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El camino que recorrió José María Velasco cuando pintó su obra maestra (VIDEO)

En 1875 José María Velasco subió al cerro de Santa Isabel e inmortalizó el Valle de México en una obra que es ya un clásico universal.

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Aunque a finales del sigo XIX las vanguardias pictóricas se reflejaron en movimientos inéditos y sorprendentes como el impresionismo, el simbolismo o el modernismo, en México un artista llamaba la atención y admiración del mundo por su obra paisajística, que bien podía considerarse como clásica.

Sin embargo, en esta vasta obra que alcanzó más de trescientos oleos, el gran José María Velasco hizo una recuperación que hasta ese momento era inexistente: la documentación de cientos de paisajes en México coadyuvando con ello a la creación de una identidad nacional que luego continuarían los grandes muralistas.

Gracias a Velasco, en una época en que la fotografía era apenas privilegio de muy pocos, conocemos cómo lucían cientos de lugares en el país hace 100 años. Sobre el Valle de México, Velasco encontró una notable fascinación que lo llevó a explorarla desde descenas de ángulos. Subió cerros, montañas, edificios, y nos trajo la famosa transparencia de que hablara el estudioso Alexander von Humboldt: “Viajero, has llegado a la región más transparente del aire.”, refiriéndose al hermoso efecto de la luz en el Valle de México y la manera en que las montañas eran visibles (y con un sutil brillo) desde prácticamente cualquier sitio.

Por esta pintura del Valle de México llamada El Valle de México desde el Cerro de Santa Isabel, y que pintó en 1875, ganó numerosos premios, e incluso, luego de la Exposición Universal de París de 187, se le pidió la reprodujera en 7 ocasiones, una de ellas le fue regalada al Papa León XIII y hasta la fecha permanece en el Vaticano.

En el siguiente video realizado por el MUNAL se hizo la reproducción del camino que recorrió Velasco para hacer esta pintura, quizá la más famosa de su acervo, que plasmó para siempre el cómo lucía un México que aún se hallaba más inmerso en el mundo rural, y lo que a su vez le confería una belleza que merecía ser inmortalizada.

Imagen/ Creative Commons


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