La vainilla, tesoro y herencia de nuestro pasado prehispánico

Un poco sobre la historia e importancia de la vainilla.

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Pocos saben que la vainilla, como la consumimos, proviene del extracto de un tipo de orquídea llamada Vanilla planifolia. Su alargado fruto es de donde se extrae la tan codiciada esencia (usada en gastronomía, perfumería y hasta como sustancia medicinal), y es la única planta de la familia de las orquídeas que se cultiva por motivos no ornamentales —siendo que la siembra y cultivo de esta planta caribeña requiere cuidados especiales y exhaustivos.

Nativa de México, Belice, Honduras y Guatemala (aunque algunas especies emparentadas crecen en el África tropical y algunas regiones del sureste asiático), fueron los españoles quienes la llevaron a Europa después de su llegada a las costas de Veracruz y la bautizaron con el nombre que la conocemos por extraerse de pequeñas vainas. Este producto era muy apreciado en las sociedades mesoamericanas; los aztecas la conocieron como “flor negra”. Esta civilización, y antes de ellos los mayas, solían consumirla en una bebida espesa hecha a base de cacao, destinada para nobles y guerreros.

Se sabe que los aztecas importaban la vainilla de los pueblos totonacas, que estaban establecidos en Veracruz. Según una leyenda totonaca, la planta de la vainilla nació de la sangre de la princesa Tzacopontziza —“estrella de la mañana”— en el lugar donde ella y el príncipe Zkatan-Oxga —“venado joven”— (que la había secuestrado por amor) fueron capturados y decapitados por los sacerdotes de Tonoacayohua, diosa de las cosechas. El príncipe se reencarnó en un vigoroso arbusto y la princesa se convirtió en una delicada liana de orquídea que abrazaba dulcemente a su amante.

La vainilla mexicana tiene denominación de origen, algo que hace de este producto particularmente valioso y especial, además de uno de los más costosos. En la gastronomía, la vainilla ayuda a acentuar algunos sabores y reducir otros, una propiedad poco común y muy apreciada. Las propiedades medicinales que se le han atribuido a su tintura incluyen el combate de la histeria, la depresión y la melancolía.

La historia de la vainilla sólo nos recuerda las muchas riquezas naturales y culturales que guarda nuestro enorme país, y nos invita a apreciarlas de una manera más profunda…