El Palacio de Quetzalpapálotl o quetzal-mariposa es sin duda el más lujoso que se ha encontrado en Teotihuacan. Los pilares tallados que rodean el patio tienen en el centro la figura de un pájaro -un quetzal o lechuza- con una mariposa en el pecho. Aún son visibles en las discotecas de obsidiana que llevaban en el centro de los ojos estelares. Los pilares tienen varios orificios que sirven para amarrar las cortinas. El interior del pórtico está decorado con una grada escalonada, motivo relacionado con el agua y la fertilidad. El techo remata en unas almenas con símbolos del año teotihuacano. El Palacio de Quetpapalotl, o Palacio de las Mariposas, recibió su nombre por sus numerosos relieves en forma de alas de mariposa. En el patio restaurado, hay un túnel casi imperceptible que conduce a las habitaciones originales del palacio subterráneo. El Templo de las Mariposas o el Conjunto Quetzal-Mariposas (en la leyenda quetzalli-papalóltt mariposa-quetzal, mariposa de plumas o mariposa preciosa) se localiza en la esquina suroeste de la Plaza de la Luna, frente a la Calzada de los Muertos. Se construyó entre los años 400 y 600 de nuestra era. Es también el conjunto más sólido de todos los productos en Teotihuacán, por lo que se cree que sirvió de vivienda a la élite de la ciudad. A este edificio se accede desde la mencionada plaza por una amplia escalinata que nos lleva a un gran volumen con pilares, apareciendo en sus paredes pinturas con elementos relacionados con el agua. Fue reconstruido en los años 60 por el arqueólogo Jorge Acosta. El patio de los pilares es el corazón del edificio y el que da nombre a todo el complejo arquitectónico. Hay en él un motivo iconográfico labrado importante: las aves, que son quetzales en el lado norte, sur y oriente. Estas últimas se han convertido en una referencia a la salida del sol. Y las cosas del lado del oeste que son también las aves que han sido interpretadas como lechuzas y no como quetzales. No hay ningún otro edificio que se haya encontrado en la ciudad decorado con columnas labradas, que además de contrastar con el resto de la iconografía que es de carácter abstracto con algunos dedicados al agua, ojos probablemente de reptil. Dentro de las habitaciones, se pueden encontrar restos de pinturas murales teotihuacanas. Entre ellos hay uno que representa una procesión de jaguares tocando trompetas hechas de conchas marinas y la procesión de pájaros verdes de cuyo pico provienen corrientes de agua. Aunque los arqueólogos no saben si las aves representan quetzales o loros, la verdad es que la importancia radica en las conchas que decoran las columnas. Son enormes caracoles de plumas, algunos de los cuales muestran sus colores originales. El mayor florecimiento de esta cultura se produjo alrededor del siglo II. La misteriosa desaparición de la cultura teotihuacana no ha permitido saber mucho sobre el significado de las decoraciones o los murales. Se cree que el palacio estuvo habitado por sacerdotes y que, a lo largo de los siglos, el Palacio de Quetzalpapálotl se construyó sobre el palacio original de Teotihuacán.