10 datos que quizá no conocías sobre el imponente Templo Mayor

Foto destacada: INAH

El Templo Mayor fue el último suspiro para las culturas de Mesoamérica, hasta la llegada de los españoles.

 

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El Templo Mayor era conocido como Huēyi Teōcalli y estaba dedicado al dios de la guerra Huitzilopochtli, y al dios de la lluvia y la agricultura Tláloc. Como muchos templos en Mesoamérica, el Templo Mayor pasó por siete fases de construcción, la primera en 1325, mientras que su versión final fue destruida y saqueada en su mayor parte en 1521 por los españoles.

La gran capital mexica fue el último gran suspiro para Mesoamérica antes de la llegada de los españoles. Pero a pesar de su historia relativamente corta, es difícil exagerar su impacto en México y la identidad mexicana. Aquí te dejamos algunos datos sorprendentes de este gran destino arqueológico.

 

 

Edificio religioso de Tenochtitlan

 

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Cuando hablamos del Recinto Sagrado del Templo Mayor nos referimos al edificio principal y al complejo arquitectónico al cual pertenecía, junto con otras 77 estructuras como el Calmécac (escuela para la élite), la Casa de las Águilas y el Templo de Ehécatl.

Es el edificio religioso más importante de Tenochtitlan. Medía 45 metros de altura, casi como el Coliseo romano. En la cima había dos capillas: una para Huitzilopochtli, dios del sol, y otra para Tláloc, dios de la lluvia. Cada una tenía una escalinata. De las 78 estructuras, se han identificado arqueológicamente 36.

 

 

Huey Tzompantli

 

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En trabajos arqueológicos de 2015 se descubrió una estructura de cráneos humanos que aparecía en las descripciones de conquistadores y frailes españoles. De acuerdo a las declaraciones del arqueólogo Matos Moctezuma, el tzompantli tenía un simbolismo que mostraba el poderío mexica, “Ahí iban a parar los cráneos de decapitados en diferentes ceremonias, incluso había víctimas mexicas”.

 

 

Dualidad

 

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El Templo Mayor está representado por dos grandes conceptos en la cultura mexica: la guerra (Huitzilopochtli) y la producción agrícola (relacionada con Tláloc). El investigador y arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma dijo que los otros edificios del Recinto Sagrado estaban alineados con la dualidad de la estructura principal: el ‘eje de  la vida’ y el ‘eje de la muerte’.

 

 

Pasadizo oculto

 

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El Proyecto del Templo Mayor constantemente está uniendo las piezas de los hallazgos que se realizan cada año, como fue el hallazgo de un estrecho túnel de 45 cm de ancho parte del muro sur del edificio Cuauhxicalco y conduce a la plataforma circular de este. Lo sorprendente es que en el centro de dicha área se abren dos cámaras laterales que probablemente guarden restos de importantes gobernantes mexicas.

 

 

Recorrido de Cortés

 

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En las crónicas de la conquista, se relatan los encuentros que tuvieron los españoles y el recibimiento que los gobernantes prehispánicos. Previo a la caída de Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, Moctezuma Xocoyotzin invitó a Cortés a recorrer el conjunto de edificios que constituía el Templo Mayor. En su recorrido diplomático, Cortés presenció el esplendor máximo de las construcciones, los frescos que decoraban los muros y, además, presenció una justa de juego de pelota.

En los últimos años, los hallazgos realizados en el Templo mayor han develado la riqueza y ahínco con el que los mexicas enterraban a sus gobernantes. Por ejemplo, en un conteo que suma 200 ofrendas se encontraron 12 águilas reales, siete lobos, siete pumas y dos halcones. Además de especies de vestigios provenientes de especies del océano Pacífico, como corales, conchas madreperla, estrellas de mar, peces globo y caracolas.

 

 

Como una cebolla

 

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Para los mexicas, el Templo Mayor era el centro del universo. Por eso, cada vez que deseaban agrandarlo construían sobre el edificio anterior sin derrumbarlo. De esta manera, se han identificado 7 etapas constructivas; por supuesto, las partes internas son las que están mejor conservadas, explica el arqueólogo Leonardo López en un documental del INAH. Esta es la razón por la que se dice que es “como una cebolla, debido a sus varias capas.   

 

 

Coyolxauhqui

 

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Este monolito fue hallado en 1978, con el que inició el proyecto de investigación que continúa hasta la actualidad. Mide más de 3 metros de diámetro y pesa casi 8 toneladas. Fue hallado por trabajadores de Luz y Fuerza muy cerca del Zócalo de Ciudad de México, marcando la arqueología en México y sirvió de guía  para hallar el Templo Mayor, centro de la vida religiosa en la antigua Tenochtitlan.

En la piedra, la deidad lunar aparece desmembrada, luego de que su hermano, Huitzilopochtli, la decapitara y arrojara desde un cerro pues, según el mito, ella intentó matar a su madre, la diosa Coatlicue.

 

 

Colosal Tlaltecuhtli

 

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En 2006 se halló la escultura mexica más grande hasta ahora. Mide 4.17 metros  x 3.62 metros  y pesa 12 toneladas. Representa a la diosa  de la tierra, vista como “devoradora de cadáveres”. Simboliza el ciclo de la vida y la muerte y la “renovación mediante el sacrificio”, de acuerdo con  la doctora Diana Magaloni Kerpel. Asimismo, en el recinto del Templo Mayor se han localizado más de 400 especies de fauna exótica, entre ellas hay jaguares, lobos, cocodrilos y águilas, además de peces y moluscos.

 

 

Ofrenda 17

 

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En este lugar hay una colección llamada Ofrenda 17 que contiene objetos que probablemente fueron obtenidos como botín de guerras y cráneos de decapitados en rituales de consagración.  El recinto explica que a través del sacrificio humano se ofrendaba la sangre y la vida misma, considerado lo más preciado, para que de la muerte surgiera la vida. Se empleaban diversos objetos como el cuchillo de pedernal, la piedra de sacrificios y el cuauhxicalli (recipiente para ofrendar corazones).

También existía el autosacrificio, que consistía en perforarse partes del cuerpo con navajas de obsidiana, puntas de maguey o punzones de hueso. Pero solamente los sacerdotes, guerreros, gobernantes y estudiantes del Calmécac tenían acceso permanente al Recinto Sagrado.

 

 

Museo del Templo Mayor

 

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En 1987 se abrió al público la colección que abarca 10 mil objetos en su mayoría provenientes de la zona arqueológica. De todas las piezas hay 3 que no debes dejar de admirar en el museo de la zona arqueológica del Templo Mayor. La escultura del dios de la muerte, Mictlantecuhtli, la escultura de tamaño natural de un Guerrero Águila, que se conserva con restos de estuco y la escultura que pudo haber servido como recipiente para ofrendas; representa un águila real: Águila Cuauhxicalli. Este museo recibe, en promedio, 650 mil visitantes al año; 80% son nacionales y el resto extranjeros.

 

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Templo Mayor

Dónde: Seminario 8, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro, Cuauhtémoc, 06060 Ciudad de México, CDMX

Cuando: martes a domingo de 09:00 a 17:00

Cuánto: $80