La impresionante y última muralla de la zona arqueológica de Huexotla

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Huexotla proviene del náhuatl y puede traducirse como “lugar donde hay sauces”.

 

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Aunque se dice que Huexotla es un lugar poco o casi nada explorado, varias estructuras han sido estudiadas de manera parcial a partir de principios del siglo pasado por diversos investigadores. Existen varias estructuras interesantes, pero sobresale La Muralla, una pared hecha con fragmentos de roca y tezontle.

Leopoldo Batres, pionero de la arqueología en 1904, exploró y restauró Santa María Grande, El Circular o Templo de Ehécatl y La Estancia. En los años de 1961, 1962 y 1968, Eduardo Pareyón continúa los trabajos en la zona.

 

 

En 1980 Teresa García efectúa labores de mantenimiento, exploración y restauración arquitectónica con el fin de conocer la extensión del sitio y sus diferentes épocas de ocupación. En los años de 1993, 1998, 2000 y 2003, Rafael Alducín realiza trabajos de exploración arqueológica y acciones de conservación y restauración en los edificios de La Estancia y El Circular.

A partir de 2008, Alberto Juárez ha continuado con los trabajos de investigación arqueológica y de conservación y restauración en los edificios de La Comunidad y La Estancia.

 

La Muralla prehispánica

 

 

La muralla era parte de las defensas de la ciudad antigua de Huexotla, sobre ella Charles Joseph Latrobe (político y científico inglés) escribe en 1834 que “…es una de las grandes curiosidades del país”. La construcción está hecha de piedra rodada de río, pequeños sillares de tezontle y unas piedras en forma de cono de 30 centímetros de largo y 9 centímetros de diámetro en su base.

Estas piedras están encajadas en el macizo del muro, dejando asomar solamente su base que presenta una superficie redondeada. Están colocadas por hiladas perfectamente juntas las unas con las otras y se cuentan por millares. Entre los habitantes de la localidad circula la versión de que cada una de estas piedras representa un obrero de los muchos que se emplearon para la construcción de esta gigantesca obra.

 

 

Se estima que medía 700 metros de longitud (en la actualidad solo se conservan restaurados 171 metros), 7 metros de altura y 2 o 3 metros de ancho. Algunos trabajos han encontrado más partes en una barranca del pueblo (donde está un puente del siglo XVI).

Esta Muralla fue una medida de defensa, pero destaca por ser un elemento poco común para la ciudad en el año 900–1521 d.C. Se piensa que tuvo algunos accesos controlados para proteger el templo mayor de Huexotla. El día de hoy sirve como barda de la Iglesia de San Luis Obispo.

 

 

El templo tiene una estructura rectangular adjunta, en la que se encontraron piezas de cerámica, figurillas, braceros, malacates; por lo que sin duda se usó para rituales de lluvia ya que el viento prepara al campo para recibirla.

El asentamiento abarca varios kilómetros cuadrados pero solo una parte se encuentra abierta al público. La comunidad de San Luis Huexotla cuenta además con una presencia importante de arquitectura virreinal (religiosa y civil) y tradicional de gran importancia, fruto de una larga y continua ocupación humana.

 

 

De la época virreinal, producto de la conquista militar y espiritual española, destacan los edificios religiosos: la Iglesia de San Luis Obispo y el ex–convento franciscano. Todavía hay muchas partes por estudiar en la zona arqueológica de Huexotla aunque muchas se han perdido por el crecimiento de la mancha urbana. Es un sitio pequeño que fue de gran importancia en la triple alianza y que vale mucho la pena conocer.

 

 

Muralla de Huexotla

Dónde: Calle San Francisco s/n, pueblo San Luis Huexotla 56220, Texcoco de Mora, Texcoco, México.

Cuando: lunes a domingo de 8:00 a 15:00 horas y 16:00 a 17:00 horas.

Entrada libre