“El que tiene más saliva que traga más pinole.”
. . .
Es posible que hallas escuchado ese refrán, que hace alusión a la persona que
utiliza el habla para impresionar a las personas, y por lo tanto que tiene mayores posibilidades para llevar a bien una actividad. También es probable que hayas escuchado esta otra frase: “
No se puede chiflar y comer pinole”; es decir, que no puedes realizar dos actividades incompatibles al mismo tiempo.

Aunque el pinole, este
inserto en nuestro léxico popular, es una preparación prehispánica que proviene de la palabra náhuatl
pinolli, que significa
harina de maíz; y es un
polvo fino de maíz tostado que se comía desde la época prehispánica y que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Con la
conquista en el siglo XVI, los españoles usaron el azúcar de caña de las Antillas para endulzar el pinole, que aunque lo consideraron una bebida poco apetecible,
terminaron por darle la forma tradicional que se conoce en la actualidad.

Aunque el
pinole representa un alimento básico e indispensable para los infantes en algunos grupos indígenas, en muchos lugares se sigue preparando con
ingredientes adicionales para enriquecer su sabor. Esta harina puede endulzarse con
piloncillo y canela, como se prepara en muchos lugares alrededor del país. En Colima se consume como una
golosina con anís, y los
mayas de Yucatán lo preparan
con cacao, pimienta gorda y otras especias, que le dan color con la semilla del achiote.
El pinole también sirve para la
preparación de postres, o bien para consumirse con queso. Como en nuestro país hay una gran variedad de
expresiones culinarias, también hay una gran variedad de
usos para el pinole. Se puede mezclar con
canela, chocolate, azúcar o piloncillo, que adicionado con agua, jugo o leche, se consigue hacer una
bebida deliciosa y energizante con menor cantidad de azúcares que las bebidas deportivas.

El
90% de la población raramuri, una comunidad indígena del norte de México, cuyo endónimo significa “el de los pies ligeros” o “corredores a pie”,
suele correr y dar largas caminatas llevando consigo
pinole con sal o carne seca, para mitigar el hambre y darse energías.
El pinole que atraviesa un proceso de fermentación
produce una bebida llamada tejuino, una cerveza de bajo grado alcohólico que se bebe con limón, sal y chile piquín.

Con la finalidad de obtener un pinole de alta calidad en proteínas, hoy en día se preparan combinaciones de
maíz y leguminosas que brindan una enorme cantidad de proteína a muy bajo costo. Puede haber
pinole de chía, de
amaranto, de frijol e incluso de
nopal. Basta con tener un metate, los ingredientes necesarios y moler, moler y moler hasta conseguir la base para preparar un
atole nutritivo, galletas y dulces.