El año nuevo siempre es una oportunidad para iniciar algo. Una dieta, un curso, afiliarse a una nueva secta, comenzar una novela o destruir un edificio estatal para sembrar la anarquía. Un enorme lunes comienza: eso es enero, la oportunidad de hacer de tu estancia sobre la tierra algo más llevadero y disminuir la agonía de caer victima una y otra vez de los vicios. Oscuro diciembre de noche y resaca, de impulso y a la vez de arrepentimiento por romper una última vez nuestros límites, total: el año nuevo se llevará las nefastas consecuencias.
Para empezar con el nuevo año con el pie derecho, unos cuantos ritos:
Los ritos
(Esa parafernalia que obedece a costumbres y que teje su influencia en derredor de símbolos, conquista a la era moderna con una gama de corrientes que ya es imposible determinar a qué influencia religiosa obedece. El new age nos ha dejado frente a una gama de pequeñas practicas que se mueven con cierta libertad bajo un aparente territorio laico: el tarot, las runas, el I Ching, la numerología, las cartas astrales, los horóscopos: Dios ha sido aplazado para darle una pequeña vuelta y sin verlo directamente a la cara, en nombre de la prosperidad, la abundancia y la buena suerte se abre un atajo para salir al encuentro de un Dios de vitrina que acepta todo tipo de catarsis y liturgias).
Algunos de los ritos más famosos dicen que hay que llevar ropa interior de color rojo; esto para llamar al amor y que Eros no nos falte durante el año. Según la tradición el hecho de que sea rojo se debe a que durante la Edad Media este color era asociado a la brujería y al demonio, por lo que era prohibido. Ese fue el motivo por el que la gente comenzó a usarlo por debajo de la ropa. La tradición dice que hay que darse un baño para limpiar las malas energías del año viejo antes de la medianoche, ponerte tu ropa interior roja y dejártela hasta las 12 de la noche del día siguiente.
Hay otras personas que usan ropa interior amarilla con el fin de captar las mejores vibras y tener para el año que sigue mucho mejor suerte. La relación con el amarillo se debe a que es el color del Sol y a que este cumple un ciclo: la Tierra da una vuelta alrededor de él, motivo suficiente para hacerle un pequeño homenaje y celebrar el cumplimiento de las transiciones astrales.
Las 12 uvas son una representación de cada uno de los meses de año y también se sabe que el origen de esta tradición es español: originalmente se realizaba abajo del reloj de la casa de correos en la Puerta del Sol. El rito consiste en comerse una uva por cada campanada que el reloj da, poco antes de que acabe el año.
Ahora bien, si usted no tiene uvas a la mano, puede cambiarlas por lentejas; tres cucharadas bien copetonas y ¡para adentro! El origen de esta tradición, presumiblemente, es italiana.
Pero si lo que usted piensa existe en su casa es la mala vibra, la presencia de algún ente extraño, espíritu insurrecto y poco persuasivo al cual ni limpias ni veladoras han podido alejar de su casa, el Año Nuevo es momento para poder alejarlo. Si usted piensa que el año viejo ha sido uno de los más nefastos pues su novia se fue a estudiar a Budapest 2 años la maestría, su mejor a migo ya no le habla y además se murió uno de sus abuelos, abra todas las puertas y todas las ventanas que haya en su casa y barra, a las 12 de la noche, de adentro hacia afuera.
Sin embargo, puede que lo que usted necesite se encuentra a lado suyo: una rubia ojiazul con unas piernas largas pero también bien torneadas, producto de buena suerte en el amor; pero bien se sabe: “desgraciado con los dineros…”. Entonces lo que usted debe hacer es sumergir en una copa de champagne alguna joya o una moneda, para atraer la buena suerte económica.
También puede escribir tres deseos y encender una vela; la amarilla es para el negocio, la roja para el amor, la azul para cambiar de chamba y mejorar las posibilidades profesionales y la verde para la salud.
Ahora, si lo que usted quiere llamar a su vida es la aventura y el viaje, el ritual consiste en tener una maleta a la mano y salir a darse una vuelta en donde se encuentre y luego dejarla durante 12 horas más al lado de la puerta principal; esto para atraer hacia a su vida los viajes.
Finalmente, hay quienes dicen que lo mejor es pasar el Año Nuevo en un lugar que usted no conoce, en medio de gente extraña: iniciar o posibilitar una aventura con un desconocido y brindar para que el pasado se mantenga ahí.
En lo personal el rito que más disfruto es el de las siete olas. Se necesita del mar y una playa (cuídese de no estar borracho). El proceso es simple. Cuando escuche el inicio de las 12 campanadas, encuérese y corra hacia las olas y salte exactamente en el número siete; eso hacían los esclavos en las costas africanas, eso hacen algunos surfistas en sus tablas, eso hacen algunos reprimidos a dishoras de la noche, quienes han encontrado que saltar y patalear como si se fuera un niño o como si se hubiera perdido la razón, sirve para acabar con tantas tradiciones y costumbres obsoletas e intentar cambios que revivifiquen nuestra vida.
Imagen principal: Aurelio Asiain / Instagram
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