La curiosa historia de por qué Diego Rivera no concretó el mural de Ciudad Universitaria

Fotos: dgcs.unam

Diego Rivera no pudo terminar el gran mural del estadio de Ciudad Universitaria y quizá esta es la curiosa razón.

 

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La pieza qué, según el mismo Diego Rivera, fue la realización más importante de su vida se llama “La Universidad, la Familia y el Deporte en México”, y se encuentra en Ciudad Universitaria. Es una obra que sumó el trabajo de 70 obreros, albañiles y canteros, así como de 12 pintores y arquitectos.

Esta obra se encuentra en el Estado Olímpico de CU y en ella está plasmada una de las máximas insignias universitarias: el águila y el cóndor, cuyas alas protegen a un grupo de atletas y deportistas. Al centro, una niña tiene una paloma entre sus brazos; en la parte baja surge la serpiente emplumada, símbolo terrenal del México antiguo.

 

 

Rivera también dejó obras en el palco del rector en el Estadio Olímpico Universitario el símbolo de la fundación México Tenochtitlán y una gran historia sobre por qué no creó más cosas en Ciudad Universitaria.

A finales de 1955, mientras estaba en un hospital de la Unión Soviética, donde era sometido a un tratamiento nuevo contra el cáncer de próstata que padecía, Diego Rivera comenzó a hacer –a pedido de Carlos Lazo, quien había sido gerente general de obras de Ciudad Universitaria y ahora fungía como secretario de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines– los bocetos del mural La ciencia química presente en las principales actividades productoras útiles a la sociedad humana.

 

 

Este mural se encontraría en los muros cabeceros del Edificio A de la entonces Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la UNAM. De hecho, Rivera hizo los bocetos para en lápiz sobre papel, mismos que se encuentran en el Art Museum Fort Lauderdale. A partir de los bocetos se sabe que el nuevo mural tendría un carácter escultórico; pero nada de lo que dibujó se hizo en los muros de CU.

Se dice que esto no llevó a cabo por varias razones:

  • Diego Rivera ya estaba muy enfermo y no tuvo las fuerzas necesarias para seguir trabajando;
  • Debido al carácter monumental de la obra, la cual implicaba un enorme esfuerzo técnico para crear relieves sobre concreto;
  • luego de que Carlos Lazo murió en un avionazo el 5 de noviembre de 1955, se pospuso una y otra vez a realización del mural, hasta que finalmente se canceló;
  • se cree que Enrique Yáñez, uno de los arquitectos que diseñó la Facultad de Química, rechazó el mural –aunque parece poco probable;
  • Se dijo que esos bocetos eran parte de un proyecto preliminar que Rivera pudo haber desarrollado pero que las condiciones y las circunstancias no lo permitieron.

 

 

Los estudiosos incluso, han creado más hipótesis para explicar por qué este boceto no se creó… si incluso en una de las escenas se aprecia a Frida Kahlo recibiendo una paleta de colores de un hombre, en alusión a la química de los pigmentos para los artistas plásticos. Pero hay otra explicación, mucho más curiosa.

Se dice que el hecho ocurrió cuando el artista realizaba el mural del Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, en 1952. Permanece aún el enigma de si el incidente entre el muralista y el presidente influyó o fue la causa de que la obra no se concluyera, con el argumento oficial de falta de presupuesto.

 

 

Es una historia que contaron en 2015 quienes hace 70 años eran dos jóvenes obreros de la plástica, Rina Lazo y Arturo García Bustos, ayudantes de Rivera en la obra, y más tarde ellos mismos miembros del movimiento de la Escuela Mexicana, que acaba de cumplir 100 años.

En 1952, a un par de semanas de la inauguración de las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, Diego Rivera estaba orgulloso y optimista. Decía que la “escultopintura” La Universidad…. significaba un modelo de “arte público social” que indudablemente representaría la realización más importante de su vida como “obrero plástico”.

 

 

De entre los 80 trabajadores que se encontraban haciendo el mural de 18 mil metros cuadrados, del cual Rivera sólo realizó una parte, se encontraban Rina Lazo y Arturo García Bustos, jóvenes alumnos en la escuela de La Esmeralda del mismo Rivera y Frida Kahlo; que presenciaron un incidente que pareciera haber influido en que el mural quedara inconcluso, con el argumento oficial de la falta de presupuesto.

Así lo contaron en una plática efectuada en 2015: “El maestro estaba abajo dirigiéndonos cuando se le acercó el yucateco Marco Antonio Borreguí, uno de sus más jóvenes ayudantes, para avisarle que había llegado el presidente Miguel Alemán a visitar la construcción de Ciudad Universitaria a unos días de su apertura.

 

José Luis Camacho

 

Nervioso, emocionado, jadeante por la carrera que pegó, Marco Antonio le dijo a Rivera: ‘Maestro, maestro, está por llegar acá el presidente’. Sin preámbulo, Rivera le respondió: ‘Que chingue a su madre el presidente, yo estoy trabajando’”. Cuando lanzó esta expresión, el pintor olvidó que traía el megáfono en la boca. La mentada se escuchó en todo el espacio donde se realizaba la obra, y llegó a los oídos del presidente Alemán. El presidente hizo como que no escuchó la mentada. Llegó y habló con el maestro Rivera, lo saludó brevemente como si nada”.

Nunca se sabrá si la expresión pudo haber influido en que la obra no se consumara en su totalidad y se arguyera un tema del presupuesto con el cercano cambio de gobierno.

DGCS UNAM