10 Barrios Mágicos para redescubrir la hermosa Ciudad de México

Pueblos mágicos para conocer en la ciudad.

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A inicio del siglo XXI, el programa Pueblos Mágicos no ha tenido cambios significativos, y su plan inicial ha sido el de estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacia el interior del país, cuyos singulares sitios tienen grandes atributos histórico-culturales. Asimismo, este plan tienen como objetivo, generar y promocionar las artesanías, festividades, tradiciones y gastronomía del lugar; así como poner a la vista del turismo lo productos turísticos como la aventura, deporte extremo, ecoturismo y gastronomía. Esta forma de revalorar, consolidar y reforzar los atractivos de los diversos barrios que conforman nuestra ciudad, representa una alternativa fresca y diferente para atender a la naciente demanda de visitantes nacionales y extranjeros. Es por eso que en MxCity te queremos recomendar 10 barrios mágicos, llenos de cultura, arte, gastronomía y arquitectura de la CDMX.  

Roma, Condesa

Desde finales los noventa del siglo XX, las colonias Roma y Condesa iniciaron un proceso de revitalización que tuvo como prioridad crear una gran zona de galerías de arte y nuevos restaurantes. Los dueños de estas galerías decidieron crear el Corredor Cultural de la Roma, realizando una inauguración simultánea el último jueves de cada mes y poniendo a disposición del público un transporte que movía a los asistentes entre galerías. Este plan a dado buen resultado que ahora cuenta con la participación de más de 85 espacios culturales,  que ayudan a impulsar actividades culturales en estos barrios de la Ciudad de México; que contempla actividades de arte contemporáneo, diseño, moda, cine, medio ambiente y gastronomía, e involucra a galerías, tiendas, restaurantes, centros e iniciativas culturales de ambas colonias.  

Coyoacan

El “Lugar de coyotes” dotó de agua a la gran Tenochtitlan en la época prehispánica.

Durante la Conquista fue el sitio que Hernán Cortés eligió para edificar su Palacio. En el siglo XX fue el sitio de reunión de intelectuales y artistas como Dolores del Río, diego Rivera, Frida Kahlo y Leon Trotsky. Hoy en día continúa siendo un barrio importante que combina un aire provincial con excelentes propuestas gastronómicas y de entretenimiento.

San Ángel

El valor arquitectónico de esta zona es incalculable

. Lamentablemente, poco a poco se va perdiendo conforme la modernidad avanza, pero por lo general se ha mantenido una gran cantidad de espacios y edificios representativos de estilos barroco, neoclásico y neocolonial, así como variados ejemplos de arquitectura popular. Los rasgos principales de esta zona son sus monumentos, plazas, calles angostas y empedradas, las casas de uno o dos pisos, generalmente de ladrillo o pintadas con colores vivos, con balcones a la avenida, con enredaderas y puertas adornadas así como las pequeñas plazas.

Santa María Magdalena Atlitic

Santa María Magdalena Atlitic estaba integrado a Coyoacán

, dominio de la cultura tepaneca y posteriormente azteca. Luego de la Conquista, los españoles decidieron fundar en ese sitio Santa María Magdalena y en el siglo XVI construyeron una ermita, que con el tiempo se transformó en el actual templo. En nuestros días, este paraje, conocido como el Parque y Corredor Ecoturístico Los Dinamos, se ha transformado en un relevante destino de fin de semana, para los habitantes de la Ciudad de México.

Tlalpan

“El pequeño vaticano” como le llaman algunos de sus habitantes, puesto que en este lugar se han construido seminarios, conventos y la Universidad Pontificia, además de hospitales y sanatorios; significa “tierra firme” en náhuatl. Fue hacia 1500-1200 a.C. que un grupo de indígenas decidió habitar las faldas del cerro del Ajusco y edificar Cuicuilco. Ya en tiempos virreinales, la zona de Tlalpan tomó como cabecera el pueblo de San Agustín de las Cuevas, cuyo nombre se decidió en honor al Santo Patrono del lugar, a quien se le dedicó la iglesia principal.  De hecho, por su proximidad con el estado de Morelos, San Agustín de las Cuevas y otros pueblos de Tlalpan se involucraron en los monumentales revolucionarios de 1910.

