La personalidad del cine mexicano es incomparable en América Latina. La Época de Oro, específicamente, nos muestra un pequeño umbral hacia el México de los años de la Segunda Guerra Mundial y su notable influencia en el cine hollywoodense, mismo que en ese momento se encontraba en el esplendor del “culto al actor”, y no precisamente al género o a la industria cinematográfica. Fue de hecho, la importancia de “crear estrellas para atraer público a las salas”, lo que engendró la popularización de los medios de entretenimiento en México; artistas como Agustin Lara, Jorge Negrete, María Felix, Dolores del Río y Pedro Infante se inmortalizaron gracias a sus maravillosas personalidades que destacaron por encima de sus propios directores.
México tiene una extensa lista de películas de “cine de oro” consideradas como sus más grandes tesoros culturales. La mayoría incluso, las hemos visto por accidente en la televisión o las conocemos por herencia de nuestros padres y abuelos. Sin embargo, existe también el lado B de la cinematografía mexicana, filmes que más allá de categorizarse como muestras de “culto” son importantes obras de arte pintadas sobre el tiempo. Algunas altamente surrealistas, otras: eclécticas, caóticas, fantásticas y de horror, la lista que a continuación te presentamos es una compilación de lo que consideramos los mejores filmes dirigidos y/o actuados por mexicanos filmados, por supuesto, en el país.
Los Caifanes, 1966
Dirigida por Juan Ibañez cuando aun era un director muy joven y ya gozaba de renombre con cintas como Un Alma Pura y Amor, Amor Amor, ambas de 1965. Esta película es una de las más notables en el culto del cine mexicano gracias a las actuaciones de los cuatro “caifanes”, quienes mezclaron extraordinariamente los modismos del lenguaje popular mexicano con un poco de literatura de Carlos Fuentes, Santa Teresa y Octavio Paz.
Gangsters contra Charros, 1947
Una de las mejores películas de Juan Orol, el rey del “cine negro mexicano”. En esta ocasión Orol nos presenta, en un panorama altamente surrealista, la confrontación de un pistolero gángster (interpretado por el mismo Orol) con el charro arrabalero del pueblo, mismo que tiene como esposa a una rumbera que iniciará un enfrentamiento catastrófico entre los dos varoniles guerreros.
Alucarda, la hija de las tinieblas, 1978
Histeria, religión y sexualidad, Alucarda es una película de horror sobre monjas y monasterios desquiciados. Aquelarres, flagelaciones féminas, vampiros y posesiones se muestran en el metraje altamente fantástico y aterrador del director Juan López Moctezuma, mismo que posteriormente trabajaría junto a Jorowsky en EL Topo y Fando y Lis.
El vampiro, 1957
El emblema por excelencia del cine de horror mexicano. Fernando Méndez alias Cecil B. de Méndez (por el director hollywoodense Cecil B. DeMille), nos presenta la historia de una joven que al visitar a su tía enferma, en una antigua y misteriosa hacienda, descubre que el sitio se ha convertido en un nido aterrador de vampiros; aquí conocerá al aterrador Conde Lavud quien intentará seducirla.
La formula secreta, 1964
Gran parte del cine de culto mexicano está influenciado en joyas de la literatura, como es el caso del mediometraje experimental de Rúben Gámez: La Formula Secreta. En esta ocasión Gámez nos presenta una historia en colaboración con Juan Rulfo y su poema homónimo, leído para la pantalla por Jaime Sabines. Rulfo advertía que este filme trataba de presentar -por medio de imágenes–, determinadas situaciones en las que predomina la sátira, la soledad y las fuerzas compulsivas a que es arrastrado cualquier hombre lleno de carencias en un país influido por el automatismo y la técnica maquinista.
Los olvidados, 1950
Escrita y dirigida por Luis Buñuel, Los Olvidados es una película surrealista filmada en los parajes más caóticos y viscerales de la ciudad de México. El irremediable destino y los sueños que mantienen viva la esperanza del protagonista en el México de Miguel Alemán nos dan una premisa metafórica importante: Ningún ser humano soporta tanta realidad.
