Descubre este increíble mundo secreto en el Golfo de México.
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Hace 60.000 años, en alguna parte del Golfo de México, hubo tierra fértil cubierta de un extenso bosque de cipreses gigantes. Pero todo esto se desconocía hasta el 2004, cuando el huracán Iván lo reveló y los científicos están estudiando y encontrando cosas interesantes para la industria farmacéutica. Los árboles están muertos, pero la falta de oxígeno que sufrieron, gracias a los sedimentos y toneladas de arena que los cubrieron hasta que el huracán removió el fondo, han permitido conservar la madera sin que se fosilice. Ahora, esos troncos son el hogar de millones de organismos.
Foto Código Cósmico
Biólogos de las universidades Northeastern y Utah están catalogando las especies que están hallando. Entre ellos hay gusanos de madera, considerados auténticos laboratorios vivientes y que son cruciales para el desarrollo de nuevos fármacos contra la resistencia bacteriana. El bosque submarino tiene residentes inusuales: teredos y organismos marinos emparentados que podrían servir como incubadoras de medicinas inesperadas, produciendo nuevas fórmulas salvavidas y compuestos que podrían no ser encontrados en ninguna otra parte del planeta.
Foto Código Cósmico
Foto Brian Helmuth (NOAA)
Durante cientos de miles de años, esta arboleda de cipreses —cerca de dos campos de fútbol americano de largo y 2 metros de ancho— estuvo en silencio, preservada dentro de una tumba de arena y sedimentos sin oxígeno. Pocos han visto este lugar, y quienes lo han visto mantienen su ubicación en secreto. El bosque alguna vez fue un pantano a unos 160 kilómetros tierra adentro. Sus cipreses calvos, y sus troncos reforzados tan grandes como un auto, mantenían una diversidad de vida terrestre. Pero ahora, alberga peces, anémonas y otros moradores marinos. Algo así como una carcasa de ballena de madera; es decir, una ballena muerta que se hunde al lecho marino de donde surge vida.
Foto New York Times Annie Flanagan
Foto New York Times Annie Flanagan
Foto New York Times Annie Flanagan
Cualquier compuesto que encuentren ya ha pasado por millones de años de pre tamizaje en los cuerpos de los teredos en evolución. Eso los vuelve menos tóxicos para los humanos que los fármacos que son desarrollados en un laboratorio. Cada especie no estudiada, cada espécimen, es potencialmente un cofre del tesoro de combinaciones químicas inimaginadas. Y un sitio como el bosque submarino podría ocultar millones de bacterias desconocidas. Se han catalogado ya 300 especies y 100 bacterias de las que al menos 12 son nuevas para la ciencia. Ahora se trabaja para preservar este ecosistema y poder sentar las bases para su estudio a nivel genético. Entre los campos que se cree que se pueden aplicar los descubrimientos de este bosque sumergido están, según Gizmodo, la producción pesquera, la generación de energía e incluso la seguridad.
Foto New York Times Annie Flanagan
Foto New York Times Annie Flanagan
Foto New York Times Annie Flanagan
Las especies de este ecosistema representan para los biólogos el futuro farmacéutico. El ecosistema que habita en este bosque oculto prehistórico es infinito ya que en el habitan millones de animales pequeños. Los científicos apenas han empezado a estudiar los posibles campos donde se pueden aplicar las propiedades que guarda este ecosistema y sus nuevas especies descubiertas. Los gusanos de madera, juntos con otras bacterias con las que hacen vida, permitirá en el futuro avances en la lucha contra la resistencia bacteriana al desarrollar nuevos fármacos. Es posible que estos gusanos desarrollasen bacterias nuevas para la ciencia.