¿Por qué Pablo Picasso, el más grande del siglo XX, nunca visitó México?

Información EL Universal

Puede ser que una de las razones por las que Pablo Picasso no pisara tierras aztecas se llame Diego Rivera.

 

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Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso, a.k.a. Pablo Picasso ha tenido un impacto monumental en el arte, la arquitectura, la moda y la cultura popular. Figura entre los más grandes artistas del siglo XX con una producción de más de 43.000 piezas. Y ¿por qué nunca visitó México?

Picasso, por una “peculiar razón había decidido no visitar México, quizá por el tipo de relación que tuvo con Diego Rivera y lo que este le había contado del país. Ya que es sabido, que a lo largo de su vida el muralista tuvo grandes amistades de personas muy importantes en el mundo y parece que Picasso más bien fue una enemistad.

 

 

Tanto Picasso como Rivera encontraron las vanguardias parisinas, concretamente en el cubismo, un elemento de confluencia que se manifestó en una breve y significativa amistad (1914-1915). Las obras de ambos artistas muestran las propuestas de vanguardia que cada uno desarrolló en una intensa conversación artística.

Durante los años 20 y 30, ambos artistas vuelcan su mirada hacia una nueva forma de representación naturalista, que busca expresar la solidez que proviene de la tradición y la cultura: Picasso en Francia, movido por la crisis de postguerra se inspira en el antiguo arte mediterráneo y Rivera, en el México postrevolucionario, en el arte prehispánico.

 

 

Rivera y Picasso se conocieron a principios del siglo XX, cuando Rivera viajó a la ciudad de París y convivió con Pablo Picasso. Ambos compartieron cartas en las que solían discutir sobre las obras y el estilo que realizaban. Según se cuenta, Rivera comenzó a sospechar del español, pues entraba y salía libremente de su estudio, además se quedaba viendo sus obras sin detenidamente, sin decir nada o proporcionar alguna crítica.

Se dice que en 1916, Picasso expuso un cuadro que llevaba por nombre “Hombre apoyado en una mesa” y en ese momento fue cuando el artista mexicano se dio cuenta de que se trataba de un plagio, pues un año antes Rivera había hecho Paisaje Zapatista, una obra cubista que tenía detalles similares a las de la obra del español.

 

 

Al ver el cuadro, Rivera vio las coincidencias de la composición en triángulo, la mesa, los árboles del fondo, y otros elementos del cuadro. Picasso se defendió diciendo que era una pieza antigua. Rivera no creyó esto, se acercó a la pintura para olerla y se dio cuenta que estaba fresca; además pasó el dedo sobre el lienzo y Picasso quedó en evidencia. A partir de ese momento se rompió el lazo de amistad que los había unido.

Así que Rivera señalaba que Picasso era un genio indudable, pero que carecía de originalidad, además alertaba a sus amigos artistas para que escondieran sus obras cuando el español los visitaba, pues corrían el riesgo de que también les copiara alguna técnica. Así fue como dos grandes artistas comenzaron y terminaron con una amistad al óleo.

 

 

En una entrevista de 1926, hecha por José María González de Mendoza y Rodríguez para el El Universal, se puede leer que Picasso afirma: “Me gustaría mucho, muchísimo ir a México -dice-, sino fuera por las revoluciones.” Aunque en 1926 ya no había revolución, Picasso se refería a Diego Rivera.

Diego me contaba de México cosas muy extrañas -dice Picasso-. Me dijo, por ejemplo, que había arañas peludas, grandes como un platillo para taza de café… y que se ponía una de esas arañas en la mano, se dejaba picar por ella, y la araña venenosa se moría sin que a él le pasara nada…”