Pericos monjes invaden la CDMX , una bella especie carismática pero muy competitiva

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El Perico monje es un ave preciosa pero en muchas partes del mundo se le considerada una plaga.

 

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El periquito monje es un animalillo que se tiene como mascota debido a que son  muy inteligentes y tienen una gran adaptabilidad al medio, a la alimentación  y a que la forma de su pico es fuerte y versátil, así como la estructura flexible de sus patas que le permite trepar en la vegetación y asir alimentos. ​

Estos periquillos son animales sociales de gran complejidad, llegan a construir nidos comunales en la mayor altura posible disponible de los árboles. Es la única especie de loro que construye sus propias nidificaciones utilizando ramas y vuelan en ruidosas bandadas.

 

 

Asimismo, es capaz de emitir chillidos, graznidos e imitar palabras. ​Debido a su tamaño y manejo en casa, se han introducido como mascotas en varios lugares, aunque más tarde terminan escapando al grado de que se han vuelto aves silvestres. Entre 1960 y 1980 se introdujeron miles de cotorras a los Estados Unidos como mascotas. ​ Muchos de ellos se escaparon lo que permitió que la especie proliferara. Al grado de que en 1970, había ejemplares en siete estados y para en 1995 se había difundido a otros ocho. Se calcula que solo en Florida, pasó debe haber entre 150,000 a 500,000 a principios del siglo XXI.

 

De Mascota a plaga

 

 

Esto derivó en que el periquito monje sea, hoy en día, es considerada una plaga invasora. El perico es una especie exótica que entró a México y ahora existen poblaciones silvestres por todo el país, los expertos temen que su apariencia pueda representar un obstáculo para frenarla.

A pesar de que es pájaro de 30 centímetros con un precioso plumaje verde limón y gris; el perico monje argentino es una especie que representa un peligro para nuestros ecosistemas. De hecho, esta ave figura en el primer listado de invasoras publicado en diciembre pasado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

 

 

Aunque esta ave no es originaria de la región, es capaz de sobrevivir, reproducirse y establecerse en hábitats y ecosistemas naturales. Pero la introducción de especies exóticas se considera una de las mayores causas de pérdida de biodiversidad global, provocando hasta 17% de las extinciones animales. En México, es el tercer factor de presión a la biodiversidad.

Esta especie no debe ser tomada a la ligera. En otros países donde se han vuelto plaga (en España se calculan unos 20 mil ejemplares), registrando desplazamiento de especies nativas y afectaciones a cultivos ya que este perico puede anidar en donde sea. Sus nidos son tan grandes que provocan equivalentes daños en el bosque ya que rompen las ramas de los árboles, así como postes de luz e incluso torres eléctricas.

 

 

El peso de los nidos puede ser de más de 150 kilos, y cuando anidan en un poste de luz, muerden cables causando cortocircuitos, problemas en las comunicaciones, además de portar enfermedades que afecten a poblaciones de aves mexicanas y a la salud humana.

Asimismo, el otro peligro de estos animales está en la cantidad de aves, y su éxito reproductivo aumenta mucho en ciudades y zonas urbanas. Cada ave vive de 20 a 30 años, y una sola pareja puede engendrar 30 aves por año. De hecho, esta especie se considera una plaga incluso en Argentina, su lugar de origen.

 

¿Qué hacer con el perico monje?

 

 

Patricia Ramírez Bastida, bióloga de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, maneja el Proyecto Cotorra Argentina, uno de los nidales de pericos monje más grandes de la CDMX, en la alcaldía GAM, financiado por la Conabio, y cuyo propósito es diagnosticar el grado de penetración de esta especie en la Ciudad de México y su área metropolitana, ubicando parvadas y sitios de anidación como éste.

 

 

En México sólo se había visto una parvada de estas aves en 1995. Pero entre 2005 y 2010 se transportaron 126,260 ejemplares que hoy proliferan en Oaxaca, Baja California Sur, Guerrero, Hidalgo, Estado de México y 21 estados más con poblaciones de miles de aves. La importación de perico monje se prohibió en 2015, pero ya fue muy tarde.

Desde 2006, México se convirtió en el mayor importador de cotorra argentina en el mundo. Por fortuna, las poblaciones de pericos todavía no se han incrementado a grados invasivos, la literatura referida a esta ave advierte que de no tomar su erradicación como prioridad e invertir todo lo necesario para llevar a sus poblaciones a cero, cualquier recurso gastado se desperdiciará.

 

 

El perico monje es una plaga, pero como cuenta con el apoyo de la gente, al ser una especie carismática, que resulta complicado impedir que se sigan liberando y tomando como mascotas. Es por eso que se recomienda no alimentar al perico monje argentino.

La otra idea, es  hacer que la especie “se naturalice”; es decir,  que sus poblaciones dejan de competir con las especies nativas y tomen un nicho ecológico. Los gavilanes, la aguililla de Harris y el halcón peregrino podrían estabilizar el ecosistema, haciendo que la naturaleza haga el resto.