Rojo amanecer, 1989
Del director Jorge Fons, esta película que también funge como documental nos retrata la impactante historia de la matanza estudiantil de Tlatelolco del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas. Cuenta Fons que esta película fue rodada de manera secreta en una bodega y por ello es considerada una batalla victoriosa contra la censura de aquella época que los mexicanos no olvidamos.
El castillo de la pureza, 1972
Una metáfora fílmica nos pone en frente la historia de un hombre que mantiene encerrados por 18 años a su esposa y sus 3 hijos (Utopía, Porvenir y la pequeña Voluntad) con el fin de alejarlos del corrompido mundo y sus atrocidades venenosas. Dirigida por Arturo Ripstein –con un guión desarrollado entre el director y el escritor Jose Emilio Pacheco–, el rodaje involucra hechos que ocurrieron realmente en la década de los 50.
Fando y Lis, 1968
Dirigida por Alejandro Jodorowsky, es un obra surrealista realizada en blanco y negro basada en la pieza de teatro homónima de Fernando Barrabal que se conduce entre los cánones clásicos del llamado “teatro del absurdo”. Fando y Lis, advierte el director, es una metáfora cruda y poética de la crueldad, la soledad y la incomunicación humana.
Santa Sangre, 1989
Dirigida y Escrita por Jodorowsky en coproducción con Claudio Argento (director italiano y hermano del icono del cine de horror Dario Argento). Santa Sangre nos narra través de una postura freudiana la vida de un joven cirquense que se ve trastornado por una serie de sucesos familiares (la mutilación de su madre y el suicidio de su padre) al grado de terminar en un psiquiátrico.
La Banda de los Panchitos, 1987
Temor, violencia, caos y drogas. La banda de los panchitos inspiraba horror en los años ochenta. Esta película-documental nos retrata la historia de la banda de punks masiva que bajaba de los cerros más peligrosos de la ciudad para destruir y robar todo a su paso. Los panchitos son el mejor ejemplo en México de “unidos, venceremos”.
Un toke de roc, 1988
Esta película de Sergio García Michel es considerada como una obra total del cine independiente mexicano. Concebida como un manifiesto marginal, el filme nos expone a través de una cámara super 8 y poca calidad, la historia de dos chicas rebeldes, el perfecto pretexto para ahondar en la historia del rock mexicano e incluir a músicos elementales como Rockdrigo Gonzáles, El Tri, Botellita de Jerez, Chac Mol entre otras figuras del rock en español.
Ladrón de cadáveres, 1956
Fernando Mendez nos trae a la pantalla la historia de Frankenstein al más puro estilo mexicano. La historia se desenvuelve a partir de la desaparición de luchadores en un gimnasio, mismos que eran asesinados por el anciano de los billetes de lotería del lugar: el científico loco Don Panchito, en su obsesiva tarea de crear ceres humanos con cerebros de mono y dominar al mundo.
Dos monjes, 1934
Joya del cine de horror mexicano y uno de los primer filmes sonoros del país. Juan Bustillo Oro nos relata la pelea de dos monjes por una mujer a través de una impresionante fotografía oscurantista y expresionista, influenciada por el cine alemán de la época. Un trabajo que André Bretón elogiaría posteriormente llamándola “un experimento audaz e insólito”.
Santo contra las mujeres vampiro, 1962
Probablemente sean las películas de culto mexicanas más conocidas a nivel internacional. Las series del Santo contra diversas especies antropomorfas son un legado importantísimo al cine de horror, a pesar de que paradójicamente -y algo bastante clásico en el cine mexicano-, algunas de ellas parezcan más divertidas que espeluznantes.
En esta lista mencionamos al Santo contra las mueres vampiro, por ser la única de estas serie que se prohibió en la época debido a que el enemigo principal eran mujeres vampiro desnudas. Es la primer película que muestra a féminas con colmillos en la pantalla.
Seguramente se nos han escapado algunas, si conoces filmes que puedan entrar en esta categoría, no dudes en compartirlos en los comentarios.
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