Investigaciones revelan altas concentraciones de mercurio en ciudades mayas

Foto destacada: InMéxico

El mercurio hallado en ciudades mayas ha dejado asombrados a muchos científicos.

 

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La revista Frontiers in Environmental Science ha publicado un estudio que demuestra que algunos suelos de la antigua civilización maya, están contaminados con altas concentraciones de mercurio. Algunos lugares con concentraciones que podrían representar un peligro de salud, incuso para los arqueólogos.

Y es que los antiguos mayas utilizaban pinturas y polvos que contenían mercurio y cinabrio. Aunque los investigadores de un nuevo estudio no determinaron en qué medida las concentraciones afectaron su salud, dicen que pudieron tener problemas en el sistema nervioso central, los riñones y el hígado.

 

 

Esta publicación evaluó y recopiló toda la información sobre polución con mercurio en tierra y sedimentos de las antiguas ciudades Maya, del período clásico. Su análisis les permitió determinar qué sitios en los países actuales de México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador tienen concentraciones de mercurio.

De los 11 sitios que estudiaron (Chunchumil en México; Marco Gonzales, Chan b’i y Actuncan en Belice; La Corona, Tikal, Petén Itzá, Piedras Negras y Cancuén en Guatemala; Palmarejo en Honduras; y Cerén, en El Salvador), 10 tenían polución, exceptuando Chan b’i.

 

 

Este es un descubrimiento inesperado, y los investigadores concluyen que esta contaminación no es resultado de algo reciente, sino que es propio de la época maya. Se debe al uso frecuente de los productos que usaban.

Duncan Cook, profesor asociado de Geografía en la Universidad Católica de Australia, es el autor principal, y afirmó en entrevista para EFE: “La contaminación por mercurio en el medio ambiente generalmente se encuentra en áreas urbanas contemporáneas y paisajes industriales. Descubrir mercurio enterrado profundamente en suelos y sedimentos en las antiguas ciudades mayas es difícil de explicar, hasta que comenzamos a estudiar la arqueología de la región y vimos que los mayas usaron mercurio durante siglos”.

 

 

Las concentraciones de mercurio van desde 0,016 ppm en Actuncan hasta un extraordinario 17,16 ppm en Tikal, un lugar que recibe a millares de turistas todos los años. A modo de comparación, el umbral de efecto tóxico (TET) para el mercurio en los sedimentos se define como 1 ppm.

Lo que pudo haber causado esta contaminación de mercurio, fueron las vasijas encontradas y selladas llenas de mercurio en su estado líquido elemental; en varios sitios mayas, por ejemplo, Quiriqua en Guatemala, El Paraíso en Honduras y la antigua megaciudad multiétnica Teotihucan en el centro de México.

 

 

Las pinturas con mercurio y cinabrio, que podría haberse lixiviado de patios, áreas de piso, paredes y cerámica, y posteriormente esparcirse en el suelo y el agua. “Para los mayas, los objetos podían contener ch’ulel, o fuerza del alma, que residía en la sangre. Por lo tanto, el pigmento rojo brillante del cinabrio era una sustancia sagrada, pero sin que ellos lo supieran, también era mortal y su legado persiste en suelos y sedimentos alrededor de los antiguos sitios mayas”, dijo el coautor, Nicholas Dunning, profesor de la Universidad de Cincinnati.

Como el mercurio es raro en la piedra caliza que subyace en gran parte de la región maya, especulan que el mercurio elemental y el cinabrio que se encuentran en estos enclaves mayas podrían haber sido extraídos originalmente de depósitos conocidos en los confines norte y sur del antiguo mundo maya, e importados a estas ciudades por comerciantes.

 

 

Todo este mercurio pudo haber resultado en efectos del envenenamiento crónico por mercurio, daños en el sistema nervioso central, riñones hígado, además de que es posible que haya causado temblores, problemas de visión y audición, parálisis y problemas de salud mental.

Tal vez sea significativo que uno de los últimos gobernantes mayas de Tikal, Dark Sun, que gobernó alrededor del año 810 d.C., esté representado en frescos como patológicamente obeso. La obesidad es un efecto conocido del síndrome metabólico, que puede ser causado por una intoxicación crónica por mercurio.

 

 

El coautor, Tim Beach, profesor de la Universidad de Texas en Austin, declaró: “Concluimos que incluso los antiguos mayas, que apenas usaban metales, hicieron que las concentraciones de mercurio fueran muy elevadas en su entorno. Este resultado demuestra que, así como hoy vivimos en el ‘Antropoceno’, también hubo un ‘antropoceno maya’ o ‘Mayaceno’. La contaminación por metales parece haber sido efecto de la actividad humana a lo largo de la historia”.

Si deseas leer todo el estudio de referencia, puedes dar clic aquí.