Roberto Ruiz, el artesano de Neza que convivió con la Reina Isabel II

Foto destacada: Ariel Ojeda

Uno de los artesanos más creativos del país fue Roberto Ruiz, sus piezas son joyas de la Reina Isabel.

 

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La talla en hueso que se encontraba en el Museo Británico, se trataba de dos rectángulos de madera y un hueso de vaca tallado, pegado a la madera con la imagen del árbol de la vida. Se trataba de las calaveras con tocados en la base del tronco y esqueletos por todo el árbol.

La pieza distinguía dos R mayúsculas, es la firma del artesano oaxaqueño Roberto Ruiz, radicado en vida en la Ciudad de Nezahualcóyotl, Estado de México, al que le dijo la reina Isabel II el día que lo conocía en los años 80: “Maestro, me han dicho que tus piezas son obra de arte pero no lo son, ¡son joyas!, y como joyas deben de ser tratadas”.

 

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Se dice que después de estas palabras, la Reina hizo una ceremonia privada en el Palacio de Buckingham, donde el artesano fue el invitado especial. Así, frente a Isabel II, en un cojín rojo, estaban dos piezas: un niño campesino y un camafeo con el rostro de la reina cuando tenía 17 años, tallado en marfil con plata.

La monarca tomó la espada real, tocó las piezas de Roberto Ruiz y las declaró “joyas de la corona” en 1981. El periódico Milenio, entrevistó a José Manuel y Abraham Ruiz, escultores miniaturistas en hueso, e hijos de Roberto Ruiz, quien contaron la historia detrás de la admiración de la reina Isabel II por su padre.

 

Amigos Grandes Maestros

 

Roberto Ruiz conoció a la Reina gracias al antropólogo Marcos Ortiz, una figura destacada en los años 70, que vivió en Inglaterra e involucró a la realeza con el arte mexicano. De hecho, “La reina ya tenía una colección de arte mexicano y él le habla del trabajo de Roberto Ortiz y ella decidió organizar la Feria Mexicana e invita a mi padre, al alfarero Pantaleón Panduro, a Faustina Sumano y a Aarón Velasco, de Oaxaca, para que pasen un mes en su casa y presentaran sus obras en el museo británico” narró Abraham en su taller en Nezahualcóyotl.

Ese mismo año la reina posó para que el maestro Ruiz, para que hiciera su imagen en marfil. Al terminar su majestad se maravilló aún más con el trabajo y decidió que ésta pieza sería embovedada por siempre junto con las joyas de la corona.

 

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Estas artesanías y piezas miniatura en hueso, constan de calaveras, diablos, catrinas, ángeles, nacimientos y sus eternos oaxaqueños. De hecho, el artesano Ruiz recibió una invitación para ir a Inglaterra, y la reina Isabel II publicó un libro.

Asimismo, durante un tiempo, el Museo Británico se abrió la sala permanente Roberto Ruiz, con 17 piezas que estaban expuestas junto con su historia durante muchos años. “Después de la muerte de mi padre, en 2008, la reina nos mandó a decir que no nos ofendiéramos, pero que la sala de mi padre había sido desmantelada.”

 

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Pero fueron retiradas con una gran razón: la Reinó tocó las 17 del Museo Británico con la espada de Buckingham, las nombró joyas de la corona y las guardó en su bóveda”, comenta José Manuel.

Este artesano y la reina tenían una fascinación especial por Oaxaca. Ya que la Reina había hecho una visita a México en 1975, le encantó su comida y el mole negro. En los años 80 antropólogos e historiadores, reconocieron el trabajo y arte de Roberto Ruiz, quien realizó varias exposiciones.

 

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Uno de los hijos de Ruiz comenta que el expresidente Miguel De la Madrid, le concedió mucho apoyo y un pasaporte diplomático para que pudiera viajar por el mundo sin que su maleta fuera revisada; ya que llevaba su motor y huesos de res para trabajar.

Entre los coleccionistas de las obras de Ruiz se encuentran ex presidentes Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y José López Portillo. También el escritor Carlos Monsiváis fue uno de los mayores coleccionistas de la obra de Ruiz, así como María Teresa Pomar.

 

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El Fondo Nacional de Artesanías, el Fondo Cultural Banamex y el Museo de Culturas Populares del Instituto Mexiquense de Cultura, tienen la mayor parte de la obra de Ruiz, quien recibió en 1988 el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la modalidad de Artesanía Popular. Cuenta la leyenda que solo un diente y una muela del propio artista fueron las piezas humanas que talló.

Roberto Ruiz es uno de los más grandes talladores de hueso que haya existido en México, su talento no solo le valió el reconocimiento de los especialistas e intelectuales, sino también del resto de los mexicanos que no han olvidado su obra.

 

 

Hoy en día, solo José Manuel y Abraham, dos de ocho hermanos y los únicos que siguieron el oficio de artesanos, cuentan que empezaron haciendo figuras de madera a los seis años, luego creó moldes para hacer juguetes de plástico y un día empezó a tallar los huesos que sobraron de un mole de olla preparado por su esposa, cosa que haría los 53 años siguientes de su vida.