Ádamo Boari inmortalizó a su mascota en la ornamentación del Palacio de Bellas Artes

Foto destacada: FCS

Un tributo a la fidelidad en el majestuoso Museo del Palacio de Bellas Artes.

 

 

 

Ádamo Boari es uno de los arquitectos más famosos de nuestro país, aunque no nació en México. Se hizo arquitecto en las universidades de Ferrara y Bolonia, y obtuvo el título de ingeniero civil en el año de 1886. En 1889 se establece en Brasil, viajando más tarde a Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Chicago y la Ciudad de México.

En 1897 llega a nuestro, por orden del presidente Porfirio Díaz y realiza diversos proyectos: La parroquia de Matehuala (1898), el Templo Expiatorio de Guadalajara (1899) un monumento a Porfirio Díaz (1900) y se le atribuye el templo de San Antonio Limón en Veracruz.

 

 

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También diseñó su propia casa en la colonia Roma de la Ciudad de México, pero fue demolida en 1940. En la capital del país, trabaja en los proyectos que le dieran fama y reconocimiento, por todo el mundo: La Quinta Casa de Correos o El Palacio de Correos y el Palacio de Bellas Artes.

Fue a este último edificio al que más tiempo le dedicó, trabajando en él aún tiempo después de haberse iniciado la Revolución mexicana (1916).

 

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En 1904, Porfirio Díaz le encargó un proyecto de construcción para el nuevo Teatro Nacional, empresa que compartió con el ingeniero Gonzalo Garita, quien abandonaría el proyecto, dejando a Boari como único responsable.

Para llevar a cabo su diseño, Boari viajó a Europa a visitar teatros y se estableció en Chicago donde surgió la idea del Palacio de Bellas Artes; ahí conoció a Frank Lloyd Wright, uno de los principales maestros de la arquitectura del siglo XX y pionero en la arquitectura orgánica.

 

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Se eligió el predio que ocupaba el Convento de Santa Isabel. El proyecto fue coordinado por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, y tuvo distintas fases de construcción. En la primera etapa, de 1904 a 1912, se realizaron los cimientos y el exterior del edificio.

Boari siguió los parámetros del “Nuevo Arte Decorativo Moderno”, mejor conocido como Art Nouveau. En la estructura del edificio utilizó acero y concreto, técnica que era considerada novedosa; y revistió el esqueleto metálico de mármol.

 

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El plazo para concluir las obras era de cuatro años, sin embargo, los trabajos no se finalizaron debido a que las características del suelo no soportaron la estructura del edificio y el presupuesto inicial fue excedido. Finalmente, con el estallido de la Revolución en 1910, la construcción fue interrumpida.

 

La Aída de Ádamo Boari

 

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El revestimiento del Palacio tenía previsto muchas esculturas para la fachada, todas en mármol de Carrara. Fueron encargadas a los artistas extranjeros Leonardo Bistolfi, André Allar y Gianetti Fiorenzo, mientras que las esculturas de bronce de la cúpula fueron diseñadas por el artista húngaro Géza Maróti.

Entre los detalles de ornamentación del Palacio se encuentran algunas cabezas de perro, inspiradas en la mascota de compañía de Adamo Boari, quien supervisaba con la obra hasta el mínimo detalle. Aída, la querida perra del arquitecto Adamo Boari, quien decidió inmortalizar a su mascota en su obra más conocida.

 

 

Desde el primer día de construcción, el 1 de octubre de 1904, Aída estuvo al lado de su amo, para el asombro de todos los que fueron testigo de la obediencia del animal. Era un ejemplar de raza Setter, se ganó de inmediato el corazón de los trabajadores de la obra. Por este motivo, todos se entristecieron cuando la perra murió antes de que se completara el Palacio.

Era tal la adoración del italiano por su mascota que encargó a su compatriota Beno Gianetti Fiorenzo que realizara una figura del animal para colocarla en la fachada de la edificación, junto a las otras máscaras y guirnaldas creadas por el escultor. Gianetti accedió y así fue como el rostro de Aída se insertó en la decoración del Palacio. El estallido de la Revolución Mexicana retrasó la obra y su ejecución fue detenida definitivamente en 1916, luego de que Adamo Boari dejara el país con rumbo a Europa. El recinto dedicado a la cultura fue terminado después de 30 años.

 

 

El Universal

 

Los trabajos se reanudaron en 1928, con el arquitecto mexicano Federico Mariscal como director de obras. Esta segunda etapa se distinguió por el cambio de estilo en la decoración interior siguiendo los parámetros del Art Déco, así como por el uso de materiales como ónix y mármol. Los detalles de herrería dentro del recinto fueron diseñados por Edgar Brandt, ejemplo de su trabajo son las lámparas que rematan con la representación de Chaac, el dios maya de la lluvia.

De 1932 a 1934, el ingeniero Alberto J. Pani, entonces Secretario de Hacienda impulsó la última etapa de construcción. Se transformó a manera que funcionara como foro nacional para las artes escénicas y plásticas. Fue entonces cuando recibió el nombre de Palacio de Bellas Artes. Finalmente, fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934 como un recinto único en su género.

 

 El Universal

 

Museo del Palacio de Bellas Artes

Dónde: Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con avenida Juárez, s/n, col. Centro, Cuauhtémoc.

Cuándo: martes a domingo, de 10:00 a 18:00 h

Cuánto: $80

Domingo entrada libre.

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