Seguramente has pasado por ahí cientos de veces, pero, ¿te has detenido a apreciar la magnífica arquitectura del Palacio de Hierro del Centro Histórico?
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La historia del histórico edificio del Palacio de Hierro se remonta al ocaso del siglo XIX en la Ciudad de México. La segunda intervención francesa y el advenimiento del imperio de Maximiliano catalizaron la llegada de numerosos ciudadanos franceses. Muchos de ellos eran comerciantes que querían probar suerte al otro lado del mundo. Fueron precisamente dos jóvenes franceses con buen ojo para los negocios quienes fundaron esta legendaria empresa.
Imagen de: casapalacio.com.mx
Joseph Tron y Joseph Léataudllegaron a México en los primeros años del gobierno de Maximiliano. Trabajaron en un cajón de ropa llamado Las Fábricas de Francia, hasta que lo compraron, en 1876. Acto seguido, formaron una sociedad comercial junto con los hermanos de Tron, Jules y Henri: J. Tron y Cía. En 1888, la sociedad vendió Las Fábricas de Francia para abrir la primera tienda departamental en México: El Palacio de Hierro. El objetivo era construir una tienda enorme, emulando a un almacén, que ofreciera de todo a sus clientes. No se detuvieron en la vestimenta o en artículos de novedad, sino que se enfocaron en brindar una experiencia mercantil integral. Así fue como el primero de julio de 1891 se inauguró el primer Palacio de Hierro. La estructura de hierro y acero de su interior hizo gala a su nombre, y su fama se disparó.
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Era una verdadera joya tecnológica para la época: tenía un elevador hidráulico y transparente, 350 focos eléctricos, 500 mecheros de gas para emergencias, teléfono y hasta una oficina de correo y telégrafo. El éxito fue inmediato: los maniquíes, los pisos sin tarima y los elegantes mostradores encantaron a sus clientes. Debido a la ingente concurrencia que atraía, fue necesario ampliar el inmueble dos veces. Sin embargo, la tragedia apareció: en 1914, durante la preparación para un concurso de aparadores y carros alegóricos, una conexión eléctrica falló y se desató un incendio. Consumió, de inmediato, innumerables telas, y afectó el armazón de hierro y el resto de la construcción. El daño estructural fue tan profundo, que fue necesario remodelarlo. De ello se encargó el arquitecto Paul Dubois, quien erigió un nuevo edificio, espléndido, repleto de elementos de Art Decó y Art Nouveau. Es este edificio el que domina una de las calles del Centro Histórico hoy en día.
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La última transformación del Palacio de Hierro aconteció en 1922, cuando su concepto cambió y se expandió. Pasó de ser una tienda-almacén que priorizaba el mayoreo a una tienda departamental enfocada en la venta minorista. Visitarlo se convirtió en una experiencia lujosa, paseando por pasillos que exhibían los artículos de moda y deslumbraban a sus visitantes. Además, al personal se le enseñó a atender a los clientes de una manera personalizada y minuciosa.
Imagen de: elpalaciodehierro.com
Así que date una vuelta por la Avenida 20 de noviembre, número 3, del Centro Histórico y observa con detenimiento el Palacio, mientras piensas en todo lo que tuvo que pasar para que esté allí el día de hoy, a tu disposición. Aquí más arquitectura deslumbrante y cargada de historia: el Instituto Mier y Pesado.
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