María Matuz, la poderosa chamana y curandera del norte

Foto destacada: memourias

María Matuz una curandera yaqui del norte de México, cuya vida y sanaciones son un misterio.

 

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Vícam es uno de los ocho pueblos yaquis (Pótam, Tórim, Bácum, Cócorit, Huirivis, Belem y Rahum) construido por misioneros jesuitas, que concentra la segunda mayor población del municipio de Guaymas y uno de los principales poblaciones yaquis del Estado de Sonora.

En esta pequeña población con menos de 10, 000 habitantes, en Casas Blancas vivió una profeta, adivina, exorcista, mediadora entre nuestra realidad y la dimensión de lo desconocido: María Matuz.

 

 

María Matuz al pueblo de Vícam a ser reconocido en varios lugares del mundo, reverenciada por grandes santeros de México y Latinoamérica por su incuestionable don. Se cuenta que los profetas se presentaban en los sueños de María Matuz, y la invitaban a recorrer selvas, desiertos y el fondo del mar, y de otros sitios en donde hubiera material para curar a la gente enferma.

Pero Matuz siempre negó a los medios de comunicación una entrevista, algo sobre su origen y poder. De hecho, de ella se conservan muy pocas fotografías y registros sobre sus historias; que más bien son anécdotas de sus logros. Se cree que muchos políticos, artistas, otros hombres y mujeres con similitudes dones llegaron a realizar largos y muy cansados viajes tan solo para estar frente a ella. Aunque pocas veces se revelan nombres, se cree que alguna vez la visitó el pintor José Luis Cuevas, Joan Sebastián, Abraham Zabludovsky, Laura Flores y otros luchadores y beisbolistas.

 

 

Como muchas otras personas con poderes, la gente le pedía ayuda y ella hace rituales fuera de toda lógica en donde expulsaba cabellos por su boca, clavos emanados por su piel, y entes que bajo el poder de María Matus eran dominados para abandonar cuerpos que sufrían de asombrosos tormentos en muchas historias en donde se une lo cósmico, lo paranormal, la fé y los viajes astrales..

 

 

Se dice que en los 80, María Matuz fue llevada a la ciudad de Hermosillo, por el Gobernador el Dr. Samuel Ocaña, con tal de que hiciera llover y erradicara la sequía que amenazaba al pueblo de Sonora. La presa Abelardo L. Rodríguez estaba seca y Eloy Bustamante, en su libro María Matus afirma que parada en el bordo de la presa, alzó sus brazos e invocó al cielo.

Su oración fue profunda y por varios minutos estuvo meditando, cuando en el horizonte se vio un relámpago, al poco tiempo, la lluvia se dejó sentir y en menos de dos horas la presa empezó recibir gran caudal de agua de ambos ríos que la nutren.

 

 

Para la tribu Yaqui, María, la famosa curandera permanece gravitando en el silencioso valle de Vícam. Eloy Bustamante asistió a la ceremonia yoreme donde cientos de Yaquis acuden al sitio sagrado, histórico y comunal para presenciar la más sagrada de las fiestas paganas que aún perduran cobijadas bajo el manto de la tradición, donde María Matus ofrecía un ritual Yaqui cada año.

No obstante, Matuz falleció la mañana víctima de una serie de complicaciones en su salud. Aracely Matuz, nieta de la legendaria mujer, dijo que su abuela contaba con 97 años al momento de su muerte. María fue una de las curanderas más populares del norte de México.

 

 

Araceli Vázquez Valdez, nieta de la curandera, tiene pensado crear un libro donde se cuente la vida de una de María Matuz y donde se publique y quede para futuras generaciones su legado curativo.

Se cree que María Matuz contaba con 105 años y su vida la dedicó prácticamente a curar a personas que de todo el País y del extranjero buscaban con ella remedio a sus males.

Por ahora, el legado de esta reconocida curandera quedará sólo en la memoria de sus familiares. Ya que la señora Matuz nunca habló el castellano, siempre en la lengua Yaqui, pero tenía intérpretes, que eran sus mismas nietas.