Xochimilco

Chinampas, trajineras, canales y flores hacen de este lugar un sitio hermoso y único. En Xochimilco quedan vestigios de la época precolombina, los españoles construyeron un casco en el centro de la ciudad y se asentaron dos tipos de convivencia, al centro los criollos, mestizos y nobles y a los alrededores barrios donde se encontraban los indígenas. Xochimilco fue declarado patrimonio de la Humanidad en 1987, y hasta el día de hoy todavía conserva muchas tradiciones y fiestas religiosas por lo que casi todo el año hay alguna festividad en cualquiera de los barrios que lo conforman.

Zona Rosa

La Zona Rosa se distingue por su alta tolerancia y aceptación para la comunidad LGBTTTIQA.  Originalmente, esta zona se encontraba en uno de los barrios de mayor aristocracia: la Colonia Americana, fundada alrededor de 1898 y que eventualmente cambió su nombre a Colonia Juárez. Todas sus calles, excepto Tokio, fueron nombradas según las ciudades europeas de mayor renombre. Debido al Porfiriato, aquí no sólo se construyeron chalets y mansiones que imitaban el estilo francés de la época, sino que este fue un foco para la vida cultural e intelectual de la capital en ese entonces. Alrededor de 1950 dichas mansiones fueron modificadas para servir como negocios, tales como cafés, bares, etc., dando el ambiente bohemio que actualmente conserva.

Cuajimalpa

Su nombre original era Cuauhximalpan, “sobre las astillas de madera”, y tiene que ver con la actividad que realizaban sus antiguos pobladores, quienes eran leñadores y talladores de madera. Hernán Cortés la bautizó como San Pedro Cuauhximalpan y a lo largo del virreinato sus habitantes continuaron con sus trabajos de carpintería y con la producción de carbón, sin desatender la agricultura y la ganadería. A comienzos del siglo XIX, durante el movimiento insurgente, a Cuajimalpa llegó el cura Hidalgo quien se hospedó en el entonces Mesón San Luisito; ahí estuvo una noche y después se dirigió al Monte de las Cruces, donde tuvo lugar aquella gran batalla en la que vencieron al ejército realista. Recuerdos de esa visita perduran aún en dicho mesón, ahora convertido en el Museo Hidalgo.

Garibaldi

Este lugar se ubicó en tiempos prehispánicos en el barrio de Cuepopan, uno de los cuatro que conformaban la gran ciudad lacustre de Tenochtitlán. A lo largo del virreinato fue conocida como la Plazuela del Jardín, cuyo trazo aún no estaba definido; se le veía rodeada de jacalones habitados por los indígenas considerados vagabundos o ladrones; cabe recordar que esta zona, al norte de la capital, quedaba fuera de la traza española. En el siglo XIX comenzaron a establecerse varias pulquerías a su alrededor que gozaron de mucha popularidad entre la población. Por 1830 las pulquerías sólo podían vender su producto a través de pequeños mostradores en las fachadas, porque no se permitía el paso al interior del local. Entonces los que gustaban del pulque no tenían otra opción más que beberlo en plena plazuela, con lo cual empezó a adquirir su perfil fiestero. Esta plaza entró en la historia de la ciudad al ser la sede, en 1871, del problemático mercado El Baratillo, donde se vendían objetos, baratijas de segunda y tercera mano, e e incluso cosas robadas. También era el lugar de asaltos, fraudes y “léperos”. Los comerciantes del mercado propusieron a las autoridades construir un inmueble de mampostería, pero no prosperó la idea.

Tacubaya

Atlacuihuayan fue el nombre prehispánico de Tacubaya

, y en náhuatl esa palabra significa “lugar donde se tuerce el río”. De acuerdo a Fray Bernardo de Sahagún, los sacrificios humanos que allí se practicaban eran impresionantes. Allí se encontraba un adoratorio en honor de la diosa Cihuacóatl, donde actualmente se encuentra un templo y ex convento dominico. En Tacubaya destaca el edificio Ermita, uno de los primeros rascacielos que aparecieron en la Ciudad de México en la década de 1930. El Edificio Ermita está considerado como uno de los ejemplos más brillantes de art déco. El autor de esta construcción, fue el arquitecto Juan Segura, quien también edificó el cercano Edificio Isabel. Si se presenta la ocasión, hay que asomarse a los patios interiores de esta construcción, ya que es algo sumamente admirable.