Foto destacada: Memoria del mundo
La “Colección Antigua” y al “Archivo de la Palabra” forman parte de la Memoria del Mundo de México.
El reconocimiento Memoria del Mundo ayuda a preservar y proteger el patrimonio documental, haciéndolo accesible a todos de manera permanente. Su misión es facilitar la preservación del patrimonio documental mundial mediante las técnicas más adecuadas.
La “Colección Antigua” y al “Archivo de la Palabra concedió este reconocimiento a diversos manuscritos del siglo XVI, decretos del Segundo Imperio Mexicano, pasando por las voces de veteranos zapatistas y refugiados españoles de mediados del siglo XX.
Estos y muchos documentos más, son solo algunos de los tesoros que resguarda la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), los cuales hoy, junto con otros 12 acervos documentales, fueron oficialmente reconocidos como “Memoria del Mundo” de México, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Esta distinción fue conferida por el Comité Mexicano de Memoria del Mundo (CMMM), debido a la importancia de su contenido, adecuada preservación, gestión, consulta y difusión.
Asimismo, el Registro Nacional Memoria del Mundo se enriquece con la incorporación de 14 registros entre los que figuran colecciones fotográficas, registros audiovisuales, registros sonoros, expedientes judiciales, archivos eclesiásticos, manuscritos antiguos, partituras manuscritas, impresos, y otros fondos de valor universal excepcional.
Además, el Comité Mexicano Memoria del Mundo (CMMM) incorporó acervos y colecciones en custodia de instituciones de Guadalajara, Estado de México, Guanajuato, Aguascalientes, Nuevo León, Morelos y Ciudad de México, así como de instituciones nacionales como el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), el Instiuto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), El Colegio Nacional y particulares. Con la participación de diversos especialistas el Comité Mexicano Memoria del Mundo, realizó la dictaminación de 19 expedientes recibidos a partir de la Convocatoria 2022.
Entre los acervos fotográficos seleccionados destacan el de Walter Reuter, conformado por 97 mil imágenes y 52 libros; los Archivos Compartidos Tres Ríos (1970-2022) que reúnen más de un millón de fotografías documentadas de tres autores, y los registros sonoros de los programas de radio creados y conducidos por el erudito mexicano Ernesto de la Peña (1992-2012), grabados para el IMER.
Adalberto Ríos, creador de Archivos Compartidos Tres Ríos, una colección fotográfica que alberga más de un millón de imágenes. Igualmente, el acervo audiovisual de El Colegio Nacional, que comprende cinco mil materiales iconográficos, 52 mil fotografías, 25 mil negativos, 10 mil videos y mil audios y el Archivo de la palabra del INAH (1910-1960), con grabaciones sonoras de entrevistas a testigos de acontecimientos históricos, sociales, políticos y culturales del México revolucionario, moderno y contemporáneo, especialmente la Revolución mexicana.
Fueron reconocidos también dos archivos judiciales (en custodia del Poder Judicial del Estado de México) del Juicio sucesorio testamentario (en castellano y náhuatl) promovido por el indio Jusepe de Santiago; al igual que la acusación a Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, por el delito de imprenta. Este último es uno de los primeros documentos conocidos que dan testimonio sobre la libertad de prensa en México.
Del Poder Judicial de Nuevo León, el documento “Ejercer la medicina sin título: el caso del Niño Fidencio (1929)”. Se trata de la denuncia del Consejo de Salubridad de la entidad contra Fidencio Constantino por medicar a las personas sin poseer un título profesional en medicina, una historia peculiar, una leyenda popular de esa región. Se incluyen también la colección del Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca (Guadalajara, Jalisco), acervo de interés histórico que corresponde principalmente al periodo de la Revolución y Pos Revolución mexicana (1910-1945) así como diversos manuscritos del s. XVIII.
También se integraron libros sacramentales y documentos disciplinares de los conventos-parroquias franciscanas de Tezcoco, Chiautla, Coatlinchan y Huexotla, y los conventos-parroquias dominicas de Chimalhuacan y Tepetlaoztoc (1585-1930). Además, “Manuscritos y ediciones raras y curiosas” que pertenecieron al Museo Nacional, y que consta de 900 volúmenes con documentos de los siglos XVI hasta las primeras décadas del XX.
Además de un archivo de Manuel M. Ponce integrado por documentos personales, programas de mano, álbumes fotográficos, carteles, diplomas, libros valiosos, así como una amplia colección de partituras inéditas de la compositora María del Refugio “Cuquita” Ponce. Éste es un valioso patrimonio documental de relevancia internacional, disperso en instituciones de la Ciudad de México, Aguascalientes, Zacatecas y Jerez.
Con la incorporación de estos acervos, el Registro Nacional Memoria del Mundo suma ya 88 registros y distingue los esfuerzos de preservación del patrimonio documental en México al reconocer fondos y colecciones resguardadas por instituciones de distintas latitudes del país.