Descubren preciosa escultura del dios del maíz en Palenque

Foto destacada: INAH

Esta escultura del dios del maíz fue hallada con diversos objetos rituales en Palenque.

 

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Un par de meses atrás se dio el hallazgo de una persona del sexo femenino, que fueron encontrados por investigadores del proyecto arqueológico de Palenque, dirigido por Arnoldo González Cruz, mientras se escavaban  pozos para los baños del sitio arqueológico.

Ahora, el mismo arqueólogo, Arnoldo González descubrió una “efigie tridimensional del dios del maíz”; es decir, una escultura con mil 300 años de antigüedad. El dios del maíz solamente se había representado pintado sobre muros o sobre platos y vasos de cerámica, así que este hallazgo es inusitado y de gran importancia.

 

 

 

La escultura fue hallada entre tres paredes en la fachada sur de la Casa B de El Palacio. Debajo de la efigie se habría reconocido un depósito ritual, con una de las deidades más importantes del panteón maya, datada en el período Clásico Tardío (700-850 d.C.).

Esta cabeza se suma a los diversos descubrimientos que se han dado con el proyecto Conservación Arquitectónica y de los Acabados Decorativos del Palacio, con todo un equipo interdisciplinar entre Arnoldo González y la restauradora Haydeé Orea Magaña.

 

 

La cabeza del dios del maíz, fue localizada mientras el equipo retiraba el relleno de un pasillo y los investigadores vieron una alineación de piedras un poco extraña y cuidadosa, en donde había un receptáculo de piedra de tres lados en cuyo interior encontraron la cabeza estucada. Esta formación formaba parte de una ofrenda que se dispuso sobre un estanque para simbolizar el ingreso de este importante dios al inframundo desde un entorno acuático.

“El descubrimiento del depósito nos permite empezar a conocer cómo los antiguos mayas de Palenque revivían de manera constante el pasaje mítico sobre el nacimiento, la muerte y la resurrección de la deidad del maíz”, comenta González Cruz.

 

La ofrenda al dios del maíz

 

 

La cabeza mide 45 cm de largo, 16 cm de ancho y 22 de alto, y estaba colocada en una orientación este-oeste, se cree, que para simbolizar el nacimiento de la planta del maíz con los primeros rayos del Sol. La escultura tiene el mentón afilado, pronunciado y partido; labios finos y muestran los incisivos superiores.

Los pómulos son finos y redondeados, y los ojos, alargados y delgados. De la frente amplia, larga, aplanada y de forma rectangular, nace una nariz ancha y pronunciada. “Asimismo, la cabeza se halló sobre los fragmentos de un trípode de cerámica, lo que sugiere –según los expertos– que se concibió originalmente como una cabeza cercenada”.

 

 

Este espacio ritual también tenía vegetales, huesos de animales, conchas, fragmentos de cerámica y de figurillas antropomorfas, 120 pedazos de cuchillos de obsidiana, parte de una cuenta de piedra verde, dos cuentas de concha, semillas y caracoles.

“La colocación de estos elementos estaba constituida de forma concéntrica y no por estratos, cubriendo casi el 75 por ciento de la cavidad, la cual sellaron con piedras sueltas. Algunos huesos de animales fueron sometidos a cocción, y otros tienen marcas de descarne y huellas de dientes, por lo que sirvieron para consumo humano como parte del ritual”, señala el arqueólogo.