción de las piernas de los rarámuris, pero quizá lo más interesante es que no ha hallado genes específicos para la carrera, pero sí algunos que parecen estar ligados al metabolismo, al aprovechamiento de sustancias y a la resistencia. Los resultados no son definitivos, pero es un aspecto que complementa lo que se ha hecho hasta ahora.

Cuatro secretos para correr mejor:

No gastes energía

Los tarahumaras no cuentan con calorías extras para gastar. Por sus largas jornadas, tienen que tener siempre la suficiente energía para resistir las corridas. Si vas a tomar un descanso o quieres tomar agua, sólo haz eso. Los tarahumaras suelen sentarse en sus “breaks”, y no gastan nada de energía durante éstos. Cuando es hora de partir, ellos se paran y comienzan a correr de nuevo.

Trabaja en equipo

Correr junto con la tribu es muy propio del tarahumara. La colaboración te hace más fuerte, y más feliz. No se trata de una competencia, sino de un equipo que pretende llegar al destino. La idea es alimentarse de la energía y camaradería de los otros. Si vas solo, puedes perder la noción del tiempo o inclusive de la velocidad a la que vas. Correr acompañado reduce el riesgo de sobrecalentamiento.

Corre con alegría, y contagiosa

Para los tarahumaras, correr les trae alegría. Es una experiencia que fortalece el significado espiritual. Si disfrutas del correr, no sólo contagiarás a los que te acompañan, sino que también los inspirarás a seguir corriendo.

Abraza la simplicidad

Los tarahumaras no cuentan con GPS, tenis especiales ni relojes cardiovasculares. Mantener las cosas simples les permite enfocarse por completo a las corridas. Para los tarahumaras correr es un arte, algo que se aprende con tiempo. Para ellos, la meta no es ser el más veloz, es ser bueno. Trata de dejar de pensar en rapidez y empezar a poner atención a la técnica.

Fuente: Duncan Larkin. Competitor.


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