4 escuelas que formaban parte de la educación prehispánica

Foto destacada: @luinsta_gram y @eden_halak

Estas 4 escuelas estaban dedicadas a formar a la comunidad en diversas espacios del mundo azteca.

 

En la educación náhuatl el maestro o temachtiani tenía la función de hacer que los estudiantes vieran su rostro, que se conocieran a sí mismos para hacerse sabios. Ese era el objetivo de la educación prehispánica, además de humanizar  y “hacer fuertes los corazones.

La finalidad básica de la educación náhuatl era enseñar a vivir, obedecer a las personas, a respetarlas, a estregarse a la moral a la prudencia y a la cordura.

 

Formas de educación en el mundo azteca

 

Los nahuas contaban dos tipos de escuelas, el Calmécac y Tepochcalli. En el Calmécac se llevaban a cabo prácticas que generaran en los estudiantes un sentido de pertenencia y responsabilidad.

En el Tepochcalli se daba la ensañanza intelectual y se preparaba a los hijos de los  nobles para las artes y ciencias; además de la enseñanza religiosa milicia o administración pública.

El Tepochcalli o Telpuchcalli era básicamente la escuela para la comunidad general, este centro estaba dedicado a preparar a los futuros soldados; sus estudiantes recibían adiestramiento físico, historia, religión, música y danza, de esta escuela egresaban jefes militares.

 

Cuicacalli: la casa de los cantos

El Tlamatinime era el sabio,  el  educador que hacía que los hombres mirasen a los  dioses  y  aprendieran las  cosas  humanas. La educación náhuatl en el mundo prehispánico era tan importante,  que el  arte de  crear hombres y  educarlos era una ardua y constante tarea.

Además de esto, existía el Cuicacalli La Casa de cantos. Un centro educativo donde acudían los jóvenes para aprender música y danza, e historia a través de estas artes. Los alumnos aprendían alabanzas a los dioses, música, danza e historia memorizada.

Los maestros del Cuicacalli eran sobre todo sacerdotes especializados en música. Se organizaban jerárquicamente siendo el tlapizcatzin era el maestro encargado de enseñar los cantos y marcar el ritmo.

El tzapotlateohuatzin era el encargado del coro y de la práctica diaria,  finalmente, el tlamazateutl vigilaba que los alumnos cantaran correctamente. También había un músico poeta experto en el calendario ritual, el epcoaquacuiltzin, quien se encargaba de componer los cantos nuevos.

 

A esta escuela acudían jóvenes de ambos sexos que recibían clases en salas separadas, y solo se reunían para practicar cantos y bailes. Cuando asistían al Cuicacalli eran vigilados por ancianos y ancianas encargados de vigilar que se cumplieran las estrictas reglas de comportamiento social.

Existía también, otra “escuela” llamada Mixcoalli donde se enseñaba a los jóvenes a construir y tocar instrumentos como el teponaztli, huehuetl, tlapitzalli y quiquiztli. Ya que en Tenochtitlan los músicos cumplían una función importante como encargados de llamar a los fieles a la oración.

 

Además, el pueblo mexica celebraba rituales acompañados con música y canto; las melodías  tenían cinco sonidos, los ritmos se acompañaban con tambores. Pero como no existen registros musicales escritos, las referencias existentes son específicamente iconográficas y arqueológicas.

Con la conquista, estas escuelas fueron adaptadas a la usanza occidental, y los indígenas construían y tocaban rabeles, vihuelas, flautas, clarines, cornetas, chirimías, sacabuches y atabales.  Los colegios se amoldaron a los monasterios y fueron los encargados de la educación del pueblo mexicano hasta el siglo XX.