Martín Ramírez, el misterioso artista mexicano en un hospital psiquiátrico

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Martín Ramírez es uno de los maestros autodidactas más notables del siglo XX.

 

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En 1925 Martín Ramírez viajo a los Estados Unidos siendo detenido tras la Gran Depresión, debido a que era un emigrante que vagabundeaba por las calles en profunda confusión y con incapacidad de comunicarse. A sus 37 años, fue llevado a un instituto de salud mental en donde pasó los otros 33 años con diagnóstico de depresión maníaca y esquizofrenia catatónica incurable.

A pesar de la triste historia, conoció al doctor Tarmo Pasto, profesor de psicología y arte quien integró a Ramírez en el mundo del arte, del que vivía apartado. Por una gran sorpresa, resultó que la producción pictórica de Ramírez fue de gran gusto para muchos.

 

 

Su arte estaba lleno de estructuras lineales flexibles elementos narrativos y autobiográficos que dieron sentido a su mundo interior y exterior en crisis. Siendo que los dibujos de Martín Ramírez  nacido en Jalisco en 1895, han pasado de estar colgados en las paredes de una estancia del DeWitt State Hospital, a los muros del Museo Reina Sofía.

Su primera exposición fue en el The Heart of Creation: The Art of Martín Ramírez, en el Moore College of Art and Design de Filadelfia, quien introdujo la obra de Ramírez al mundo del arte como el ejemplo paradigmático en Estados Unidos de lo que en Europa se había documentado como “el arte de los dementes, art brut o arte outsider”.

 

 

Muchos años después, el Museo Reina Sofía le dedicó una retrospectiva a Ramírez, bajo el nombre Marcos de reclusión. Fue una muestra de Brooke Davis Anderson, quien coordinó la exhibición de este artista en 2007 en el Folk Art Museum de Nueva York, aclamada por la crítica, reúne ahora un total de 62 dibujos procedentes de coleccionistas privados y públicos.

El Dr. Pasto fue el responsable de salvar casi medio millar de dibujos, de las llamas del fuego ya que el pegamento que utilizaba Ramírez en algunas de sus pinturas contenía saliva, y las enfermeras pensaban que la saliva podía ser causa de contagio.

 

 

Las obras de este artista hablan de México, tienen dibujos de vírgenes y de iglesias; así como ferrocarriles, jinetes, túneles y trenes. Muchas ilustraciones aparecen encerradas por líneas y curvas repetidas hasta la obsesión, creando un clima inquietante, claustrofóbico, símbolo quizá de su propia incomunicación (creyeron que era sordomudo, aunque realmente no sabía inglés).

 

 

Ramírez utilizaba cualquier papel y robaba los lápices a los celadores. Fue un arte marginal del que no se dejó testimonio escrito alguno sobre el significado de su obra. El discurso de “outsider” fue promovido por la primera exhibición de 1985, que ayudó a reforzar el aura de misterio que cubría su obra, lo cual la hizo más atractiva para los coleccionistas en busca de “arte puro”.

 

 

En 1987, sus dibujos fueron los principales atractivos de la exposición Hispanic Art in the United States: Thirty Contemporary Painters and Sculptors, la primer gran exhibición dedicada a los artistas de origen latinoamericano que habían nacido o trabajado en Estados Unidos pero la comunidad chicana y mexicano-estadounidense no recibió muy bien la inclusión de Ramírez en esa exposición.

Esto porque Ramírez no era ni un artista chicano ni un artista latino contemporáneo, sino un artista “primitivo”. Además, a la obra de Ramírez se le dio un carácter central pero, ¿cómo era posible que un artista “esquizofrénico” representara a una comunidad que aspiraba a ser tomada en serio por las instituciones hegemónicas del mundo del arte?

 

 

Tres años después, en respuesta a la exhibición de Hispanic Art in the United States, un grupo de artistas y académicos organizó una contra-exhibición: Arte Chicano: Resistencia y Afirmación, 1965-1985 pero se omitió l trabajo de porque su obra no se produjo durante el periodo cubierto por la exhibición, ni en el contexto de la experiencia social y política del movimiento chicano.

En 2011, cinco dibujos de Ramírez fueron incluidos en MEX/L.A.: “Mexican” Modernism(s) in Los Angeles, 1930-1985; con el objetivo de examinar la idea de “mexicanidad” en el contexto del arte moderno y contemporáneo con artistas mexicanos que trabajan en diferentes medios

 

 

Martín Ramírez en México

 

 

Una retrospectiva llamada Martín Ramírez: pintor mexicano, se inauguró en 1989 en el desaparecido Centro Cultural Arte Contemporáneo en la Ciudad de México. La exhibición fue organizada por iniciativa de Robert Littman, quien había introducido el Art Brut en EU y México. Su primera idea era montar una exposición con la famosa Colección de Art Brut de Dubuffet, pero le resultó más conveniente llevar a México la exhibición de Ramírez que abrió en 1985 en Filadelfia.

En dicha exposición, se intentó mexicanizar a Martín Ramírez, acompañando sus dibujos con juguetes tradicionales, piezas de cerámica de Tonalá y Tlaquepaque, y cajas de madera y amates de Guerrero.

 

 

Se dice que en esta exposición la hija mayor de Ramírez vio los dibujos de su padre. Uno de los sobrinos de Ramírez visitó la exposición, pero el personal del museo no lo tomó en serio. La nieta de Ramírez envió una carta a un periódico para explicar el origen, vida y datos sobre el artista pero la ignoraron.

De hecho, a pesar de que la exposición tuvo mucho éxito, los mexicanos consideraron que este tipo de arte era más bien chicano, por haber producido toda su obra en Estados Unidos; además de que el catálogo de la exposición no era mexicano. Desde 1989, no se ha podido llevar a cabo otra una exposición individual sobre Martín Ramírez.

 

 

Martín Ramírez falleció en Sacramento el 17 de febrero de 1963. Fue enterrado solo, pues su familia no podía asumir los gastos del traslado a México. Se conservan al menos 450 dibujos del mexicano, considerado también representante del arte marginal.