Purépechas, el gran imperio mesoamericano que prevalece en la historia

Foto destacada: Gob. México

Sobre los orígenes de los purépechas hay varias historias peculiares.

 

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El pueblo purépecha, p’urhépecha, proviene de una interesante mezcla de chichimecas, nahuas y pre-tarascos que se asentaron en las riberas y lago de Pátzcuaro a finales del siglo XII para convertirse en un fuerte imperio que hoy prevalece por medio de su cultura.

Los p’urhépecha-uanacaze establecieron su señorío en Tzintzuntzan, Ihuatzio y Pátzcuaro, la región del río Balsas, Jalisco, Colima, Zacatula y Guanajuato, desde donde resistieron a los mexicas como casi nadie pudo.

 

 

Los tarascos, al igual que los mexicas, se consideraban un pueblo elegido por Curicaueri, deidad del fuego, quien los designo como el pueblo “…que había de ser rey y que había de conquistar toda la tierra”.

 

Entonces, ¿se llaman Purépechas o Tarascos?

 

Como se decía, es una mezcla de varios pueblos, incluso existen diferentes versiones de su origen, no obstante, se pueden hacer algunas aclaraciones respecto a su nombre. Empecemos por decir que el termino “tarasco” se empezó a usar con la llegada de los españoles.

 

 

La complicación comienza por la propia variedad de la lengua de la región, que tiene muchas variantes, lo que nos acerca a su nombre es la expresión p’urhépecha-uanacaze que usaban para expresarse de sí mismos.

Pero es una frase, de la cual se extrae urhépecha o uacúsecha como esa “p’” está pegada los antropólogos comenzaron a llamarles purépechas. Para los mexicas eran michoaque, “los de la tierra del pescado”, de ahí que el centro de su imperio hoy se llama Michoacán.

 

 

La etapa prehispánica de los Purépechas

Se cuenta que el antiguo Michoacán tenía diferentes grupos que migraban de un lado a otro en búsqueda del control regional, el dirigido por Tariácuri fue el que logró tomar las riendas de la zona unificándola, pese a sus esfuerzos, a su muerte se dividiría en tres Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan.

Los gobernantes, los canzoci, elegían a su sucesor entre sus parientes y muy al estilo romano solían urdir pequeñas intrigas para matar o desacreditar a los posibles candidatos. El cazonci Tzitzipandácuare fue quien extendió el imperio y Zuangua gobernada cuando llegaron los españoles.

 

 

Era 1521 cuando los españoles entraron por Tzintzuntzan el centro del poder político y religioso del imperio purépecha. La resistencia comenzó de inmediato y aguantó hasta julio de 1522 cuando Cristóbal de Olid, capitán de cortés, entró comenzando a dominar las batallas.

Fue hasta que Nuño de Guzmán en febrero de 1530 mando matar al canzoci Tangaxoan II (llamado don Francisco) que el imperio tarasco se dio realmente por vencido y dejó la resistencia. La relación con los españoles cambio durante los próximos años.

 

 

Cuando los españoles derrocaron al imperio azteca, antiguo enemigo de los purépechas, les dieron mujeres como símbolo de alianza, cuando se iban los lugareños les gritaron tatzikia tarhashkuecha, que significa “adiós, cuñados”. Los españoles sólo escucharon tarasku.