Nuevos hallazgos en Teotihuacán revelan la existencia de un grupo de elite

Foto destacada: Marc Guitard

Diversos hallazgos corroboraron que este lugar fue habitado por personas de alto estatus hace mil 600 años.

 

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El proyecto “Primeras ocupaciones en Teotihuacán” realizó una excavación en el conjunto arquitectónico denominado B o 3B del barrio de La Ventilla, en uno de los barrios de la gran urbe del Altiplano Central, confirmando que fue ocupado hace mil 600 años por una elite vinculada con la producción lapidaria.

Así lo dio a conocer la directora de esta iniciativa, Julie Gazzola, en el Simposio Proyecto Teotihuacán, 60 años (1962-2022), organizado recientemente por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y en el cual se destacaron los aportes del Proyecto La Ventilla que, con 30 años a cuestas, representa el de mayor duración en la historia de las exploraciones en esta zona arqueológica.

 

Foto: Mauricio Marat/INAH

 

En 2021, la investigadora del INAH, cuyo proyecto se había enfocado principalmente en el complejo de La Ciudadela, planteó una colaboración con el proyecto La Ventilla, para conocer el estatus, determinar la actividad principal de sus ocupantes y corroborar si mantenían alguna relación con la producción y distribución de los bienes lapidarios.

Fue así que se llevaron a cabo excavaciones en el Conjunto 3B, explorando tres unidades arquitectónicas que cuentan con templos y espacios porticados con excelentes acabados y pintura mural, dispuestos en torno a una plaza con altar.

 

 

“Es posible suponer que cada unidad cuenta con áreas para la práctica de actividades rituales y, al menos, una que tiene tres templos habría sido ocupada por los individuos de mayor estatus social dentro del conjunto”, señaló Gazzola en su exposición, la cual puede consultarse en la reciente publicación Memorias del proyecto La Ventilla, en dos volúmenes.

Sobre el piso de una de las unidades arquitectónicas se recuperaron dos esculturas de piedra verde, asociadas con algún tipo de trabajo lapidario. A su vez, los rellenos excavados en uno de los templos arrojaron gran cantidad de materias primas, desechos, pequeños objetos y herramientas de concha, obsidiana, pizarra, piedra verde y hueso, que lo vinculan con las actividades desarrolladas en el conjunto antes mencionado.

 

 

La investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH abundó que en la unidad con tres templos se localizaron varias ofrendas, conformadas por incensarios tipo teatro pintados con cinabrio, entierros infantiles asociados al altar y otro de un adulto femenino que habría sido cremado y acompañado con más de 900 objetos, entre ellos, 792 miniaturas de arcilla, 43 figuras hechas con tizate (tierra blanca) y 95 vasos miniatura.

La presencia de varios entierros de individuos de diferente sexo y edad, algunos cubiertos con cinabrio, un mineral usado para denotar el alto estatus de ciertas personas, así como de grandes recipientes empleados para el almacenamiento.