Imagen: El País
La historia del cine es una pieza de gran valor cultural para nuestro país.
En el sótano del Gran Café París, en la calle de Madero, Centro Histórico de 1895, se presentaron varios cortos realizados por los hermanos Louis y August Lumière. Un año el Presidente Porfirio Díaz, presenció la primera película que se exhibió en México, el 6 de agosto de 1896 acompañado de su familia y amigos en el Castillo de Chapultepec. La primera función pública ocurrió el domingo 16 de agosto de 1896 en la calle de Plateros 9, en un local habilitado en el entresuelo de la Droguería Plateros, que ocupaba en ese tiempo la Bolsa Mexicana de Valores.
A partir de esa fecha se instauraron varias sesiones diarias para dar a conocer al público el cinematógrafo. Donde no sólo se exhibieron películas que traían de Francia, sino filmaciones hechos en México: Escena en los baños de Pane, Alumnos del colegio militar, Duelo a pistola en el bosque de Chapultepec, entre otras. La bienvenida que Díaz le brindó al cinematógrafo se inscribía dentro de la ecuación orden y progreso del régimen porfirista, ya que se trataba de tecnología francesa, el modelo de nación al que el gobierno porfirista aspiraba, donde el progreso era la coartada para convencer a los incrédulos que se trabajaba para el desarrollo del país.
Aunque muchos empresarios llevaron el cinematógrafo itinerante a todos los recovecos del país, con variedades en vivo en las que participaban bailarinas y cantantes, las películas que se exhibían eran las que productores europeos y estadunidenses abastecían. Sin embargo, para 1899 el cinematógrafo se había constituido como un verdadero espectáculo popular; y en 1900, la ciudad de México tenía veintidós locales, entre salones destinados a la gente decente y carpas.
Salvador Toscano abrió la primera sala pública de exhibición en México en 1898, llamada El Cinematógrafo Lumiere. Al mismo año inició el rodaje de Don Juan Tenorio, una de las primeras cintas mexicanas de argumento.
El Legendario Salón Rojo en la calle de Madero, se abrió en 1906, donde se podía ver un estilo nacionalista que buscaba retratar el folclor del país. Como en el resto de las artes, la búsqueda de la identidad nacional, el mexicanismo decimonónico y sus valores patrióticos, eran los temas de los filmes en aquella época.
Para 1907 el cine se había consolidado como un espectáculo de gran arrastre popular, y en la capital existían 16 salones de exhibición cinematográfica además del primer taller o estudio cinematográfico: The American Amussement, Lilo, García y Compañía.
El cine América de Ernesto Vollrath estaba en la calle de Jesús María 60, en el centro. Se trataba de un cine que había modificado una casa que podía contener a 1 110 espectadores no muy cómodos. Funcionaba ya desde antes de los años 20’s.
El cine Progreso Mundial estaba en la calle de Corregidora 44: el cine silente. Donde se proyectaban las imágenes de otros lugares del mundo y las historias conmovedoras y cómicas de Charles Chaplin. Ese público celebró la obra maestra de Chaplin: La quimera del oro.
Jacobo Granat fue uno de los empresarios más importantes en los inicios del siglo XX. Fue propietario el circuito Olimpia llegando a contar con más de 25 salas y fue dueño del salón Granat, ubicado en la plaza de San Miguel, entre Pino Suarez y San Miguel (hoy Izazaga). Fue de las primeras grandes salas construidas en 1918 para la proyección cinematográfica.
El salón Granat se mantuvo en este lugar hasta la década de los sesenta, pero cambió su nombre en 1921 por el de Rialto.
La apertura del Cinema Olimpia en 1921, en el centro de la ciudad, tenía cupo para 4 000 espectadores.
El Teatro cinema Rivoli en las inmediaciones del barrio de La Lagunilla, que el pueblo rebautizó como “María Tepaches”, fue inaugurado en 1900 con la popular obra “El Rey que Rabió” representada por la compañía de Miguel Inclán, se hallaba en el No. 99 de la 3ª calle de Santa Catarina o Puente de Tezontlale, hoy República de Brasil, esquina con la 4ª. de Allende, esta última calle desapareció al alinearse la calle de Rayón.
El Cine Briseño fue inaugurado en 1907, su principal función fue de teatro de corte “sicalíptico” es decir de tipo erótico, sensual o libidinoso, en ese tiempo fue amenazado de clausura y después tuvo cierres temporales.
El cine Odeón en la Guerrero se ubicó en Mosqueta No. 29 entre Galena y Santa María La Redonda (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas.) Fue inaugurado el 4 de mayo de 1922 y tenía una capacidad original para 3,084 espectadores con lunetario, anfiteatro y balcones laterales.
El cine Lux en la colonia San Rafael estaba ubicado en la Calle de los Arquitectos, hoy Miguel Schulz, colonia San Rafael, anuncia la cinta “Valencia” de 1926. Esta sala fue remodelada décadas después, y más tarde llevó el nombre de Fernando Soler; luego de funcionar como sucursal de Elektra, hoy en su lugar hay un conjunto de departamentos.
El cine Isabel se encontraba en Santa María la Redonda número 80, enfrente de la hoy popular plaza Garibaldi.
Inaugurado en 1922 en la calle de Mosqueta número 29, el cine Odeón fue construido por el arquitecto Carlos Crombé a quien también se debe el diseño y la construcción de otros palacios cinematográficos de la ciudad de México.